Mientras Paco, el único colaborador superviviente en el blog, va perjeñando una nueva entrada sobre ajedrez y negratas que pasan drogas, yo seguiré deshojando la margarita de si merece la pena o no seguir subiendo cosas aquí, habida cuenta de la desgana, la desidia y el desinterés general que se ha apoderado del 80 % de los "hombres de letrinas". Para ello borro la sonrisa maliciosa que, cual cicatriz purulenta, me cruza el rostro de oreja a oreja desde ayer y me pongo serio para recuperar de los avatares de youtube -qué hijos de la gran chingada que son- uno de mis videos más antiguos y más queridos. Tal vez no os resulte novedoso -recuerdo habérselo enseñado al menos al JL-, pero tendréis que admitir que no por ello deja de ser menos impactante poder comprobar de primera mano las secuelas que la barbarie de la guerra civil dejó en Almendralejo y Badajoz. Verdaderamente espeluznante.
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