Inevitable el viaje, inevitable el regreso al subsconciente, a la pesadilla disfrazada de realidad.
Podría referirme al sobado término de Crisis que lo dice todo y que a la vez no dice nada, a las utopías añejas que sueñan con sueños fracasados, a políticas olvidadas en los baúles sinapticos de la memoria colectiva, a la efimera libertad que sentimos cuando una marca solapa nuestro nombre en unas zapatillas, a promesas incumplidas y castillos en el aire, podría ¡o no!.
Pero sólo es un fragmento de una película difícil de olvidar, díficil de digerir e imposible de catalogar. A mi me hipnotiza igual que me irrita, me apasiona igual que detesto, todo depende si es el yo, el ello o su puta madre el que esta viendo la película.
No he visto Cabeza Borradora, así que no puedo opinar al respecto. Pero algo he visto y algo sé del cine de Lynch y la verdad es que no me atrae demasiado. Eso sí, El hombre elefante me parece una aunténtica obra maestra, y Una historia verdadera tres cuartas partes de lo mismo. En cambio otras como Mullholand Drive me parecen más que dudosas. Mucho acertijo y mucha tontería supuestamente epatante, pero poco cine de verdad. Y me da a mí que Eraserhead cojea de la misma pierna. Aunque sí, sólo por las dos que he mencionado antes ya merecería el Lynch un hueco en la historia del séptimo arte.
ResponderEliminarUn saludo.