martes, 10 de agosto de 2010

¡Tire su televisor! Vea lo que le damos a cambio


Hago mi primera entrada en este Blog, con un antiguo artículo del filósofo Agustín García Calvo de su serie NOES, publicado en El País allá por los años 90. Pero que debido a su temática AÚN dispone de vigencia (con permiso de internet, que poco a poco está eclipsando a la televisión).



"Coja su televisor y al contenedor con él. Y el mundo es suyo. Atrévase a imaginarlo un poco: un mundo en que queden largas horas abiertas para que haya que inventar juegos de disfraces, o corros de adivinanzas, o concursos de a ver quién cuenta la mentira más gorda, o infinidad.

Es tan fácil... No tiene usted que hacer trámite ninguno, rellenar ningún impreso, hacer ninguna cola: basta con que esta noche mismo, en un momento que lo esté usted viendo por milésima vez poner la misma cara para decir la misma cosa, lo agarre usted, arranque limpiamente los cables, lo baje a la calle, y lo deposite suavemente en el contenedor de la basura, y ¡ya está!: ¡el mundo es suyo! Mejor sería si arrancara usted de paso la antena (cuanto más parabólica, más gusto) y la depositara en el mismo sitio; pero, si acaso tiene usted vecinos que puedan armar jaleo (ya que la libertad de cada uno termina donde empieza la del prójimo -ya sabe), no se meta usted en líos; no vale la pena: usted a lo suyo: coja su aparato, que puede usted hacer con él lo que le dé la gana, que para eso se lo ha comprado, y al contenedor con él, y ¡adiós, chato!, que te disfruten las mondas de patata y las cáscaras de langosta. ¡Y el mundo es suyo!: ¡un mundo nuevo! Atrévase a imaginarlo un poco. Descubrirá usted el placer de comer sobre una mesa, enterándose de las delicias que le ha guisado con amor individido su parienta, y si alguien tiene que darle algún recado, se lo dará mirándole a la cara, con sonrisa o con mohín, según el caso, sin que tenga usted que decodificarlo por entre restalletes de pistola, histerias de malvioladas, discursos de Presidentes. ¿Se imagina? ¿No se le hace la boca agua? Será un mundo en que, si acaso llega una tarde su prima segunda de usted y se pone a tono, y entre dímes y dirétes van a parar ambos al diván o a la alfombra, todo lo que pase pasará entre ustedes dos, no bajo el ceño severo o las señales intermitentes del Juicio del Señor ni ante los ojos de mirón del Popeye de Faulkner, que tanto la distraían a su prima. El silencio. Será un mundo en que, al abrir la puerta de su casa, le vendrán al encuentro acaso gritos de niños jugando al escondite, o tal vez la voz de doña Adelaida cantando la del Manojo de Rosas, para que le haga usted el dúo, o mejor todavía, el silencio: un silencio que hasta se oigan zumbar las cuatro moscas que se hayan salvado del último espráy mortífero: ¿no se muere usted de gozo de solo imaginarlo?
¡Un mundo en que queden largas, largas horas abiertas para que haya que inventar juegos de disfraces, o corros de adivinanzas, o concursos de a ver quién cuenta la mentira más gorda, o infinidad!
¡Un mundo donde, al fin, podrá usted enterarse de vez en cuando, cada mes o así, de si ha pasado algo en el mundo, porque no tendrá usted las orejas ataponadas de noticias producidas a la fuerza para llenar el rato! Imaginación.

Hasta tendrá algún día que ir a visitar a algún amigo abandonado, o irse a ver alguna película que tenga usted que averiguar si tiene ganas de ir a verla, o hasta releerse aquel libro que tanto la estremeció cuando era usted soltera, pero que ahora seguro que le iba a sacar más zumo y con mas serenidad. ¡La de imaginación que va usted a echar en cuanto la liberen de imágenes un poco! En fin, ¡la tira!, ¡la repanocha!, ¡la vida!, ¡la riqueza!
¡Y todo por el simple gesto de tirar su televisor a la basura!
¡Ánimo, amigo, amiga! ¡No pierda un solo día más!
Más barato no se le puede vender un mundo nuevo."

5 comentarios:

  1. Pero, pero... ¡¡¡este hombre es un subversivo, un libertino, un sedicioso, un vicioso, un conspirador y un rojillo!!! Qué escandalo, cuánta falta de vergüenza, cargar contra la televisión, que nos ha dado tantas cosas y nos ha hecho tan felices y tan estúpidos...

    Por cierto, bienvenido, amigo anónimo -conocido de todos- a esta tu casa. Puedes ponerte comodo si quieres, tomarte una birra a nuestra salud, dejar los slip tirados en el baño y manchar -o limpiar- todo lo que desees.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola anónimo conocido-por-todos-menos-por-mí; hola, pues; hola-hola. Puedo certificar todo lo que dice Agustín -hay confi- sobre la tele -hay confi-. Llevo unos tres meses sin televisión y ahora soy un tipo feliz, jovial, despreocupado, que se ufana y afana en ver lo bonito en las tostadas quemadas. Antes también era un tipo feliz, jovial, despreocupado, que se ufanaba y afanaba en ver lo bonito en las tostadas quemadas; pero ¡EY!, ¡Con una gran diferencia muy relevante y significativa! ¡Ahora no tengo tele! Y eso lo cambia todo...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Yo, como Raiman, prefiero la lavadora. Le da mil vueltas, literalmente, a la tostadora. Con diferencia mi electrodomestico favorito.

    Te daré un pista sobre nuestro amigo anónimo -conocido por todos y de todos: es otro Macias y no es Joaquín, ni es Paco, ni es Ana. ¿Quién será? Las tostadas te lo dirán.

    ResponderEliminar
  4. Pues no sé quién podrá ser; ignoraba que Antonio tuviera hermanos. No tengo tostadora. Tenía una, pero leí un artículo de Agustín García Calvo contra las tostadoras y ya no tengo. Las consecuencias fueron las mismas que cuando me deshice de la tele. Sí, Alan Moore, sí, aunque no te lo creas, sí: se puede tostar el pan sin tostadora y a pesar de ello que se sigan quemando las tostadas. Tampoco tengo lavadora...; y lo mismo. No quiero decir que tueste la ropa y se me queme; es broma, ya sé que me lo has pillado... Tú deberías leer más a Agustín, verás qué bien...

    ResponderEliminar
  5. Pues creo que tiene otro artículo más pregonando lo mismo sobre los lectores digitales. Ya ves, con todo lo que nos ha dado la lectura, y lo felices y estupidos que nos ha hecho.

    Y sí, te había pillado; por tu indumentaria, siempre he pensado que lavas y planchas a mano. O a la piedra.

    Y no, no leo a Agustín, por flojo. Ya sólo leo a autores arios, a plumas y plumillas dignos de la estirpe de la bestía rubia. Mucho judeocristiano es lo que hay suelto por ahí...

    ResponderEliminar

Como no me copies te pego

Reservado todos los derechos a los lectores, que podrán copiar, manipular, alterar y hasta leer todos los textos de este blog. Eso sí, se agradecería que mencionaran de dónde diablos han sacado el juguetito.