domingo, 24 de abril de 2011

Acoso

El final del verano trajo consigo el agotamiento definitivo de la pasión que los había mantenido unidos; el inicio del siguiente, una dolorida denuncia en las dependencias de un juzgado que olían a humedad y a sueños rotos. En el escrito presentado alegó haber sido víctima, durante el año transcurrido, del acoso implacable de su recuerdo.



P.D.: Mal que bien, yo también puedo participar en el carrusel de pseudorelatos pastelosos que tan en boga se han puesto últimamente en los círculos literarios más selectos, como por ejemplo en este blog, mismamente. Hala, pues ahí queda eso, ahora si os atrevéis me pedís otro...

3 comentarios:

  1. Deberías publicar cuando estés más despierto, tienes una palabra mal, te lo digo por un módico precio...

    Por cierto, soy tan tonta que me he leído toda la instancia. Con un par.

    ResponderEliminar
  2. Como pseudo y pasteloso relato no tiene precio. Ahí le han dao!

    ResponderEliminar

Como no me copies te pego

Reservado todos los derechos a los lectores, que podrán copiar, manipular, alterar y hasta leer todos los textos de este blog. Eso sí, se agradecería que mencionaran de dónde diablos han sacado el juguetito.