No escribiré, de momento, sobre los verbos tullir, bullir y mullir ni haré una compleja argumentación de porqué nunca escribiré en el blog, lo cual podría extenderse a lo largo de varias entradas. En vez de eso voy a hacer un "copia y pega" (copy and paste, me dijo una vez un amigo dejándome descolocado) sobre los nuevos conceptos y tendencias de la cocina francesa, no tan nuevas porque según creo el artículo es del 2006, que tanto han inspirado a Ferrán Adriá. Además, puede que el artículo dé una idea de la razón por la cual este hombre insiste tanto en oler los platos...
Comer mierda es el nuevo boom
¿Es importante saber que ha comido nuestro chef la noche anterior a nuestra comida?
Hasta hace poco tiempo eso no era importante.
Sin embargo, en algunos exclusivos restaurantes de Marsella, quizá sea un dato fundamental, puesto que determinará el sabor de nuestro plato.Por más repugnante que pueda parecernos, comer mierda es el nuevo boom de la comida francesa.
Y sucede que los soretes, bien sazonados y con una exquisita presentación, pueden convertirse en un manjar, digno de chuparse los dedos.
O al menos esta es la propuesta de Francis Morlange, el creador de Delicieux Merde, una lujosa cadena de comidas eligida por los gourmets de todo el mundo.
El principal obstáculo a superar, en esta nueva cocina, es el prejuicio cultural."La coprofagía o ingesta de excrementos es una enfermedad tanto como lo es comer animales vivos", afirma Morlange, "Es la cocción de los alimentos lo que nos hace humanos y nos permite gozar de un buen plato.
Que los ingredientes vengan de un árbol, de un corral o de un culo no hace la diferencia.
Lo importante es que la comida esté hecha con amor".
Por otra parte Francis Morlange afirma que la mierda es fuente de alimento en muchos países del tercer mundo.
Incluso, en América Latina se la ve como una posible solución al problema del hambre y la desnutrición.
"Es común rechazar este alimento tan rico de calorías y proteínas, pero recordemos que determinados pueblos del lejano Oriente no dudan en comer insectos, cartones usados y automóviles pequeños.
El tema es que muchos no conocieron la guerra y el hambre es solo algo que ven en televisión".
Pareciera que cuando hay hambre no hay pan duro o estrenimiento que valga.
Francis Morlange nos invita a deleitarnos y saborear de la nueva gastronomía.
Afirma que muchos son los adeptos de esta nueva cocina.
Lo que no sabemos es si luego de comer, habrá que limpiarse con una servilleta o papel higiénico.
Bueno, hasta ahí el texto que quería compartir y que quizá alguno de vosotros ya conociera. No estoy seguro de la fuente original del texto porque lo he visto en muy diversos lugares, así que supondré que ha sido concevido sin pecado por internet.
Hasta otra.
Un artículo de muy buen gusto..., y lo que son las cosas modernas, por eso yo tengo una visión muy antigua de la cocina, el cine, la música, etc. En estos casos prefiero pisar sobre cimientos sólidos. Mea culpa, seguro que me pierdo texturas inolvidables. Qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarDios, debí ahogarlo en el río cuando tuve ocasión... Dos semanas instruyéndole concienzudamente en los misterios del maestro Adriá y ahora va y se nos descuelga con semejante deposición. A ver, sin entrar siquiera a valorar lo que se hace o se deja de hacer en la alta cocina, y menos aun en las vanguardias, yo lo único que digo es que si la mayoría de la gente escucha mierda, ve mierda y lee mierda; si el 90% de todo lo que se produce y prácticamente el 100% de lo que se consume lo es ¿por qué no habrían de comérsela también? Eso sí, al menos, si no queda más remedio que hacerlo, que tengan la deferencia de presentárnosla de tal manera que no la reconozca ni la madre que la ... (aquí dudo seriamente de cuál debería ser la actividad que complete con precisión la frase). Justamente como hace mi idolatrado Ferrán.
ResponderEliminarEn fin, para ilustrar mejor el tema me he permitido la licencia de colocar foto que sustancie, le de presteza y consistencia al asunto.
Estoy convencidísimo de que tu querido Ferrán Adriá no se come las "exquisiteces" que va creando en su cocina, tan llena de sabores, que uno no es capaz de adivinar cuales son.
ResponderEliminarEn fin Alan, mira tu correo, que creo haberte enviado algo que te interesa.
No sabía que todos habías estado en el bulli, debo ser el único que no he probado la comida de Adriá. Alguien de vosotros puede explicarme qué es la alta cocina y si solo Adria la practica o entra también arzak en esa categoría. Jesús, adelante con las entradas dedicadas a dar la lista de razones para no escribir en el blog, me sumo a completar esa nueva sección con varias entradas. El espíritu de Jesús lizano y bartleby sobrevuelan por este blog.
ResponderEliminarNo, JL, no hemos comido en elBulli, aunque para admirar sus propuestas -que no sus resultados- tan sólo hace falta documentarse un poquito. Y puedo certificar que tengo más de 20 horas de documentación al respecto. Aunque por otra parte -no dire cual- yo sí que he comido en el Altair de Mérida, que no es lo mismo, pero por el importe de la minuta debería tener cierta similitud. Y afirmo lo siguiente: más allá de originalidad de propuestas y presentaciones, los platos destacan por el gusto. Vamos, que mientras comes allí no piensas: coño, que concepto más original. No, piensas: coño, que bueno está esto, sea lo que dios quiera que sea.
ResponderEliminarY más noes, lo que sobrevuela por aquí es todo lo contrario al fantasma de Barleby. Barleby solía decir aquello de preferiría no hacerlo, pero aunque Melville nos quisiera convencer de lo contrario al final y por la cuenta que le traía acababa pasando por el aro. Aquí sin embargo ni se dice ni se hace. Eso sí, que siga constando que a mi plin. Haced lo que os dé la gana que yo haré lo que me salga de los sermones. Con tal de que no me tengáis en cuenta mis continuas omilias sobre aquellas seis jornadas de cretividad desbocada, tampoco soy peligroso. Qué tiempos aquellos tú, todo en seis días...