sábado, 11 de septiembre de 2010

Inciso sobre la huelga

Tras expresar mi posición formal sobre la huelga del 29-S, quiero aclarar algo. Pienso que en las circunstancias actuales una huelga es claramente insuficiente. A nadie con un mínimo de espíritu crítico se le debe escapar que las estructuras globalizadoras en que estamos inmersos han definido un escenario que convierte en obsoletos tanto los problemas como las soluciones que se daban cuando el mundo laboral y comercial se limitaba al ámbito nacional de cada país. Ahora las políticas globales predominan y son las reglas del libre mercado las que condicionan las decisiones de los gobernantes nacionales. Por no hablar de las poco transparentes directrices que estos reciben de organismos económicos cuyo campo de acción es mucho más amplio. En consecuencia, nuestros gobiernos toman decisiones que van incluso en contra de su ideología y de sus gobernados, haciéndoles parecer perdidos y desorientados. Cosa que no ocurre con los empresarios multinacionales y sus representantes políticos (la derecha). Es por eso que hay que dar un salto en la organización obrera y oponer al "empresariado global" una protesta también global. Y en mi opinión no es suficiente con preparar una huelga global. Pienso que sería más eficiente una "huelga de consumo", esto es, dar instrucciones a la población para que compren solamente la comida y bebida necesaria para vivir y sólo en comercios locales, incluso que aquellos productos frescos que puedan ser adquiridos directamente al productor local deberían comprarse así .Y que no compren nada más, provocando pérdidas e incluso la ruina a las multinacionales, obligándolas a aceptar una negociación laboral justa.

1 comentario:

  1. Es curioso lo que planteas acerca de una solución global para un problema global. Y digo que es curioso porque en el fondo ese ha sido el planteamiento tradicional de la izquierda, que historicamente se ha declarado siempre internacionalista. Después de todo, siguendo a Marx -ateo donde los haya- si el motor de la historia es la lucha de clases, los obreron deben buscar disolver esas barreras artificiales que son las naciones y unirse en su lucha contra el capital. Sin embargo en verdad nunca lo consiguieron: cuando estalla la II GM, el Estado alemán enviaba a sus proletarios a matarse con el proletario francés o a bombardear a los trabajadores británicos o a eliminar de la faz de la tierra todo rastro de bolchevismo en la madre Rusia. Y claro, ellos iban. En verdad iban todos, fueran del país que fuesen, porque resultaba que el motor de la historia, o al menos de esa historia, no era la lucha de clases sino la lucha entre los intereses contrapuestos de las distintas naciones. Y hete aquí que pasa el tiempo, triunfa universalmente la dictadura del capital y ahora sí, por primera vez parece que empiezan a disolverse las fronteras, porque al fin y al cabo va a ser que el verdadero motor de la historia siempre ha sido el regateo entre consumidores y productores por conseguir un buen producto a un precio razonable. Pero vamos, que te doy la razón, que este juego se acaba el día en que todos decidamos renunciar a nuestro estatus de consumidores y recuperemos en su lugar el de ciudadanos, que no es lo mismo aunque ya casi nadie sea capaz de apreciar la diferencia. Ahora que a ver quién es el hermoso que tira la primera piedra...

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Como no me copies te pego

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