Te quiero,
No podía empezar la carta sin decirte esto que tanto necesitaba, te quiero. Soy consciente de que jamás te lo he dicho y muy probablemente nunca lo haya manifestado, pero te quiero. Hoy me he dado cuenta de ello y no por nada especial, nada ha cambiado mi rumbo esta tarde, ningún acontecimiento que me haya removido las entrañas, para bien o para mal. Te quiero.
Siempre he sabido que te quería pero no siempre lo he sentido tan claro como hoy, creo que es como el respirar, me explico: sé que respiro, sé que mis pulmones se hinchan, contengo y expulso el aire, pero pocas, muy pocas veces soy consciente de que respiro, del proceso, de que inhalo aire, lo retengo y lo exhalo. Con mi amor por ti, ocurría lo mismo, sé que te quiero, siempre lo he sabido, pero siempre de forma mecánica, porque SIEMPRE has estado ahí. Te quiero.
Nunca podré quererte como tú me has querido. Tú lo hiciste desde el primer momento, desde que sabias que era un SÍ, que estabas embarazada.
Me has querido independientemente de cómo fuera, del color de mis ojos, de mi pelo, de los lunares de mi cara, de los pliegues de mi piel, de la tonalidad de mi pelo.
Independientemente de mi carácter, me has querido a pesar de mis NO, de mis DÉJAME EN PAZ, y de mis OLVÍDAME. Me has querido sabiendo que me enfadaba por cualquier cosa, que no me gustaba que me abrazaras y que siempre he odiado hacer lo que me decías. Te quiero.
Me has querido cuando he estado enferma, cuando me rompí el brazo por subirme a aquel columpio a pesar de que me avisaste, me recogiste y me llevaste a que me curasen.
Me has querido cuando he tenido sarampión, varicela (que era consciente de que me querías porque llorabas aun sabiendo que la varicela no es nada y que yo estaba bien).
Me has querido cada día de mi vida y siempre has priorizado mi vida a la tuya.Te quiero.
Ahora entiendo que tengas arrugas, te las he creado yo, con mis ideas absurdas, con mis alegrías y con mis miedos, los has compartido, has reído, llorado, cantado, has hecho todo por mí. Ahora todo ello se refleja en tu rostro. Te quiero.
Sé que no podré devolverte todo lo que has hecho por mí y sé que no quieres que lo haga, que lo has hecho por amor, por Mí y por Ti. Te quiero.
Quiero devolverte cada beso, cada caricia y cada mimo que me has dado, quiero despertarme y mirar que estás en tu cuarto, a salvo, que no te falta de nada. Quiero darte un beso al acostarme y otro al levantarme, saber que me sonríes y sonreírte, quiero tus arrugas en mi cara. Te quiero.
Reconozco el tiempo perdido, tal vez es tarde para muchos momentos y puede que no consiga compartir contigo tanto como quisiera, pero también soy consciente de que no lo necesitas, de que me quieres. Por ello te escribo esta carta, para que quede constancia hoy y siempre de que TE QUIERO.
Preciosa tu carta, no soy tu madre, ni madre y me he emocionado al leerla así que a tu madre se le saltarán las lágrimas.
ResponderEliminarYo tengo una espina clavada en el corazón que el día de hoy se manifiesta de forma mucho más patente...
Besosssssssss
Oh, vaya Nuri, lo siento dos veces, por la espinita y por hacerte llorar.
ResponderEliminarLo cierto es que no es totalmente a mi madre, es un relato que escribí hace tiempo, supongo que abrirte así como así es una pasada, de modo que en vez de eso mezclé realidad y ficción. A ella le encantó cuando se la leí.
Más que besos un fuertote achuchón.
Hay que ponerlo en práctica!
ResponderEliminarNo habéis dicho na de la minipepinillos, qué mona era!!!
ResponderEliminar¿Era?
ResponderEliminar¿Le pasó algo?
Cuenta, cuenta...
Creció!!! jajajajjaja
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