El contador regresivo marca ahora mismo menos de 13 horas para que todo haya terminado. O parafraseando al pequeño Jimmy, This is the End, my friends. Esto es el final, para los que andáis un poco pez con los idiomas. Incluso, por aquello del neutro, asexuado, casto y puro the inglés, esta es la Final, mis amigos:
Pues sí, en versión Apocalypse Now, porque lo que se nos avecina esta tardenoche no es un partido de futbol, es la guerra. Tanto que yo ando desde el miércoles, desde que marcó Puyol, con los nervios deshechos, pura neurosis. Por eso me estoy planteado seriamente la posibilidad de no ver el partido de hoy, de coger, y antes de que empiece, ponerme música clásica, algo relajante que me sirva para aislarme de la batalla.
No lo sé. Es algo que todavía me estoy planteando. Porque me conozco y sé que si opto por verlo el sufrimiento va a ser el horror; pero después de todo, el horror tiene cara y tienes que familiarizarte con él, tiene que ser tu amigo:
Porque además supongo que si tengo la fuerza y la voluntad de hacerlo, si aprendo a utilizar mis instintos primordiales sin sentimientos ni pasión, sin ningún juicio, que en el fondo es el juicio, y no Holanda, el que nos puede derrotar, entonces podría acabar impregnado con la fragancia de aquello que huele como nada más en la Copa del Mundo: LA VICTORIA.
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