Estamos ante una buena oportunidad para comprobar de qué materiales están hechas las tan cacareadas democracias avanzadas y homologadas de Europa, que mucha fachada, mucho autobombo y mucha autocomplacencia, pero a la hora de la verdad me sospecho yo que poco contenido y poco fondo democrático.
Ganó ayer Hollande en el país vecino, y con su victoria se anuncia un giro, veremos de cuántos grados (apuesto entre 0º y 360º, sin incluir los grados intermedio, es decir, entre nada y menos) en la dirección de la política económica de la Unión y en la manera de afrontar el grave periodo de recesión por el que atravesamos. Así lo asegura el socialista galo, que promete traer más crecimiento y menos austeridad para la Europa de los mercaderes, aunque sabiendo de la manera en qué la socialdemocracia europea ha contribuído decisivamente al establecimiento y consolidación de la orgía neoliberal de las últimas décadas, desde González y Zapatero, hasta Mitterrand, Blair o Schröder, no sé yo si hay muchas razones para la esperanza. Mi impresión es que sigue faltando un verdadero contrapeso que equilibre la batalla entre la sociedad civil y los poderes económicos -multinacionales y banqueros-; que fuerce de manera efectiva y real a las democracias occidentales a apostar por el bienestar de sus pueblos y no sólo por la de aquellos que pagan campañas electorales y aseguran retiros dorados en sus consejos de administración.
Hace tiempo que me vence la sospecha de que la forma en que se saldrá de la crisis -¿guerra incluída?- su coste y a quién le corresponderá pagar la factura están más que decididos y que las posibilidades de escapar a esta perversa hoja de ruta por la vía de la acción política son mínimas, por no decir inexistentes. El alcance y la profundidad de la ruptura del eje Merkozy y el grado en que se cumplan las promesas electorales de Hollande pueden ofrecernos una buena medida de hasta que punto esto es así y sobre todo de la verdadera naturaleza de nuestras democracias realmente existentes.
Sinceramente me cuesta imaginar una quiebra que vaya más allá de lo epidérmico por parte de Hollande con las lineas generales marcadas hasta el momento por Berlín. Y me cuesta creer que la troika comunitaria vaya a permitir a países como Grecia tomar realmente las riendas de sus destinos. Antes veremos ondear la bandera alemana en la torre Eiffel, la del IV Reich, y a los tanques paseandose por las calles de Atenas, al estilo de la primavera de Praga, que al país heleno decidir libremente su futuro...
Pero en fin, el tiempo lo dirá. De momento me vale con dejaros este artículo, recien salido del horno de la revista sinpermiso (de ayer mismo), que trata sobre estas cuestiones y otras muchas de gran interés y actualidad:
Costas Douzinas
“La semana pasada la
OCDE anunció que la renta media griega cayó un 25,3% en el año 2011, una
reducción sin precedentes en cualquier parte del mundo en tiempos de paz (los
británicos cayeron en un 2% en el mismo período), con un desempleo del 21% y un
paro juvenil del 50%.”
El 6 de mayo puede
ser el principio de la "primavera europea". La esperada victoria de
François Hollande en las elecciones francesas y su rechazo del pacto fiscal
será la primera derrota de las políticas que la Sra. Merckel y los inútiles
tecnócratas de la UE han impuesto a Europa. Sin embargo, el resultado de las
elecciones griegas puede tener aún mayor importancia simbólica.
Las elecciones
marcan el final del segundo acto de la tragedia griega, con la salida por la
derecha del escenario del elenco de partidos y políticos hasta ahora
dominantes. El primer acto terminó el pasado noviembre con la dimisión del
gobierno Papandreu como resultado de la oposición popular y el miedo de Merkozy
a un referéndum sobre la pertenencia de Grecia al euro. Papandreu era un “pobre
hombre” de Tony Blair, asesorado por apparatchiks
del partido de toda la vida y un pequeño grupo de "expertos"
neoliberales, despectivamente conocidos como “los jardineros”. Este clan de
mediocridades, que debían sus cargos al clientelismo feudal de Papandreou,
afirmaba que podían "salvar" Grecia de los desastres que sus
gobiernos habían causado. Evangelos Venizelos, quien sustituyó a Papandreu en
la dirección del PASOK, es una especie de Gordon Brown parlanchín, que como
ministro de economía supervisó el catastrófico segundo paquete de austeridad,
sepultando con él en el cementerio de los sueños rotos sus aspiraciones de toda
una vida de convertirse en primer ministro.
La semana pasada la
OCDE anunció que la renta media griega cayó un 25,3% en el año 2011, una
reducción sin precedentes en cualquier parte del mundo en tiempos de paz (los
británicos cayeron en un 2% en el mismo período), con un desempleo del 21% y un
paro juvenil del 50%. Sin embargo, el segundo préstamo de rescate, así como los
ingresos fiscales por el IRPF, se ingresarán en una cuenta bloqueada y se
utilizarán para pagar la deuda antes que los salarios y las pensiones. El PASOK
se autodenomina socialista, pero, a diferencia de Hollande, acepta las medidas
de austeridad, sin negociación ni objeciones, sacrificando a los jóvenes, los
ancianos y los pobres como si fueran modernas Ifigenias para salvar la piel de
los Agamenones económicos y políticos.
En la esquina azul, George
Samaras, el líder populista y nacionalista de Nueva Democracia, votó en contra
de la primera serie de medidas de austeridad para diferenciar a su partido del
PASOK. Pero el pasado mes de noviembre, Nueva Democracia volvió a su redil
ideológico, aceptó el segundo paquete y se unió al gobierno Papademos. Lukas
Papademos, el tecnócrata que dirige la coalición, fue gobernador del Banco de
Grecia, cuando el país ingresó en el euro gracias a una contabilidad creativa,
la llamada “estadística griegas”. Es una ironía de la historia que en 2001 el
gobierno Simitis del PASOK mintiera para ser admitido en el club, lo que
acabaría provocando la caída en los abismos del país y el partido.
El gobierno de
Papademos es una coalición del PASOK y Nueva Democracia, los partidos
dinásticos que gobernaron Grecia durante los últimos 40 años y la han conducido
a su triste situación actual. Su campaña electoral es surrealista. El abrumador
rechazo de las medidas del FMI y la UE ha obligado a los dos partidos que
gobiernan a argumentar en contra de las políticas que aplican. Al mismo tiempo,
unas encuestas de opinión desastrosas (Nueva Democracia un 20% y el PASOK
alrededor de un 15%, después del 44% en 2009) y el desesperado intento de
polarizar a base de diferencias inexistentes hacen que se despedacen entre si
con una ferocidad retórica sin precedentes. A pesar de que el sistema electoral
ofrece una increíble ventaja de 50 escaños al partido más votado, ningún de
ellos alcanzará una mayoría suficiente. La única manera de que los dos “grandes
partidos” puedan seguir aplicando la desastrosa política de austeridad ordenada por Berlín y Bruselas, será formar
un nuevo gobierno de coalición el 7 de mayo, si suman 151 escaños. Mientras
tanto, aunque los insultos personales dominan la campaña, es evidente que la
campaña de los partidos mayoritarios ofrece “dos por el voto de uno ".
Uno de los aspectos
más preocupantes es el giro a la derecha de los políticos tradicionales que,
imitando a Sarkozy, compiten para mostrar su pedigrí xenófobo. Los ministros de
la coalición, como Michalis
Chrysochoidis y Andreas Loverdos, extienden el
pánico acusando a los inmigrantes de ser criminales y portadores de
enfermedades infecciosas, a los que hay que encerrar en campos de detención ya
preparados a fin de contener esta "amenaza".
Amnistía Internacional
ha denunciado esta propuesta como "profundamente preocupante" y
"discriminatoria". Entre tanto, el alcalde de Atenas Kaminis, como
Chrysochoidis, llama a los inmigrantes "basura" y ha organizado una
campaña para "limpiar" Atenas de extranjeros, y la coalición planea
levantar un muro anti-inmigrantes en la frontera greco-turca. Es un intento de
movilizar con la política del miedo a los “condenados de la tierra”, que el diktat europeo arroja, agotados y
hambrientos, a las calles griegas. En este ambiente, el partido neo-nazi
"Amanecer Dorado", que organiza pogromos contra los inmigrantes,
pueden entrar en el Parlamento, recordando a los europeos los últimos días de
Weimar. Será una amarga ironía en el país que tuvo mayor éxito en su
resistencia contra la ocupación nazi.
La tragedia, la
farsa y la depresión conforman la imagen de un sistema al borde del ataque de
nervios. Mayo del 2012 será un caso de manual sobre cómo una todopoderosa élite
se suicida con la creencia delirante de que el servicio a los intereses
privados promueve la virtud pública. Sin embargo, su caída podría convertirse
en el comienzo del tercer acto de la tragedia que lleva a su cierre catártico.
La Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) y su carismático y joven líder
Alexis Tsipras prometen poner fin a las políticas de austeridad y negociar una
reducción de la deuda, priorizando el crecimiento y la reforma de la UE en sus
políticas. Tsipras propone formar un gobierno de partidos de izquierda apoyados
en la movilización popular. Las encuestas de opinión parecen estar de acuerdo.
Un gobierno de este tipo sería la opción más popular, y los tres partidos de
izquierda, SYRIZA, comunistas y la Izquierda Democrática, suman en las encuestas
en torno al 40%. Los otros dos partidos, sin embargo, olvidando la historia del
frente popular, rechazan la propuesta. La dirección comunista ha convertido a
SYRIZA en el objetivo principal a derrotar. De una manera esquizofrénica, los
comunistas participar en la política parlamentaria, pero afirman que no están
interesados en gobernar a menos que tengan todo el poder para abolir el
capitalismo. La pro-europea Izquierda Democrática apoya acríticamente a la UE y
sirve de receptáculo para el goteo de diputados del PASOK decepcionados que
abandonan su partido.
La lógica de esta
propuesta es la siguiente. Es probable que Nueva Democracia sea el partido más
votado este domingo, sumando los 50 escaños adicionales que atribuye la ley
electoral en este caso. El PASOK probablemente quede en segundo lugar. Sin
embargo, SYRIZA, espera ser el tercero. Según la Constitución griega, Syriza,
como tercero partido, podría intentar formar un gobierno si los dos primeros
partidos obtienen conjuntamente menos de 150 diputados.
Si es así, los
partidos de izquierda, los verdes y el centro-derecha anti-austeridad se verán
presionados a participar en o al menos dar un voto de confianza a un gobierno
de izquierda.
Las placas
tectónicas de la sociedad y la política griegas se están moviendo. Es la
primera vez que se baraja en Europa la posibilidad real de un gobierno de
izquierda radical. Las miles de personas que ocuparon Syntagma y las plazas de
Grecia el año pasado carecían de líderes, partidos o ideología comunes. Pero
los viejos sindicalistas y los militantes de siempre, junto a los nuevos
disidentes y los indignados han cambiado las reglas de la política. Ahora
tienen la oportunidad de añadir a su versión de la democracia directa y la
solidaridad social una representación parlamentaria fuerte. El colapso de la
élite política bipolar sentará en el Parlamento seis nuevos partidos, creados
ex novo o resultado de escisiones. Pero lo que esta en juego en estas
elecciones es la redefinición a largo plazo del mapa político con la sustitución
del PASOK por la izquierda. Después de la guerra civil, Grecia exilio,
encarceló y persiguió a la izquierda, marginando a sus partidos en una
oposición testimonial e ineficaz. Esta situación está llegando a su fin en la
medida en que esta surgiendo un bloque hegemónico multicolor, que combina la
defensa de la vida, la democracia y la independencia, reuniendo a personas que
históricamente se encontraban en lados opuestos. A medida que el rechazo
popular a la austeridad supera la negatividad del «¡ya basta!» y comienza a
avanzar una propuesta radical de gobierno, emerge un nuevo modelo de democracia
que presiona a los partidos de izquierda para no pierdan esta cita con la
historia. Si el 6 de mayo Francia elige un presidente socialista y la izquierda
griega obtiene un buen resultado, un viento nuevo llevará la fragancia de la
primavera de París a Atenas. Los franceses y los griegos no votan sólo el
futuro de sus propios países, sino el de Europa.
Costas Douzinas, filósofo, es autor
de Resistencia y filosofía en la crisis,
publicado a principios de este año por Alejandría Press, Atenas.
En lo más dura de la recesión del 29, Francia continuó presionando a Alemania para el pago de las famosas reparaciones de guerra. Este segundo rescate, con cosas tan dantescas como el ingreso en una cuenta bloqueada de los pagos del Irpf, podría traer consecuencias semejantes, Europa todavía está a punto de rectificar antes de condenar a la autarquía a un país entero.
ResponderEliminarDe momento en Grecia ya hay 21 diputados de un partido de estilo fascista. Y ahora dirán que la culpa es de los griegos, que no conocen la moderación y el buen gusto de morir de hambre en silencio, pero en fin, no sé que esperaba la señorita Canciller -si las mujeres gobernaran jamás habría guerras; todo se solucionaría con dialogo y comprensión y además los países estarían más limpios-: si aplicas las mismas medidas que en la década los 30 lo lógico es que coseches los mismos frutos.
ResponderEliminarPor cierto, parece ser que habrá de nuevo elecciones en Grecia para "deshacer el lío" de que no se puede gobernar por coalición. Me recuerda a una de las últimas novelas de Saramago;"Ensayo sobre la lucidez".
ResponderEliminarTodo antes de dejar al pueblo soberano tomar directamente decisiones.
Parece que ya falta poco para que declaren oficialmente fracasado el experimento democrático de los últimos 67 años y las élites europeas aboguen por el retorno a la vieja formula de los regímenes autoritarios, por supuesto liderados por ellos mismos. Échate a temblar cuando un lider alemán dice sentirse en la obligación de salvar a Europa. La culpa de todo es de Nietzsche...
ResponderEliminarNormal que acabara en un sanatorio, el tío zumbao...
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