miércoles, 23 de marzo de 2011

Blue, de Kiriko Nananan

¿Cuántas obras estupendas nos estaremos perdiendo ocultas entre las restrictivas reglas de la comercialidad? ¿Cuántos grandes y pequeños prodigios narrativos nos quedaremos sin conocer jamás? Supongo que muchos; supongo que es algo inevitable, pero que queréis que os diga, cuando leo un tebeo como Blue y pienso en lo fácil que resulta que obras tan extraordinarias como ésta pasen completamente desapercibidas, casi como si no existieran, me es imposible no sentirme apenado por todas aquellas maravillas que permanecerán siempre ignoradas.

Kiriko Nananan, hasta hace bien poco una total desconocida en nuestro país, nos ofrece una emotiva historia de amor adolescente entre compañeras de instituto que descubren juntas los vertiginosos vaivenes de la vida afectiva, esa montaña rusa capaz de conducir a cualquiera del paraíso al infierno y del infierno al paraíso en cuestión de instantes. Siempre con ritmo suave y envolvente, Nananan consigue capturar la intensidad de las emociones de sus personajes perfiladas apenas en pequeños gestos y miradas sin importancia; en conversaciones sencillas y en silencios expresivos que sirven para esquivar la grandilocuencia típica de las escenas melodramáticas y abandonarse, con sinceridad, a la desnudez de los sentimientos. Tanto que renuncia a explotar el carácter lésbico de la relación para centrase, con suma elegancia, en las vicisitudes propias de cualquier relación. El resultado es una narración intimista y poética que se llena de vacíos y viñetas desencuadradas; que pese a su aparente frialdad sabe encontrar el camino que lleva al corazón.

En fin, una pequeña maravilla que merece ser rescatada del olvido.

4 comentarios:

  1. Tienes una extraordinaria capacidad para hacer que me apetezca leer lo que nos muestras.

    Un patio empapado.

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  2. No te fies de mi (in)capacidad y de mi pedentería: son tebeos realmente buenos.

    Un polo este.

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  3. buendia en el espejo23 de marzo de 2011, 22:30

    no te lamentes por las obras que pasan desapercibidas por el gran público, siempre hay alguien que disfruta de ellas, y si no ya estás tu para ponerlas en el camino, Alan

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  4. En verdad no me lamento por las que nunca conocerá el gran público, sino por las que nunca conoceré yo. Con ésta al final me venció la curiosidad y me la compré, a pesar de no tener ninguna referencia sobre ella, pero cúantas se habrán quedado en el camino... Una infinidad.

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Como no me copies te pego

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