lunes, 27 de agosto de 2012

Música Clásica. 2ª Serie. (XXIII) Arriaga




Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus, más conocido por el apellido de su padre, Mozart, nació un veintisiete de enero de 1756 en Salzburgo. También un veintisiete de enero pero cincuenta años después alumbró otro Johannes Chrysostomus, en Bilbao, cuyo nombre completo es Juan Crisóstomo Jacobo Antonio de Arriaga y Balzola. 

El pequeño Arriaga con tan sólo tres años tocaba el violín, a los once componía piezas de carácter diverso y con trece produjo Los esclavos felices, su primera ópera. Dada su inconcebible precocidad y talento no es de extrañar que se le adjudicara el sobrenombre de Mozart español, que es como empezó a ser conocido en París, cuando su padre Juan Simón, organista en Berriatúa, decidió mandarlo con quince años al conservatorio de la capital del Sena. Allí aprendió vertiginosamente todo cuanto podían enseñarle, siendo el orgullo de Baillot, de Querubini y de Fétis, maestros de violín, contrapunto y armonía respectivamente. Tal fue la admiración de Fétis por su discípulo que lo hizo profesor auxiliar del Conservatorio de París con 17 años, y de él esperaba logros aún mayores de los alcanzados por Wolfgang Amadeus. 

La fatalidad quiso que la tuberculosis acabara con Arriaga cuando aún no había cumplido veinte años de edad, privándonos, así, de uno de los genios musicales más grandes de la historia, como puede presentirse en las obras que nos legó. Sus influencias mayores son Haydn, Boccherini y el Beethoven clásico. Son a destacar su obertura a Los esclavos felices, que es lo único que se ha conservado de la ópera, y el Stabat Mater compuesto en 1821; en realidad toda su escasa producción resulta muy atrayente. 

Hoy vamos a escuchar dos piezas del músico español. La primera es la referida Stabat Mater Dolorosa, con Il Fondamento, dirigido por Paul Dombrecht. Es una muestra magnífica de las aptitudes de Arriaga para la música vocal. Después escucharemos uno de sus tres cuartetos, piezas por las que el vasco es más conocido; en concreto su Cuarteto de cuerdas nº 1 en Re menor. Son sus movimientos: 1. Allegro, 2. Adagio con espressione, 3. Menuetto. Allegro, y 4. Adagio-Allegretto. Lo interpreta con pulcritud el Cuarteto Mosaïques. Los tres cuartetos de cuerdas fueron las únicas piezas que Arriaga vio publicadas en vida.

Buenas noches, esclavos felices.






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