Cuando uno aprende a jugar al ajedrez, de las primeras cosas que te enseñan es a ser respetuoso y educado con tu contrincante (ejem, también depende del monitor de turno, que los hay que..., en fin, eso dará para otra entrada) siendo amable, pero no olvidando que estamos jugando para ganar.
En este escena se puede hablar de eso, de que al menos uno de los rivales sabía los códigos del ajedrez y demostró una notable deportividad. Aunque no está muy conseguida la escena (los actores son niños) , al menos si que deja un mensaje positivo.
También se puede extraer otra cosa y es el conocimiento de los temas tácticos en ajedrez, ya no entro en quién le enseñó tal o cual cosa, si Morfeo o Gandhi (como les denomina Alan), pero que sí, que entre los dos le aportaron esas lecciones. Y es que la partida acaba con una sencilla enfilada.
Más aportes de esta escena, lo clásico, el malísimo ejemplo que dan los padres, primero teniéndolos que enjaular para que se comporten y no les vayan "ayudando" a sus hijos diciéndole jugadas. Y al final también se ve, como un padre le insiste a su hijo, en que le atienda a él, en vez de dejar que felicite a su amigo por la victoria en el torneo. Esta película debería de ser obligatoria para todos los padres que tienen a sus hijos en las escuelas de ajedrez y se comportan de forma indignante.
También nos vale de reflexión sobre el pacto de tablas en el ajedrez, mas cuando está de actualidad lo sucedido en el campeonato de España por equipos entre el Linex Magic y el Solvay.
Aunque no es mi película preferida sobre ajedrez, es cierto que se deja ver y que tiene cierto aliciente para los chavales que empiezan a jugar, pues no es tan habitual ver en el cine como se muestra la afición por la que se dejan unas pocas de horas en el estudio del juego.
En este escena se puede hablar de eso, de que al menos uno de los rivales sabía los códigos del ajedrez y demostró una notable deportividad. Aunque no está muy conseguida la escena (los actores son niños) , al menos si que deja un mensaje positivo.
También se puede extraer otra cosa y es el conocimiento de los temas tácticos en ajedrez, ya no entro en quién le enseñó tal o cual cosa, si Morfeo o Gandhi (como les denomina Alan), pero que sí, que entre los dos le aportaron esas lecciones. Y es que la partida acaba con una sencilla enfilada.
Más aportes de esta escena, lo clásico, el malísimo ejemplo que dan los padres, primero teniéndolos que enjaular para que se comporten y no les vayan "ayudando" a sus hijos diciéndole jugadas. Y al final también se ve, como un padre le insiste a su hijo, en que le atienda a él, en vez de dejar que felicite a su amigo por la victoria en el torneo. Esta película debería de ser obligatoria para todos los padres que tienen a sus hijos en las escuelas de ajedrez y se comportan de forma indignante.
También nos vale de reflexión sobre el pacto de tablas en el ajedrez, mas cuando está de actualidad lo sucedido en el campeonato de España por equipos entre el Linex Magic y el Solvay.
Aunque no es mi película preferida sobre ajedrez, es cierto que se deja ver y que tiene cierto aliciente para los chavales que empiezan a jugar, pues no es tan habitual ver en el cine como se muestra la afición por la que se dejan unas pocas de horas en el estudio del juego.
Morpheo,antes conocido como Don Limpio. A mí lo que más me asombra de esta escena es ese gesto, sacado de vetetúasaberdónde, de extender la mano para... no sé, ya no me cuerdo que diablos significaba eso. No me extraña el asombro y el sonrojo de toda la sala.
ResponderEliminarYo creo que el niño "malo" además de ser malo malísimo, encima calcula fatal, a mi si me ofrecen tablas y tengo tiempo para pensar las consecuencias, no las rechazo en el acto. En el caso de rechazarlas, sería por que he visto un agujero en el análisis del rival y por lo tanto estaría muy contento de refutarle y darle en todas las narices.
ResponderEliminarTotal, que el sonrojo de la sala iba para el "malo" por no aceptar tablas en una posición perdida.
Totalmente de acuerdo, respeto y educación con el rival y además ya no se pierde durante toda la vida ajedrecistica. Solo hay que ver lo respetuoso y educado que han sido algunos del magic con otros del ajoblanco, oye todo un ejemplo. Y no solo a nivel regional, quien no se acuerda de la amistad entre dos campeones del mundo como karpov y kasparov, se cedían mutuamente el color de las piezas, venga escoge tu hoy las blancas, no hombre comentaba karpov, elige tu primero... Nada dos caballeros del sur
ResponderEliminarEse es el problema de cualquier forma de competición: no hay lugar a gestos y amabilidades. Es la jungla. Ahora que esto lo arreglaba yo eliminando la parte competitiva del ajedrez (ya no hay resultado en una partida; todos ganan) y verás como vuelven los valores de la buena educación y el respeto. Aquí se juega por diversión, o por mera cuestión estética, o por vocación, o por conciencia de clase, o por dinero, o por amor, o por una promesa ineludible, o para hacerte famoso, o por hacer el amor, o por error, o por quitarte del medio a los acreedores, o por lo que sea, pero nada de victorias o derrotas. Eso mejor lo dejamos para las guerras mundiales.
ResponderEliminar¡Cuántas emociones y enseñanzas hay en estos 11 minutos! Al menos, para los que hemos sido jugadores o monitores o padres.
ResponderEliminarEsta aplicación que recupera antiguas entradas nos proporciona otra oportunidad de saborear lo ya escrito.
Mi enhorabuena, de nuevo, a todos los que mantenéis vivo este estupendo blog.