El final del verano trajo consigo el agotamiento definitivo de la pasión que los había mantenido unidos; el inicio del siguiente, una dolorida denuncia en las dependencias de un juzgado que olían a humedad y a sueños rotos. En el escrito presentado alegó haber sido víctima, durante el año transcurrido, del acoso implacable de su recuerdo.
P.D.: Mal que bien, yo también puedo participar en el carrusel de pseudorelatos pastelosos que tan en boga se han puesto últimamente en los círculos literarios más selectos, como por ejemplo en este blog, mismamente. Hala, pues ahí queda eso, ahora si os atrevéis me pedís otro...
P.D.: Mal que bien, yo también puedo participar en el carrusel de pseudorelatos pastelosos que tan en boga se han puesto últimamente en los círculos literarios más selectos, como por ejemplo en este blog, mismamente. Hala, pues ahí queda eso, ahora si os atrevéis me pedís otro...
A mí no, que soy diabético!
ResponderEliminarDeberías publicar cuando estés más despierto, tienes una palabra mal, te lo digo por un módico precio...
ResponderEliminarPor cierto, soy tan tonta que me he leído toda la instancia. Con un par.
Como pseudo y pasteloso relato no tiene precio. Ahí le han dao!
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