Los grandes músicos de nuestro tiempo han compuesto invariablemente bandas sonoras para películas de desigual fortuna, siendo así que la llamada Música Clásica Contemporánea, pese a su sello de exclusividad, es realmente más escuchada por el público de lo que pudiera parecer, pero es en el cine y no en las salas de concierto donde habitualmente lo hacemos. Aquí, en Letrinas, nuestro amigo Alan Moore, en una iniciativa que merecería mejor suerte que la del abandono, alumbró algunas propuestas verdaderamente interesantes, diría que muy bien traídas, porque el desprecio a la música de nuestro presente, que se hace a mayor gloria de la de nuestro pasado, revela, complejamente, una deficiente asimilación del inmenso legado musical que la Tradición ha ido aquilatando a lo largo de la Historia, o lo que es lo mismo, una pertinaz incapacidad de adaptación a las variopintas tendencias del ahora, con el consiguiente efecto empobrecedor sobre la perspectiva vital, que relega el horizonte existencial de la vastedad a su angostura. Es así que los grandes compositores de nuestro siglo se significan por sus amplios y profundos conocimientos de los clásicos, fuente de inspiración a la que, de tanto en cuanto, acuden para abrevar, y que anega por completo la genética de sus conceptos e intuiciones. El músico que hoy proponemos es uno de ellos.
Yann Tiersen es conocido, sobre todo, por componer la banda sonora de la película de Jean Pierre Jeunet, “Amelie”, que está integrada en su mayor parte por temas adaptados de piezas compuestas con anterioridad. Esta noche le escucharemos en un concierto en directo en el festival de Rock de Eurockéennes de Belfort, registrado en 2001. Disfrutaremos de su doble faceta de compositor e intérprete virtuoso.
Buenas noches, y un gnomo en el jardín.
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Modernos contra antiguos, apocalípticos contra integrados, cultura popular contra cultura socialista... Estoy contigo, en el fondo de estas antinomias late una cierta actitud empobrecedora que por lo general suele ser más expresión de determinados prejuicios personales y colectivos que de gustos verdaderamente formados o de juicios realmente informados.
ResponderEliminarTengo para mí al prejuicio como la manifestación más evidente, y quizá también la más difícil de evitar, de aquello contra lo que llevas años -¿o son ya décadas?- advirtiéndonos, no sin incurrir, me parece a mí, tú también, de vez en cuando, en ella: la pereza mental. A todos se nos hace muy tentador agarrarnos a determinadas etiquetas, o a ciertas opiniones que parecen flotar en el ambiente o a según qué apariencias que se nos presentan como muy evidentes por si mismas y hasta de lógica elemental para ahorrarnos el esfuerzo de bregar con lo que se pretende juzgar.
En este sentido supongo que nadie se salva de haber escuchado, y lo que es peor, de haber propuesto excusas de lo más peregrinas: películas que se evitan debido al país de procedencia o simplemente porque fueron rodadas en blanco y negro en lugar de a color -muy típico entre la gente más joven, doy fe de ello-; novelas que no se aprecían por pertenecer a determinados géneros, o por no pertenecerles; obras que se ignoran olímpicamente por aquello de haber recibido el favor del público o tal vez por no haberlo recibido; libros a los que se les niega su valor literario en función de su contenido religioso, o a los que en virtud de lo mismo se quiere elevar a la categoría de sublime hasta la última de las torpezas, incoherencias y estupideces que contienen, porque además las contienen; series a las que nunca se les hincará el diente por su duración excesiva, o por el año en que fueron realizadas teniedo en cuenta la calidad de las series actuales o vete tú a saber por qué...
Lo dicho, la pereza mental en su más lograda manifestación.
Por cierto, extraordinario lo de Yann Tiersen. Aunque no descubro nada, no me resisto a recuperar de nuevo la banda sonora de Amelie:
http://www.youtube.com/watch?v=WYGFNjEL7Jw
Y juro por Moore que mi serie musical no ha sido abandonada, sólo aplazada en previsión y en espera de épocas menos participativas en el blog.
Me alegra saber que tu serie musical no está muerta sino aletargada, habrá que esperar a que pase el invierno austral para disfrutarla. Y siempre es un placer reencontrarse con Amelie en cualquiera de sus manifestaciones, gracias por el enlace. Sobre la pereza mental tienes razón, hay que andarse con cuidado. Terminé hace unas semanas de leer dos libros magníficos que tienen mucho que ver con tus reflexiones, te doy las referencias por si te interesan:
ResponderEliminarEl autor es Simon Leys, ambos editados por El Acantilado. Uno se titula "La felicidad de los pececillos", el otro "Los náufragos de Batavia". Son una delicia.
Adolfo