Seguramente de un tiempo a esta parte habéis asistido a una serie de divertidos anuncios de televisión en la que un graciosete "Dios" (John Malkovich) le "sisa" la cafetera y las cápsulas correspondientes a un atribulado George Clooney.
¿Por qué invierte tanto dinero una compañía en anunciar una cafetera?
Antes de contestar a esta pregunta, una serie de datos:
400.000 millones de tazas de café son consumidas al año en el mundo.
Ha dejado de ser una bebida de adultos o trabajadores, tomarlo es "cool", da prestigio, es la bebida de moda entre muchos jóvenes.
Países acostumbrados a tomar té, tales como Rusia, Ucrania o Eslovenia,se han pasado al café.
Es el segundo producto más comercializado del mundo tras el petróleo.
Tan solo 4 o 5 multinacionales son las que dominan este mercado, a saber: Kraft, Lavazza, Sara Lee , United Coffee o Nestlé.
¿Dominan entonces las multinacionales todo el mercado? Pues todavía no, gracias a los intentos de los pequeños caficultores campesinos por abrir mercados alternativos, tales como el del comercio justo.
El Café de Comercio Justo proviene de organizaciones de pequeños productores y productoras, generalmente cooperativas, a las que se paga un precio justo por su excelente café. El precio que paga el Comercio Justo a las cooperativas caficultoras ha de permitir a las familias campesinas cubrir los costes de su producción de café y salir de la miseria. En situación de pobreza digna, las familias campesinas organizadas en cooperativas tendrán más posibilidades de desarrollarse en su comunidad sin tener que emigrar.
Los pequeños productores de café están en proceso de construcción de estructuras organizativas, productivas y comerciales capaces de influir positivamente en las condiciones de vida de sus comunidades y hacerse un espacio en las redes internacionales de distribución de café. El Comercio justo apoya estos procesos y apuesta por el empoderamiento de los campesinos y campesinas desfavorecidos para que puedan ser dueños y dueñas de su propio destino.
Actualmente hay más de 500.000 caficultores de 22 países de África, Asia y América Latina agrupados en organizaciones que comercializan parte de su producción bajo los criterios de Comercio Justo.
Y he aquí donde entran nuestras entrañables, asépticas, coloridas y aromatizadas cápsulas de café, no son ni más ni menos que un antepenúltimo intento por monopolizar aún más si cabe el comercio del café, ya que, claro, tan solo las grandes compañías, aliadas con los fabricantes de cafeteras,son las que tienen las patentes de dichas cápsulas.
Observar que he dicho antepenúltimo intento, porque con el penúltimo me crucé el otro día, mientras perfilaba este artículo, y es que ahora también existirá café encapsulado de marca blanca para competir con Clooney y Malcovich, distribuido en España por Mercadona a través de United Coffee, ya sabéis, distinto collar para el mismo galgo...
¡Y con el último me he encontrado ayer mismo!
Se trata de una cápsula, inventada por Marcilla, para que la metamos en nuestra cafetera italiana de toda la vida y así, según ellos, "disfrutemos de todo su aroma", el colmo, oiga.
Por eso os recomiendo consumir café de comercio justo o, en su defecto, y ya que tenemos que tirar de una multinacional, al menos que lo tuesten lo más cerca posible de nuestro terruño, como Portugal o el mismo Badajoz:
http://www.cafesangay.com/
¿Por qué invierte tanto dinero una compañía en anunciar una cafetera?
Antes de contestar a esta pregunta, una serie de datos:
400.000 millones de tazas de café son consumidas al año en el mundo.
Ha dejado de ser una bebida de adultos o trabajadores, tomarlo es "cool", da prestigio, es la bebida de moda entre muchos jóvenes.
Países acostumbrados a tomar té, tales como Rusia, Ucrania o Eslovenia,se han pasado al café.
Es el segundo producto más comercializado del mundo tras el petróleo.
Tan solo 4 o 5 multinacionales son las que dominan este mercado, a saber: Kraft, Lavazza, Sara Lee , United Coffee o Nestlé.
¿Dominan entonces las multinacionales todo el mercado? Pues todavía no, gracias a los intentos de los pequeños caficultores campesinos por abrir mercados alternativos, tales como el del comercio justo.
El Café de Comercio Justo proviene de organizaciones de pequeños productores y productoras, generalmente cooperativas, a las que se paga un precio justo por su excelente café. El precio que paga el Comercio Justo a las cooperativas caficultoras ha de permitir a las familias campesinas cubrir los costes de su producción de café y salir de la miseria. En situación de pobreza digna, las familias campesinas organizadas en cooperativas tendrán más posibilidades de desarrollarse en su comunidad sin tener que emigrar.
Los pequeños productores de café están en proceso de construcción de estructuras organizativas, productivas y comerciales capaces de influir positivamente en las condiciones de vida de sus comunidades y hacerse un espacio en las redes internacionales de distribución de café. El Comercio justo apoya estos procesos y apuesta por el empoderamiento de los campesinos y campesinas desfavorecidos para que puedan ser dueños y dueñas de su propio destino.
Actualmente hay más de 500.000 caficultores de 22 países de África, Asia y América Latina agrupados en organizaciones que comercializan parte de su producción bajo los criterios de Comercio Justo.
Y he aquí donde entran nuestras entrañables, asépticas, coloridas y aromatizadas cápsulas de café, no son ni más ni menos que un antepenúltimo intento por monopolizar aún más si cabe el comercio del café, ya que, claro, tan solo las grandes compañías, aliadas con los fabricantes de cafeteras,son las que tienen las patentes de dichas cápsulas.
Observar que he dicho antepenúltimo intento, porque con el penúltimo me crucé el otro día, mientras perfilaba este artículo, y es que ahora también existirá café encapsulado de marca blanca para competir con Clooney y Malcovich, distribuido en España por Mercadona a través de United Coffee, ya sabéis, distinto collar para el mismo galgo...
¡Y con el último me he encontrado ayer mismo!
Se trata de una cápsula, inventada por Marcilla, para que la metamos en nuestra cafetera italiana de toda la vida y así, según ellos, "disfrutemos de todo su aroma", el colmo, oiga.
Por eso os recomiendo consumir café de comercio justo o, en su defecto, y ya que tenemos que tirar de una multinacional, al menos que lo tuesten lo más cerca posible de nuestro terruño, como Portugal o el mismo Badajoz:
http://www.cafesangay.com/
Con respecto a la cabecera del blog, decir que estoy indignadísimo: a alguno deberían quitarle privilegios.
ResponderEliminar¡Ha puesto PODEDUMBRE sin M!
Krugius.
Coito ergo ummmmm!
La ambición de las multinacionales no tiene límites. Hay por ahí un documental en tres partes que analiza el comportamiento de estas desde una perspectiva psicológica, como si fueran individuos de carne y hueso. La conclusión es devastadora: cumplen punto por punto con el perfil más agresivo de la psicopatía. Y no olvidemos que las multinacionales son quienes están educando de verdad a las nuevas -también a alguna de las viejas- generaciones.
ResponderEliminarAh, mira, que bien, he encontrado el documental:
http://kayucolectivo.obolog.com/the-corporation-corporacion-documental-video-123289
Aquí todo el mundo puede cambiar el subtítulo, pues me toca!jjajajajajja luego os dejo matarme
ResponderEliminarCuquibeso para Ana y su valentía, mientras escucho un cuquiCD de cuquiFreeJazz que está hasta arriba o más.
ResponderEliminarFeliz 11 de febrero.
Pachi
p.d. muy buena la entrada Davidchip. Otra cuestión a analizar es a cuánto sale el kilo de café con esas cápsulas que nos intentan vender ahora mismo como lo más de lo más de lo mejor de lo más cuqui (lo siento, no lo he podido evitar).
Y que sepan ustedes que acabo de crear http://cuqui-blog.blogspot.com/. Que quede constancia.
ResponderEliminarMuy buena la cita de Otto, Ana.
ResponderEliminarCurriculum vitae.
El del currículo soy yo, Krugius.
ResponderEliminarFactotum consumatum.
¡Gracias! Pues verás, sale muchísimo más caro que cualquier otro café, tanto de precio justo como del normal. Lo que realmente vende esta gente es el elitismo, el no mancharse las manos, ni en casa ni en la oficina.(Me temo que esto último, viendo cómo es el personal de guarro, será su punta de lanza). En fin, cuando veas a Paco, le pides un poco de café de por aquí,jejeje.
ResponderEliminarLo primero es que creo que las cuquiconversaciones deberían hacerse en la entrada del maromo, es la mejor forma para conseguir que mi maromo esté de los primeros en la lista. Lo segundo, cuquipachi, evidentemente me he hecho seguidora tuya, asi que cuando quieras que te ayude a cuquidecorarlo me lo comentas y yo cuquiencantada!!!
ResponderEliminarY David, toda la razón, aunque unos guantes también evitan mancharte y son más baratitos ¿no?
Vaya, qué hallazgo lo del "coito ergo ummm"; lo utilizaré, lo utilizaré, jua, jua, jua... Y esta entrada, ¿de qué iba? ... Ah, sí, una cucada.
ResponderEliminarYo sólo diré una cosa, que (modestia muy aparte) yo con mi cafetera de toda la vida, hago un café muy superior a la del 99% de las cafeterías de este pueblo, que se gastan una pasta en comprar el "mejor" café del mercado y una cafetera que vale unos 2000€, pero que no tienen ni puta idea de como hacerlo. Eso sí, te echan espuma, que ni en la bañera me sale a mi tanta, y que solo vale para disimular que lo que te han echado está todo aguado.
ResponderEliminarSon cuquilamentables, he dicho.
PD: Me avalan 8 años de experiencia detrás de las barras...
Nada, Alfredete. Ponlo en la fachada. Lo del coito, digo.
ResponderEliminarIn secula seculorum.
Tienes toda la razón del mundo, Paco. De nada sirve un café caro y una cafetera cojonuda si el tipo de turno no sabe limpiar bien el cazo de los residuos del café anterior, ni sabe llenarlo bien, y para colmo,no retira la taza de la cafetera a tiempo, y el "aguachirri" que echa al final del proceso se lo lleva tu taza. En fin, ya sabes que a mí también me avala algo de experiencia "barítima".
ResponderEliminarTenéis razón, siempre ha existido café buenísimo aunque no hubiera cafeteras para torpes.
ResponderEliminar