Sigo con esta serie de jugadores que tuvieron la desgracia de no poder disputar un Match por el título mundial, a veces por la salud, y en otras por que el campeón era muy temeroso y conservador, por lo que ponía condiciones muy duras para poner el título en juego.
Akiba Rubinstein fue uno de los mejores jugadores de principio del siglo XX, nació el 12 de Diciembre de 1882, en Stawiski (Polonia).
No aprendió a jugar hasta los 16 años, pero como tenía una gran memoria, se aprendió las partidas de sus dos jugadores preferidos: Adolf Andersen y Paul Morphy.
Para seguir su progresión mantuvo contacto con el gran jugador polaco Georg Salwe, que le daba una torre de ventaja al inicio de las partidas, pero poco tiempo después al disputar un match entre profesor y alumno, sorprendió que Rubinstein consiguiese empatarle a Salwe. En 1905 consiguie derrotar a Salwe en un nuevo encuentro, logro por el cual le fue concedido el título de Maestro. A partir de aquí y a pesar de su inexperiencia, comienza a cosechar grandes resultados en los torneos europeos. 1907 fue el año de su explosión, obteniendo la victoria en varios torneos, siendo 1912 el año de su consagración, alcanzando la plenitud de su juego al triunfar en los 5 torneos donde participó.
Sus resultados en aquellos años le hacían ser un candidato al título mundial, además su juego era exquisito, en ocasiones muy agresivo y por ello obtuvo varios premios de belleza a sus partidas.
Capablanca admiraba de él su precisión y ponía como ejemplo de obra maestra la partida entre Rubinstein y Schlechter.
Kasparov nos dice en su libro Mis Geniales Predecesores que su gran oportunidad para conseguir el derecho a obligarle a aceptar el match por el campeonato mundial, lo tenía en San Petersburgo en 1914, donde Akiba no pudo con la presión del torneo (un primer modelo de torneo de candidatos, ya que se pusieron de acuerdo las federaciones inglesa, alemana y rusa en que el que venciese se convertiría en el retador de Lasker), pero en el momento crucial del torneo, cuando se enfrentaban entre ellos en la 2ª vuelta, Lasker le derrotó y derrumbó moralmente a Rubinstein en el torneo. Luego tuvo mas opciones de retarle, pero las condiciones de dinero que le ponía al bueno de Akiba eran inalcanzables.
En el año 1922 vencio en el Torneo de Viena por delante de Alexander Alekhine, y en 1920 lideró el equipo polaco que consiguió la victoria en el Torneo de las Naciones (Olimpiada de ajedrez).
También hemos de decir que Rubinstein tuvo la mala suerte de coincidir su mejor momento de forma, entre las dos guerras mundiales celebradas en Europa. Eso consiguió desequilibrarle todos los nervios y ya en su última fase como ajedrecista, no conseguía concentrarse del todo, y se puede ver como en muchas partidas ganadas, perdía piezas de forma infantil.
Al final, acabó en un sanatorio, desde donde le acercaban a los torneos mas cercanos para que pudiera disputarlos, en cuanto acababa las partidas volvía al centro. En el año 1932 se retiró del ajedrez activo, aunque vivió hasta 1961. Podemos decir que la vida de Rubinstein giraba en torno al ajedrez, dedicaba 6 horas al día al estudio de la teoría y lo hacía durante 300 días al año y otros 60 días los dedicaba a jugar torneos y los últimos 5 eran utilizados para descansar. Por lo tanto, lo consideramos a un profesional del juego. No dejó libros escritos, pero sí una gran influencia en el juego, sobre todo en aperturas y tratamiento del medio-juego, pero donde demostraba su mayor maestría era jugando finales de torre.
Aquí os dejo dándole una lección al mismísimo Alekhine.
Akiba Rubinstein fue uno de los mejores jugadores de principio del siglo XX, nació el 12 de Diciembre de 1882, en Stawiski (Polonia).
No aprendió a jugar hasta los 16 años, pero como tenía una gran memoria, se aprendió las partidas de sus dos jugadores preferidos: Adolf Andersen y Paul Morphy.
Para seguir su progresión mantuvo contacto con el gran jugador polaco Georg Salwe, que le daba una torre de ventaja al inicio de las partidas, pero poco tiempo después al disputar un match entre profesor y alumno, sorprendió que Rubinstein consiguiese empatarle a Salwe. En 1905 consiguie derrotar a Salwe en un nuevo encuentro, logro por el cual le fue concedido el título de Maestro. A partir de aquí y a pesar de su inexperiencia, comienza a cosechar grandes resultados en los torneos europeos. 1907 fue el año de su explosión, obteniendo la victoria en varios torneos, siendo 1912 el año de su consagración, alcanzando la plenitud de su juego al triunfar en los 5 torneos donde participó.
Sus resultados en aquellos años le hacían ser un candidato al título mundial, además su juego era exquisito, en ocasiones muy agresivo y por ello obtuvo varios premios de belleza a sus partidas.
Capablanca admiraba de él su precisión y ponía como ejemplo de obra maestra la partida entre Rubinstein y Schlechter.
Kasparov nos dice en su libro Mis Geniales Predecesores que su gran oportunidad para conseguir el derecho a obligarle a aceptar el match por el campeonato mundial, lo tenía en San Petersburgo en 1914, donde Akiba no pudo con la presión del torneo (un primer modelo de torneo de candidatos, ya que se pusieron de acuerdo las federaciones inglesa, alemana y rusa en que el que venciese se convertiría en el retador de Lasker), pero en el momento crucial del torneo, cuando se enfrentaban entre ellos en la 2ª vuelta, Lasker le derrotó y derrumbó moralmente a Rubinstein en el torneo. Luego tuvo mas opciones de retarle, pero las condiciones de dinero que le ponía al bueno de Akiba eran inalcanzables.
En el año 1922 vencio en el Torneo de Viena por delante de Alexander Alekhine, y en 1920 lideró el equipo polaco que consiguió la victoria en el Torneo de las Naciones (Olimpiada de ajedrez).
También hemos de decir que Rubinstein tuvo la mala suerte de coincidir su mejor momento de forma, entre las dos guerras mundiales celebradas en Europa. Eso consiguió desequilibrarle todos los nervios y ya en su última fase como ajedrecista, no conseguía concentrarse del todo, y se puede ver como en muchas partidas ganadas, perdía piezas de forma infantil.
Al final, acabó en un sanatorio, desde donde le acercaban a los torneos mas cercanos para que pudiera disputarlos, en cuanto acababa las partidas volvía al centro. En el año 1932 se retiró del ajedrez activo, aunque vivió hasta 1961. Podemos decir que la vida de Rubinstein giraba en torno al ajedrez, dedicaba 6 horas al día al estudio de la teoría y lo hacía durante 300 días al año y otros 60 días los dedicaba a jugar torneos y los últimos 5 eran utilizados para descansar. Por lo tanto, lo consideramos a un profesional del juego. No dejó libros escritos, pero sí una gran influencia en el juego, sobre todo en aperturas y tratamiento del medio-juego, pero donde demostraba su mayor maestría era jugando finales de torre.
Aquí os dejo dándole una lección al mismísimo Alekhine.
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