-El de Gelfand es más imperdonable por tratarse de un Campeonato mundial, pero este de Kramnik tampoco es manco-
Buenas o malas, ya no podemos negar que estén pasando cosas en el torneo. Históricas incluso.
Que yo sepa, la del lunes fue la partida más breve que se haya jugado nunca en un campeonato del mundo. Y posiblemente termine siendo determinante a la hora del resultado final. No ya sólo porque le ha evitado a Anand tener que jugar el resto del match con la muy incómoda presión de la soga al cuello, que no es poco, sino porque además es difícil creer que el hecho de ser miniaturizado en un evento de esta talla, con la mirada de todo el orbe ajedrecístico puesta en él, no vaya a pasar factura psicológica y anímica a Gelfand.
Que yo sepa, la del lunes fue la partida más breve que se haya jugado nunca en un campeonato del mundo. Y posiblemente termine siendo determinante a la hora del resultado final. No ya sólo porque le ha evitado a Anand tener que jugar el resto del match con la muy incómoda presión de la soga al cuello, que no es poco, sino porque además es difícil creer que el hecho de ser miniaturizado en un evento de esta talla, con la mirada de todo el orbe ajedrecístico puesta en él, no vaya a pasar factura psicológica y anímica a Gelfand.
Lo que curisosamente podría depararnos, ya se verá, unas partidas finales en donde Anand, sin perder la cabeza, trate de apretar un poco más las tuercas a su rival, a ver de qué está hecho el israelí y cómo responde a la presión después del monumental barapalo del otro día, y en donde a Gelfand no le quede más solución que capear el temporal a la defensiva y esperar a una mejor oportunidad.
En cualquier caso, la partida de hoy promete ser un buen termómetro para medir el ánimo y la disposición con el que ambos ajedrecistas afrontarán la recta final del torneo.
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