Una de las consecuencias más trágicas e indeseables de la consideración histórica del cómic como mero subproducto infantil y de consumo, apenas los potitos intelectuales para aquellos a los que les da demasiada pereza leer libros de verdad, es la práctica inexistencia de estudios rigurosos y de un nivel académico aceptable que traten sobre la historia, las características y las peculiaridades del medio
Abandonado a su suerte por la intelectualidad oficial y el mundo académico, con apenas un puñado de excepciones remarcables, caso de Umberto Eco, de Terenci Moix, de Danielle Barbieri o de Román Gubern, la tarea de análisis e interpretación del mismo ha recaído casi siempre en la labor entusiasta de aficionados y profesionales del mundillo que con sus reflexiones más o menos certeras, más o menos elaboradas, han venido llenando como han podido ese vacío que sin duda todavía lastra la incorporación plena del noveno arte al espacio de la cultura oficial, signifique eso lo que sea que tenga que significar. Por ello la aparición relativamente reciente de ensayos como La novela gráfica, de Santiago García, o este Alan Moore, la autopsia del héroe, de JJ Vargas suponen esfuerzos muy respetables que perfilan al fin un camino cuanto menos esperanzador.
En el caso que nos ocupa, el libro de JJ. Vargas, hablamos de un recorrido exhaustivo y siempre estimulante por la obra del guionista británico que si bien adolece aun de cierta falta de rigor metodológico, tampoco se le puede negar que supone un avance muy considerable con respecto a la situación semidesértica en la que nos movemos. JJ. Vargas nos propone un trabajo muy documentado y completo, escrito en una prosa amena y accesible que atina a combinar con singular habilidad sentido del humor y profundidad de análisis... pero mirad, para seguir acumulando más tópicos de relleno sobre el libro, mejor escuchamos al propio JJ en esta autopsia radiofónica de la figura de nuestro héroe barbudo.
Abandonado a su suerte por la intelectualidad oficial y el mundo académico, con apenas un puñado de excepciones remarcables, caso de Umberto Eco, de Terenci Moix, de Danielle Barbieri o de Román Gubern, la tarea de análisis e interpretación del mismo ha recaído casi siempre en la labor entusiasta de aficionados y profesionales del mundillo que con sus reflexiones más o menos certeras, más o menos elaboradas, han venido llenando como han podido ese vacío que sin duda todavía lastra la incorporación plena del noveno arte al espacio de la cultura oficial, signifique eso lo que sea que tenga que significar. Por ello la aparición relativamente reciente de ensayos como La novela gráfica, de Santiago García, o este Alan Moore, la autopsia del héroe, de JJ Vargas suponen esfuerzos muy respetables que perfilan al fin un camino cuanto menos esperanzador.
En el caso que nos ocupa, el libro de JJ. Vargas, hablamos de un recorrido exhaustivo y siempre estimulante por la obra del guionista británico que si bien adolece aun de cierta falta de rigor metodológico, tampoco se le puede negar que supone un avance muy considerable con respecto a la situación semidesértica en la que nos movemos. JJ. Vargas nos propone un trabajo muy documentado y completo, escrito en una prosa amena y accesible que atina a combinar con singular habilidad sentido del humor y profundidad de análisis... pero mirad, para seguir acumulando más tópicos de relleno sobre el libro, mejor escuchamos al propio JJ en esta autopsia radiofónica de la figura de nuestro héroe barbudo.
Y como guinda al pavo, el capítulo dedicado a la obra magna de Moore, Watchmen:
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