viernes, 22 de octubre de 2010

Will Eisner, escritor y dibujante

Tampoco es cuestión de destriparos aquí la vida, obra y milagros de Eisner, que de eso ya se encarga el documental brasileño que propongo a vuestra consideración. Tan sólo quisiera recalcar un par de apuntes que me parecen especialmente importantes para entender la talla creativa del maestro Will. Porque además de autor de ese prodigio de recursos, ensayos y probaturas narrativas que es The Spirit (para mí, y siendo muy conservador, una de las cinco obras más influyentes y decisivas en la historia del medio); además de principal valedor del concepto de la Novela Gráfica, tan de moda hoy en día, Eisner fue, sobre todo, un enamorado y un convencido de las posibilidades del cómic entendido como arte; del tebeo comprendido como vehículo de expresión tan apto como cualquier otro para explorar con éxito los sutiles recovecos y entresijos del drama humano. A ese convencimiento dedicó la integridad de su talento narrativo y su no menos incuestionable habilidad empresarial.

Hasta el final de su larga existencia Eisner trabajó con denuedo por franquearle al cómic de pretensiones adultas un camino que hasta entonces había permanecido prácticamente inédito, cultivando a través de sus novelas gráficas una vía que, como no podía ser de otra manera, se alejaba radicalmente de la comercialidad superheróica a la que había permanecido sometido el cómic norteamericano. Pero una vía que además tomaba distancia con lo que por entonces venía desarrollandose, de la mano de los Crumb, Shelton y compañía, en el ámbito de la cultura Underground. Mientras en aquellos el carácter adulto de sus tebeos se definía principalmente a través de su capacidad combativa y de oposición a las estructuras sociales e ideológicas dominantes, Eisner se propuso llevar al medio hacia la madurez sin más coartada que la de la calidad artística y literaria de las obras, añadiéndole de paso una amplitud de miras y enfoques que, hasta entonces, era prácticamente desconocida en el mundillo, y que desmostraba además que ningún aspecto de la realidad resulta ajeno a las inquietudes artísticas del noveno arte.


En sus novelas, Eisner habló con naturalidad de temas tan poco frecuentes en la narrativa gráfica como pudieran serlo la cuestión judía, la familia y el matrimonio, la industria del cómic o la dinámica y los flujos migratorios de los barrios… De esta manera consiguió colocar, con genuina inquietud artística y profunda sensibilidad humana, una piedra esencial en el camino hacia la liberación del cómic de su exclusiva y empobrecedora consideración de producto infantil y de consumo.

En tres partes:






5 comentarios:

  1. Después de la nueva normativa dictada desde las altas esferas de Letrinas, me limito a decir lo siguiente:¡huyhuyhuyhuy! ¡ayayayay! ¡uuuuhhhh! ¡aaaahhhhh! ¡jolín, jolín! Eso es todo de momento.

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  2. Mi gato dijo:...

    Y ya ves, con eso se forraron.

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  3. ¡Cáspita! ¡Recórcholis! Y asínnn sucesivamente.
    Krugius.

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  4. Adolfo, entre una cosa y otra hay niveles intermedios aonde Krugius también podría entenderte. No muchos y no mucho, pero algunos y algo sí. Ahora bien, por mí como si os comunicáis a pedradas. Vosotros sabréis.

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Como no me copies te pego

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