Año 1993, veníamos de las grandes cumbres pirenaicas, pasando por los Parques Nacionales de Ordesa y el Aigües Tortes, maravillándonos con los hermosos Valles de Ansó y Hecho en Huesca, los bosques de Zuriza, de los mejor conservados en esos años y donde pudiera ser que todavía trasegase por allí el Oso Pardo entre Francia y España.
Ya veníamos por lo tanto de recogida y después de pasar por los famosísimos Mallos de Riglos (adónde van los escaladores a subir por sus picos y que uno los ve desde la lejanía como puntitos, admirando la destreza, el valor y la inconsciencia de esos actos), pues ya en dirección a Pamplona desde Jaca, fuímos a parar en un lugar curiosísimo, todavía estábamos en Aragón, pero limítrofe con Navarra; lo primero fue cruzarnos con el Embalse de Yesa, después preguntarnos de qué río podría ser el que llevaba el caudal del agua a este embalse, así que decidimos embarcarnos en una aventura por unos desfiladeros montañosos y que entre la carretera y el río nos encajonaban por las hoces del Esca, el bosque era en muchas zonas mediterráneo, y por allí pululaban los buitres leonados, el águila culebrera y una gran variedad de aves, que avanzaban el buen estado de este lugar. El valle era tan llamativo que decidimos pasar la noche allí, entre otras cosas porque el día estaba bastante desapacible, (era el mes de Septiembre) y además habíamos encontado una especie de casucha medio abandonada al lado de la carretera que nos evitaba el montar la tienda de campaña y estar bien parapetado de la más que probable lluvia. A pesar de que limpiamos bien el lugar, aparecimos con ronchas ya que unos morgaños se tomaron un buen festín de sangre dulce humana...
La mañana siguiente nada más desayunar y con los buitres sobrevolando por encima de nuestras cabezas, pudimos distinguir el estilizado vuelo del Quebrantahuesos, esa ave rapaz que ni es buitre ni es águila, pero que es de una belleza alucinante. La sorpresa era mayor todavía, por que se suponía que solo quedaban estas aves en las grandes montañas pirenaicas y no en las pre-pirenaicas, esto me hizo desconfiar de las guías de la naturaleza (a las que tan aficionado era) en la que supuestamente te orientan del tipo de fauna y flora que encontrarás. Me quedó claro también que ni los lugareños sabían que tenían a un vecino tan amenazado en esas sierras, y que ellos, estaban tan solo preocupados de la huerta y de regar las plantas para suministrarse el alimento diario. También me valió para no despreciar ningún paraíso natural, de esos que no vienen en ningún sitio, pero que te sorprenden por su magnífica conservación natural y que eso es gracias a que el hombre ha sabido convivir con el medio de forma sencilla. Tomando sus recursos de forma sostenible, por ejemplo, este río se usaba para bajar madera desde el Valle del Roncal, ahora se hace con camiones... Y es que al final, el progreso llega a todos lados. Así, que ya saben, si algún día van de Jaca a Pamplona, hagan un desvío hacia la derecha después de la gasolinera y puede ser que se encuentren con alguna que otra sorpresa...
¡Qué envidia de ruta, la verdad! Un consejo; no des pistas sobre el paradero de tus excursiones campestres, que estos están dispuestos a enladrillar y asfaltar hasta el Teide!
ResponderEliminarNo suelo decir los lugares que he visitado, pero va a hacer casi 20 años de ese viaje, así que me temo que lo que conocí en aquel año, no tendrá nada que ver con lo que hay ahora. por que por desgracia la 2ª vivienda fue una plaga que cubrió todo el país, hasta la retrasadísima Extremadura, así que no te digo nada Zaragoza (sí, está en la provincia maña...) de todas formas, ya sabes, si te escapas un día a tu país vasco, eso está a tiro de piedra.
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