Voy a dar comienzo yo también a mi campaña electoral de 2011. ¿En favor del PSOE tal vez? ¿O acaso del PP? ¿O mejor del Partido por la legalización de la marihuana? Ni mijita. Por no abogar ya ni pienso hacerlo en favor del voto en blanco. A mi entender la única opción digna que nos va quedando al electorado insatisfecho, por lo menos hasta que sea legal el sano ejercicio de la solución polaca, es la de negarnos a depositar nuestra confianza en nadie ni en nada. Cualquier otra posibilidad se me antoja a día de hoy como una rendición intolerable que sólo sirve para hacerles el juego a unos partidos y a un sistema, el democrático, cada vez más envilecidos y menos preocupados por defender los intereses del electorado frente a los de los grandes grupos de presión. Aunque me dé pena reconocerlo -bah, tampoco demasiado- se me hace difícil negar a estas alturas de la película que el juego democrático de partidos y alternancias ha ido derivando con el tiempo, si es que no lo fue siempre, desde la representatividad y el mecanismo de integración que antaño pretendían garantizar al pueblo su participación activa en la vida politica, hacia el sistema perverso que facilita la dominación y la servidumbre satisfecha de las masas a manos de los poderosos. Hoy más que nunca el ejercicio del voto se ha transformado en una trampa insidiosa que planea sobre nuestras cabezas y que pretende hacernos creer que a través de su expresión podemos hacer cambiar el estado actual de las cosas, para al final servir únicamente como justificante de que todo siga igual.
Ya sé que hay quien afirma que la abstención beneficia a determinadas tendencias políticas, que a ellas, y sólo a ellas, les interesa desanimar y desincentivar al electorado y que pedir la abstención es entrar a reirle las gracias. Pero sinceramente no me lo creo. Jamás he dejado de oir a cualquier político, sea del signo que sea, hacer suya la defensa del voto y la participación. Porque no hay partido que no se beneficie y salga reforzado de la alta participación; porque por encima de intereses concretos de las distintas formaciones, todos ellos se deben y necesitan de un sistema cuya buena salud tiene por principal consecuencia la de legitimar sus tropelías. No os quepa duda que más allá de confrontaciónes partidistitas, cada voto nutre y hace más fuerte a la clase política en su integridad, a toda ella, la espolea para perpetuarse en su desvergonzada posición y le entrega un cheque en blanco con el que negociar en mejores condiciones, y siempre en beneficio propio, la venta definitiva del pueblo (o lo que en otras terminologías políticas se ha venido a denomimar como "el peo definitivo"). ¿O es que alguien se atreve a negar todavía que votemos a quien votemos, gobierne quien gobierne, sea de un extremo u otro del espectro político, lo único que veremos suceder en los próximos años será como continua su curso invariable este drama insidioso de deslealtades y traiciones que nos ha tocado vivir? Yo desde luego lo tengo clarísimo. Eso sí, al menos no será con mi aquiescencia.
Ya sé que hay quien afirma que la abstención beneficia a determinadas tendencias políticas, que a ellas, y sólo a ellas, les interesa desanimar y desincentivar al electorado y que pedir la abstención es entrar a reirle las gracias. Pero sinceramente no me lo creo. Jamás he dejado de oir a cualquier político, sea del signo que sea, hacer suya la defensa del voto y la participación. Porque no hay partido que no se beneficie y salga reforzado de la alta participación; porque por encima de intereses concretos de las distintas formaciones, todos ellos se deben y necesitan de un sistema cuya buena salud tiene por principal consecuencia la de legitimar sus tropelías. No os quepa duda que más allá de confrontaciónes partidistitas, cada voto nutre y hace más fuerte a la clase política en su integridad, a toda ella, la espolea para perpetuarse en su desvergonzada posición y le entrega un cheque en blanco con el que negociar en mejores condiciones, y siempre en beneficio propio, la venta definitiva del pueblo (o lo que en otras terminologías políticas se ha venido a denomimar como "el peo definitivo"). ¿O es que alguien se atreve a negar todavía que votemos a quien votemos, gobierne quien gobierne, sea de un extremo u otro del espectro político, lo único que veremos suceder en los próximos años será como continua su curso invariable este drama insidioso de deslealtades y traiciones que nos ha tocado vivir? Yo desde luego lo tengo clarísimo. Eso sí, al menos no será con mi aquiescencia.
Perdóneseme el tono panfletario y demagógico del escrito, pero es que como estoy en campaña quiero ponerme a la altura media de nuestros políticos. Más que nada por no desentonar demasiado entre tanta porquería.
ResponderEliminarPerdonado queda, Sr. Moore, y además suscribo sus palabras, con la matización de que personalmente, y como sabreis, mi preferencia es para el voto en blanco, si bien como este está secuestrado, es evidente la imposibilidad de ejercerlo.Quizás hay que considerar la idea de votar a una de las opciones que en su programa proponen ese cambio de la ley electoral.De hecho, hay alguna opción que SOLO lleva ese punto en su programa.Y dicho esto, quiero saludar a todos y decir que os hecho de menos, en cuanto pase la campaña electoral (no tendré excusa, porque además estaré de vacaciones), volveré a ser asiduo lector y terminaré alguno de los varios articulos que tengo a medias.Pasadlo bien
ResponderEliminarVenga ya!!! después de una larga parrafada va esto y se come mi comentario. Grrr.
ResponderEliminarSr. Moore, yo decía que le falta la foto del cartel electoral, (son curiosas, un día hablaré de ellas) y que he decidido donar mi voto a mi familia, ayer pregunté a quién querían que votara en mi municipio, pues con suerte no duraré mucho aquí y ellos sí. En cuanto a las demás, no pienso votar.
ElPega, a excusas malas no te gana nadie, no hagas jornada de reflexión y pásate por aquí, que fue llegar yo y poco después desaparecer la manada, como esto siga así, amenazo con mostrar fotos de maromos descamisaos.
Cuquibesos
Hola Ana, muchos besotes.Tranquila que habrá pega para que os harteis (es cuestión de sacar algún texto a medias con el Ratzinger-Z y verás la que lio).Si pones esas fotos contraatacaré y sacaré los colores a mas de uno con otras erotico-carnaveleras-de-despues-de-la-borrachera que ya vereis, ya.Por cierto, a mi ya me ha pasado lo de las desapariciones de texto, asi que cuando termino de escribir, selecciono todo el parrafo y hago control+C y asi si desaparece lo devuelvo al mundo de los vivos con control+V y tan frescos.Je je je
ResponderEliminarPega, más besos :)A ver si es verdad que nos hartamos, yo por ahora amenazo diciendo que ya he hecho una entrada sobre maromos, la dejo en la retaguardia y si no publicais nada terminará viendo la luz.
ResponderEliminarSI, es una amenaza.
¿Pero que hace elpega defendiendo el voto en blanco si va en las listas de un partido?
ResponderEliminarJajajajajajajajjajajajajajajja
ResponderEliminarAnda ya, Juan Lu, sabes perfectamente que soy votante tradicional de voto en blanco.Y mi objetivo politico no es otro que cambiar la ley electoral...aunque tenga que arreglar el mundo por el camino.Pos no soy yo cabezón ni ná...
ResponderEliminar¿Ves, Ana, como van saliendo del escondite?.Y eso que no he dicho nada de aumentar las ayudas a la Santa Iglesia Católica, je je je
Admite que van saliendo por no ver a mis maromazos...
ResponderEliminarAna: como subas esas fotos seguro que vuelven todos. Y varias veces, si lo sabré yo. Priiiiimeeer!
ResponderEliminarjkajajajaja por ahora no las subo que entre tanta política no pega nada, pero está en borradores, dadme motivos...
ResponderEliminar¿Cómo que no pega? Pero si la politica es todo sexo, ¿no ves lo que está haciendo la clase política con la ciudadanía? Claro que aquí siempre se podrá aplicar aquello que citaba a menudo Krugius: "¿y qué hay de malo en la sodomía"·
ResponderEliminarEso, eso.Además que los pliticos ya están en edad de probar de tó...uuups
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