El cazo de Lorenzo

Creo que toca visita, y esta vez vengo acompañada. Sé que más o menos sabéis mi profesión o mejor dicho, mi vocación, ya que por ahora es más vocación que profesión (Pongo a Dios por testigo de que esto cambiará).

Me he situado en la rama de la educación especial. Llegué a ella un poco de rebote y me enamore en cuanto tomé contacto con la especialidad. Mis prácticas me encantaron, fueron un poquito duras pero me sirvieron para darme cuenta de que tenía la paciencia necesaria para ellas (aunque seguro que necesito mejorar).


Bueno, a estas alturas u os habéis cansado de leer u os estáis preguntando qué vengo a contar. Si es la primera opción no tengo nada que reprochar, entre otras cosas porque de hacerlo no lo ibais a leer. Si es la segunda, un vídeo. ¿Qué por qué os he soltado todo esto? Porque este vídeo de Isabelle Carrier está muy relacionado con el tipo de educación en que me muevo, porque me parece esencial concienciarnos de algo así.


El cazo de Lorenzo, ya lo colgué en otro blog, pero como no sois asiduos a él, lo repito, porque creo que es un vídeo que aporta mucho como para no prestarle atención.

Con todo cuanto nos pasa a nosotros y al mundo en general, perdemos la visión positiva de la vida, a veces no somos conscientes de quién tenemos al lado, de lo que puede necesitar y de que podemos conseguir mucho con un poco de cariño, comprensión, ilusión y cooperación.


El vídeo me encanta, porque a pesar de ser aplicable a mi trabajo, a la educación y a los niños, también lo considero aplicable a la vida.
Todos tenemos nuestro propio cazo, el cual a veces se nos atasca sin darnos cuenta: una relación que no funciona como nos gustaría, un trabajo que no llega o llega mal, una hipoteca que nos ahoga, una persona que nos falta, etc.

Os invito a mirar a vuestro alrededor y si veis algún cazo atascado, lo elevéis ligeramente, seguro que así puede continuar su camino.