El pasado ocho de septiembre me llegaba un email titulado “Suerte” en el que me contaban más o menos lo siguiente:
Este año en el mes de agosto, hemos tenido 5 domingos, 5 lunes y 5 martes. Esto solo ocurre cada 823 años y según el feng shui chino traerá mucho dinero a quien se lo cuente a otros en los primeros días de septiembre.
Pasa la voz. SUERTEEEEEEE!!!
Y sí, lo cierto es que este año, este período que nos está tocando vivir tiene que ser muy afortunado o por lo menos muy peculiar. No han tenido que pasar 823 años desde la vez anterior, que fue en 2004, y tampoco pasarán otros 823 años hasta la siguiente, ya que la próxima vez que ocurra que un mes de agosto tenga 5 lunes, 5 martes y 5 domingos será el año 2016. Por tanto, digo yo que estamos en algo así como una época trufada de años tan particulares.
Lo más divertido del tema no son esas “casualidades afortunadas”, sino que el correo electrónico llegase a mi buzón de correo. Que no hubiese habido alguien que hubiese cortado esa cadena antes de llegar a quien me lo envió. Y es que sin realizar todos los cálculos, que tendrían que tener en cuenta los años bisiestos (que son los años múltiplos de cuatro, salvo los múltiplos de cien que no lo son, excepto en el caso de que estos últimos sean múltiplos de 400 ya que entonces si lo son; es decir, y por poner un ejemplo, el año 2000 fue bisiesto, pero no así el año 1900), no es incorrecto pensar que en promedio, uno de cada siete años el día 1 de agosto cae en domingo. A saber de dónde habrá aparecido el número 823, que curiosidades de la vida, resulta que es un número primo y por tanto no es el producto de una serie de cifras que dependen de cada cuánto es un año bisiesto, el número de días de la semana y demás elementos que podrían influir en cada cuánto se repite este hecho.
Aunque a lo mejor haya quien piense con malicia que lo que hago contando esto aquí es justamente lo que se decía en el email... ¡quién sabe!
Y la cita en esta ocasión es un proverbio inglés: “Cuando apuntas con el dedo, recuerda que otros tres dedos te apuntan a ti”.
Supongo que debe referirse a años chinos. No sé muy bien como funciona su calendario, o si hay diferencias entre el año cantones, el mandarín, el maoísta o el troskista, pero echando cuentas creo que allí cada año debe durar aproximadamente unos dos días y medio, no más. Así que sí, las cuentas cuadran y el "fenómeno" se repite sólo a cada 823 años, año arriba, año abajo, que tampoco hay porqué ser tan quisquilloso. Vamos, que sí, todo es un cuento chino. Pero precisamente por eso me sospecho yo que no se rompió la cadena: a la gente le encantan los cuentos sin pies ni cabeza. Todo tronco.
ResponderEliminarBuena entrada, Pachi.
ResponderEliminarUn comentario adicional: aun cuando los centros comerciales me provocan alergia, estando el otro día en uno leí en uno de estos monitores que te informan e idiotizan a partes iguales que los calendarios se repiten cada 28 años. En fin, la ignorancia es una mina de oro para muchos...
Gracias Maxmegen (¿o tendría que decir...?). A lo mejor es que los años esos son parecidos a los de la biblia, o son años lunares, o yo qué sé. Lo que es divertido es que esa cifra es un número primo. En lo del número 28 al menos han hecho la multiplicación del número 7 (días de la semana), por el 4 (cada cuánto toca un año bisiesto, salvo esas excepciones que comentaba por ahí).
ResponderEliminarY que sepan ustedes que es un placer no sólo el poder escribir este tipo de historietas que nada tienen que ver con la música, sino la facilidad para que escriba lo que me apetezca.
La semana que viene más. Os prometo una de historietas de la historia de las matemáticas.
Hola, Pachi
ResponderEliminarTú que eres un fan de los primos (los números), me supongo que habrás leído el libro 'La música de los números primos', que está genial, de lo mejor que he leído de divulgación de historia de las matemáticas.
Buenas Cayetano. Pues no, la verdad es que no lo conozco y me lo voy a apuntar para localizarlo y hacerme con él. Una novela de divulgación que a mí me gustó mucho fue "El teorema del loro". La degusté casi como quien dice paladeándolo palabra a palabra.
ResponderEliminarPues ya estás tardando en pillarlo, te advierto que es un poco para iniciados, hay que tener nivel para hincarle el diente, así que te gustará, buena parte del libro gira en torno a la hipótesis de Riemman nada menos, parte de uno de los célebres 23 problemas sin resolver de Hilbert, el de 'Debemos saber, sabremos', un monstruo.
ResponderEliminarMaxmegem (o sea Sergio), si se pueden usar los calendarios de hace 28 años, ¿no podríamos usar las agendas de esa época?
ResponderEliminarPorque yo las uso poco, mientras que la cabeza se mantenga en orden, prefiero almacenar los datos ahí...
Curiosa entrada, Pachi. El problema es que no entiendo la explicación de Alan sobre los calendarios chino-maoistas-nacionalistas-cantones-mandarines. Mierda, demasiadas birras en su compañía, me hacen tirar de las últimas neuronas sanas.
Esperamos con deseo el carnaval de las matemáticas. Seguro.
Mi explicación en verdad no es una explicación sino más bien, como diría un viejo amigo nuestro, su contrafigura: una contraexplicación que pretende complicar el asunto más que aclararlo. La idea básica es especular sobre cómo debería ser un calendario para que efectivamente se ajuste a lo que sucede en realidad. Y a ese calendario llámale mandarín, cantonés, moísta, troskista o lunar. Es lo mismo, mientra no tenga pelo (el lunar) todo cuela.
ResponderEliminarYo también tengo mi libro sobre matemáticas -o similar- de cabecera. Un pequeño trauma de mis años de estudiante universitario. Igual hasta le dedico una entrada.
Alan, a ver lo de tu libro sobre matemáticas. Y lo de la entrada para la semana que viene, pues mira, estoy dudando entre dos historietas. Una es de salvar vidas y la otra tiene que ver con unas cuantas muertes... A ver por cuál me decido finalmente.
ResponderEliminarLas muertes siempre venden más que lo de salvar vidas, que al final se quedan en un rollo muy a lo Lassie y a lo Disney. Pero vamos, eso ya es cuestión de gustos. Mi libro de matemáticas de cabecera no es tanto de matemáticas como de una disciplina anexa muy divertida que tuve que estudiar en la carrera. Ya te digo, mejor le dedico una entrada y así me extiendo y ajusto cuentas con él -el libro.
ResponderEliminarCreo que optaré finalmente por la historia de muerte. A ver cómo lo cuento.
ResponderEliminarNo hay que irse tan lejos... en 2012 también sucederá. Y nada menos que dos veces: en enero y julio :P
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