El tema del copyright o derechos de autor es algo que siempre ha suscitado polémica entre los miembros de este blog. Paso aquí a reproducir (qué ironía) un artículo de Marta Peirano, columnista de la revista Muy Interesante:
Tres siglos de Copyright
"La ley del copyright ha cumplido 300 años con tanta pena y tan poca gloria que todo el mundo se sorprende cuando descubre que no se firmó para que las editoriales y compañías de teatro de la época explotaran convenientemente las obras de sus protegidos, sino para todo lo contrario. El parlamento británico quería asegurarse de que la creciente industria editorial no pisoteara el incipiente amor por la lectura de los hijos de la Gran Bretaña. Eso, y para que los franceses pudieran degustar los dramas de Shakespeare y se retorcieran de envidia literaria.
Hasta entonces, los emprendedores avispados que habían invertido en una imprenta compraban las obras directamente del autor. Las explotaban a perpetuidad y en exclusiva, y mantenían un mercado de ejemplares local y lujoso, muy por encima de las posibilidades del 95% de la población. La ley de la reina Ana-Statute of Anne-fue aprobada en abril de 1710 con el subtítulo de "Acto para alentar el aprendizaje[...] y establecía un plazo de copyright de 14 años, renovable por un máximo de 28, si el autor seguía vivo. La responsabilidad del Parlamento era doblemente delicada: Debía fomentar el desarrollo de la industria editorial sin estrangular el desarrollo cultural.
Se permitía así que el empresario justificara la inversión en la nueva tecnología y ganase dinero con la explotación, pero sin monopolizar las obras. El autor recibía un dinero que le permitía vivir cómodamente generando valor cultura, pero sin retirarle a Marbella a disfrutar de las rentas. Y, una vez satisfecha la deuda con autor y editor, la obra quedaba a disposición de todos para ser imprimida, representada y traducida libremente, lo que garantizaba el acceso a una cultura elevada a través de ediciones baratas y la expansión del talento británico allende sus fronteras.
Se puede decir, en retrospectiva, que fue una jugada arriesgada pero feliz. Hizo de Inglaterra un lugar donde hay más librerías que bares y más bibliotecas que baños públicos. A la industria, sin embargo, le cortó las alas en un tiempo en el que producir libros era caro;pero es la naturaleza de la industria buscar maneras de enriquecerse más de lo que le corresponde y es responsabilidad del gobierno ajustar esas ambiciones para el mejor desarrollo de una economía variada y avanzada para la nación.
En ese sentido, las cosas han cambiado en los últimos 300 años; la industria sigue intentando hacer caja a costa ajena, pero el Gobierno ha olvidado para quién trabaja y porqué."
Hasta aquí la columna "Sala Bit" de este mes de la revista Muy Interesante, ahora , a nosotros, nos conviene plantearnos bastantes interrogantes:
-¿Cómo un gobierno democrático defiende menos que una monarquía autoritaria la difusión de la cultura?
-¿Serán factibles varios sistemas a la vez, a saber?
1.-Gratuidad total.
2.-Nada de Gratuidad.
3.-Nada de gratuidad, pero si pirateas miro para otro lado.
4.-Definición de un precio justo, pero, ¿Quién lo decide?
-¿Harían esto los ingleses así porque siempre han sido unos piratas?
-¿De verdad queremos que halla más librerías que bares?
Para mí la solución es clara: destruir todos los servidores de internet, incluso si es necesario acabar con todas las líneas telefónicas del planeta; hacer una quema pública de cds, dvds, bluerains y apararatos de reproducción; cerrar a cal y canto las bibliotecas y prohibir en las librerias que se ojeen los libros gratuítamente. El que quiera cultura, que la pague. O que se haga su propia cultura; que se escriba sus propios cuentos, se cante sus propias canciones, se grabe con el móvil sus propias películas y que en la noche, mientras descansa de tanto frenesí creador, que perjeñe su propia doctrina filosófica.
ResponderEliminarYo me sé de mas de uno que va a muchos bares, pero que si entra en una librería es por error: "¿y esto antes no era un bar?"
ResponderEliminarLo que yo no veo Davidchip es tu opinión en esta entrada, es cierto, es curiosa y te lo has currado desde el Muy Interesante hasta aquí, pero quillo, dinos tu parecer.