Al final va a resultar que aquellos que propugnan que no hay que darle importancia a eso que se llama "memoria histórica" van a tener razón. Más importante que hablar de algo genérico es hablar de lo concreto. De lo que ha ido quedando y de lo que queda de un periodo que no convendría olvidar, fundamentalmente para no volver a repetirlo.
Eso es justo lo que sucede en El arte de volar (Edicions de Ponent). Cómic con guión de Antonio Altarriba y dibujos de Kim, y que hace unos días se convertía en el Premio Nacional de Cómic 2010.
Antonio Altarriba creó un guión a partir de un intento de memorias manuscritas de su padre, que se quitó la vida con noventa años, y que le servían para intentar superar la depresión de un perdedor. A lo largo de doscientas páginas conocemos su niñez en la localidad zaragozana de Peñaflor, su participación en la guerra civil en el bando perdedor, el exilio e intento de sobrevivir en Francia, la vuelta a España en pleno franquismo y finalmente el final de sus días. La historia es cruda como la misma realidad. Antonio Altarriba padre, al igual que otros personajes de la historia, se muestran como unas figuras en las que aparecen unas luces que en más de una ocasión son oscurecidas por sombras cuyo objetivo final es únicamente lograr la supervivencia.
El relato llega desde las entrañas. Aunque Antonio Altarriba hijo afirma ser uno con su padre y sus abuelos, uno puede llegar a imaginarse e incluso a sentir el dolor que todo el conocimiento que aparecen en El arte de volar produjo en ese proceso de metamorfosis y unificación.
Kim, autor del celebérrimo Martínez el Facha, resulta el compañero perfecto en este relato. Sus dibujos ambientan magníficamente los distintos escenarios en los que transcurre la historia. Para finalizar sólo añadir que El arte de volar es un argumentos má, irrebatible en este caso, que obligan a considerar al cómic como el noveno arte.
Como ejemplo os dejo una viñeta que aparece en la página 15:
La cosas como son, un tebeo imprescindible, merecidisimo ganador del Nacional de Cómic. Y la reseña tampoco es manca. Que no, que ya lo dije yo en la radio, que las bondades de Pachi no se agotan ni en el jazz ni en las mátematicas. Enhorabuena por tan triunfal regreso.
ResponderEliminarPor cierto, para quien esté interesado, teneis El arte de volar disponible en la biblioteca Delgado Valhondo de Mérida.
La verdad es que cualquier historia acaecida en la guerra (en un bando u otro) es digna de recordar para evitar su reproducción... Sea en comic, en prensa, en radio, en un documental...
ResponderEliminarUn aplauso por la entrada.
Gracias a los dos. La verdad es que ya me tocaba pasar por aquí. En cuanto devoré el cómic (que me parece imprescindible) y una vez comprobé que no se había hablado de él por aquí me dije que esta era la mía.
ResponderEliminarTal y como decía Alan, aquí va el mensaje de utilidad pública: por si alguien está interesado está, entre otras, en la biblioteca de la Rochapea de Pamplona.
Así como no va a querer escribir Pachi en Letrinas, si le hacéis la pelota y aduláis de forma continua... Creo que iba a cerrar los otros blogs y su página web de tomajazz para dedicarle mas tiempo a este Blog ;-)
ResponderEliminarBueno, a lo que iba, hace siglos que no veo nada de Kim, pero la verdad que después de Ivá era uno de mis artistas preferidos en El Jueves, al morir Ivá murió también mi afición por esa revista, pero no por eos dejo de admirar la obra de Kim. Tal y como lo pinta Pachi, te entran ganas de leerlo. Dita sea, por que hay crisis económica que sino...
Creo que, al final, la memoria histórica se compone de memorias individuales. Pero dejando a un lado la memoria colectiva y bajando al terreno individual, acercándose más a los pequeños detalles, olvidando si eran vencedores o vencidos, y centrándose en que eran padres, hermanos, maridos o abuelos, hay historias de la época que son tremendas y que es necesario conocer.
ResponderEliminarBuena reseña. Un saludo.
Ey, ¿haciendo novillos? Tú a lo tuyo, Dama. ¿La historia? Ah, pues entonces puedes engañar la conciencia pensando que el comentario es parte de los estudios. Por cierto, no me extraña que le salten chispas al sobresalientador, era de la tienda de baratillo. Desgraciadamente también era el último, asi que no te podré mandar otro. Lo único que quedaba en existencias era el suficienteador automático, pero no creo que eso sea suficiente.
ResponderEliminarUn dos sin tres.
Un título sugerente, "El arte de volar", que es, a mi juicio, perfecta definición de lo que se necesita cuando se componen unas memorias, las memorias de uno. Ganar en la perspectiva que dan los años cumplidos la distancia adecuada para enfocar lo que hemos sido para mejor comprendernos en lo que somos. Sin duda que aquella inscripción oracular, tan frecuentemente malinterpretada, daba la pista de lo que se requería para conocerse a sí mismo: volar; y no de cualquier manera. Un placer.
ResponderEliminarMás facilidades para que nadie se pierda este tebeo maravilloso:
ResponderEliminarhttp://www.megaupload.com/?d=P8TWSZEP
Se os acaban las excusas; no os quedará más remedio que iniciaros en la lectura de tebeos. Y lo que es peor y más humillante: encima disfrutareis con ello.
Lo acabo de terminar. Es magnífico. Lo que es la naturaleza humana. Gracias por la recomendación! Krugius.
ResponderEliminarIgual pronto nos toca la desgracia de vivirlo en carne propia. Crucemos los dedos de los pies para que no.
ResponderEliminarCon respecto a las bondades del tebeo, vale con recuperar lo que escribe Pachi: "El arte de volar es un argumentos más, irrebatible en este caso, que obligan a considerar al cómic como el noveno arte."