"En la ex Yugoslavia, en plena guerra civil, se celebró en 1992 un
torneo de ajedrez. En él participaron los dos máximos campeones de ese
juego, Bobby Fischer y Boris Spassky. Entre ambos ganaron cinco
millones de dólares. Esa cantidad era más que suficiente para comprar
los anestésicos que faltaban en los hospitales del frente. El evento no
fue organizado por la Cruz Roja sino por un negociante que, al parecer,
hizo un pingüe negocio.
Una
cosa es jugar al ajedrez para entretenerse y otra es dar el espectáculo
de jugarlo por dinero, frente a cámaras de televisión que lo llevan a
centenares de millones de hogares y, para peor, a poca distancia de un
campo de batalla. Esto se parece más a una macabra profanación de
tumbas que al sano ejercicio de un deporte.
El
ajedrez es, por cierto, un juego inocente. Sirve para pasar el rato,
sobre todo en la trinchera, el hospital, el asilo de ancianos o la
cárcel. (Yo lo aprendí en una cárcel peronista y lo olvidé al salir en
libertad.) Los entusiastas del ajedrez suelen llamarlo “el
juego-ciencia”. Sostienen que afila la mente. Pero el hecho es que
ningún campeón de ajedrez parece haber hecho contribuciones notables a
ninguna rama del conocimiento. Más bien, el ajedrez puede distraer del
trabajo intelectual. Esto nos lo asegura en su autobiografía el gran
sabio español Santiago Ramón y Cajal, que abandonó el juego al
comprobar que lo estaba distrayendo de sus estudios neurocientíficos,
enormemente más difíciles. Ciencias de juguete.
Por
cierto que el ajedrez no es la única manera agradable y pacífica de
perder el tiempo. Otras son las industrias académicas, es decir, las
teorías o prácticas que, aunque exigen inteligencia, no rinden
conocimientos interesantes. Si el ajedrez es el juego ciencia, los
ejercicios científicos intrascendentes son ciencias de juguete. Veamos
algunos ejemplos.
Desde
hace tres décadas todo un ejército de físicos teóricos juega a la teoría de las cuerdas, sin que hasta ahora hayan obtenido otros
resultados que un cúmulo de fórmulas matemáticas complicadas que no
explican ni predicen nada. El motivo de esta esterilidad es que la
teoría postula que el espacio-tiempo tiene diez dimensiones en lugar de
cuatro. Las seis dimensiones excedentes serían reales pero
inaccesibles: estaríamos inmersos en un mundo decadimensional del que
sólo veríamos una pequeña parte. O sea, nos ocurriría lo que al gusano,
que, al no poder erguirse ni levantar vuelo, obra como si el mundo sólo
tuviera dos dimensiones, como la superficie de una pelota.
Esta
teoría impresiona porque usa una matemática potente. Pero es
seudocientífica, porque postula la existencia de algo incomprobable. No
es sino un juego o industria académica. Pero, a diferencia del ajedrez,
que no cuesta, la teoría de cuerdas es costosa, porque a ella juegan
miles de profesores, generalmente bien pagados.
En
los estudios sociales campea la teoría de juegos, mediante la cual se
pretende explicar cuanto ocurre y también cuanto no ocurre en la
sociedad: competencia y cooperación, guerra y paz, gobierno y negocios,
etcétera. En el caso más simple, la teoría consiste en suponer la
existencia de dos agentes, la suerte de cada uno de los cuales depende
de los actos propios y los del otro agente. Esto es bien razonable, por
ser realista. La que no es realista es la suposición adicional de que
el juego es simétrico, en el sentido de que ambos agentes tienen
completa libertad de decisión. En el juego, cada cual puede decidir por
sí mismo si ha de cooperar con el otro, o si ha de clavarlo. Esta
hipótesis vale sólo entre iguales. No vale en los casos en que uno de
los agentes tiene más poder que el otro, como ocurre con las parejas
marido-esposa tradicional, patrón-obrero, proveedor-comerciante
minorista y gran potencia-pequeña potencia. En estos casos, el agente
más débil carece de libertad de elección: su contrato, si existe, es
asimétrico. La vida real es otra cosa.
La
fantasía desborda cuando se agregan las ganancias o pérdidas esperadas
de los jugadores. Este procedimiento es realista en el caso de los
juegos de azar. Pero los “juegos” de la vida real no son de azar, ni
podemos contabilizar hasta no haber finiquitado el negocio. Por
ejemplo, en el siglo XX, en la mayoría de los casos no se ha podido
predecir correctamente el resultado de las guerras. En particular, los
que iniciaron las dos guerras mundiales las perdieron.
Los
asuntos sociales son demasiado complicados para poder representarlos
mediante una teoría tan simple como es la teoría de juegos. Ésta no es
sino una industria académica. Pero también cuesta más que el ajedrez,
no sólo porque en ella trabajan profesores y analistas bien pagados,
sino también porque las estrategias que se elaboran a su luz (o sombra)
pueden tener resultados desastrosos, incluso trágicos, en vidas y
bienes.
En
resumen, el ajedrez es un entretenimiento interesante e inofensivo. ¿No
basta esto para admitirlo? ¿Por qué pretender que es una ciencia y que
forma geniales estrategas militares, comerciales o incluso científicos,
cuando de hecho quita tiempo a la reflexión sobre problemas serios? ¿Y
por qué, finalmente, pervertirlo convertiéndolo en negocio? Lo mismo
vale, con las debidas diferencias, para la teoría de juegos y otras
industrias académicas. ¿Por qué pretender que son productivas, cuando
de hecho no son sino jeux d´esprit ? ¿Y por qué pretender
cobrar un salario por ejercerlas, mientras que tantos escritores,
músicos y pintores pasan hambre aun cuando embellezcan la vida?
No está mal: ajedrez y teoría de cuerdas apaleados en un mismo artículo. Además desde una postura nada idealista ni anticientifica; más bien todo lo contrario, puramente materialista. Y ni siquiera de un materialismo buenista.
ResponderEliminarNo hay un pensamiento más metafísico,idealista, acrítico y menos realista que suponer que la ciencia tiene todas las respuesta, que el conocimiento científico puede agotar todo el campo del conocimiento y que sólo tiene valor aquello en lo que la ciencia tenga algo que decir. Sin una crítica de la cienca que provenga de fuera del propio mundo científico -de la filosofía, de dóndes si no- , la ciencia nos colará todas los bulos metafísicos que le de la gana.
Un video de Bunge insistiendo en la idea:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=BKiVtLGDg1w
Estamos en un mundo donde gran parte de los científicos se dedican a tareas MILITARES.
ResponderEliminarY por mucho que mole internet,que fue un invento militar,casi que prefiero ver a todos esos geniecillos jugando al ajedrez que inventando nuevas recetas de gas sarin.
Cuando se alcanza la excelencia en una rama del conocimiento hasta el punto de ensanchar su horizonte, raramente se consigue hacer aportaciones tan descollantes en otros ámbitos. El gran físico Einstein, no era más que un aficionado al violín; el ilustre matemático Hilbert poseía conocimientos de filosofía de altura comparable a la de un afanoso aficionado, el ilustre filósofo de la sospecha Nietzsche apenas conseguía mantener la atención con sus composiciones musicales más allá de los cinco minutos de cortesía paciente que cualquier melómano estaría dispuesto a conceder a una obra inédita. Y es sabido que Diderot pese a su empeño no logró ir más allá de la destreza ajedrecística que esperaríamos hallar en un apañado jugador de café. Y, en efecto, el insigne Kasparov, uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos, no pasará a la historia precisamente por la precisión conceptual de su teoría política, caso de que la tuviere. Bunge está en lo cierto cuando dice que los grandes maestros del ajedrez no han contribuido con grandes aportaciones en otros campos. Pero esa es una afirmación que puede hacerse en general. Como en general también podríamos afirmar que los grandes personajes de la historia, que han adquirido su fama en algún campo de conocimiento determinado, raramente se han circunscrito a ello y han mostrado curiosidad por otros ámbitos, curiosidad que muy a menudo ha servido de inspiración para la esfera de actividad por la que han recibido universal reconocimiento. En esto no han sido tampoco excepción los ajedrecistas, a poco que uno se aproxime a la biografía de sus más dilectos representantes.
ResponderEliminarTambién Bunge está en lo cierto cuando afirma que el ajedrez es un entretenimiento interesante e inofensivo, y sin embargo se equivoca al no percatarse de que el entretenimiento interesante e inofensivo es el más excelso grado gnoseológico al que puede aspirar el ser humano. Amplios dominios de la ciencia y la filosofía comparten esta condición con el ajedrez, si bien, en ocasiones, cierta sospecha se cierne acerca de su respectiva influencia inocua. Sólo la mejor filosofía y sólo la mejor ciencia, lo mismo que sólo las mejores actividades artísticas se equiparan así al ajedrez, pues lo que las hace "mejores" es su íntima relación con el Juego. Y así también la concepción filosófica de Bunge adolece de seriedad; y con ello olvida el mejor legado de los grandes maestros: la jovialidad.
Y es en efecto, a despecho del propio Bunge, que la física teórica y el ajedrez disfrutan de una sana jovialidad. Y lo mismo para la filosofía verdadera, nada que ver con la verdadera filosofía de Mario Bunge.
François de La Mothe Le Vayer
Touche Alan!
ResponderEliminarEste "Fransua" sabe lo que se dice.(Aunque para mí que escribe demasiado bien como para ser gabacho).
Además, a coalición de lo dicho por "Fransua",y en un lenguaje más chabacano,¿No es cierto que toda la evolución tecnologica humana tiene como objetivo final la mejora de la calidad de vida,y por ende,la pereza?
ResponderEliminarMe atrevo a terciar en este interesante tema, espero no resultar molesto.
ResponderEliminarA mi juicio, el punto de vista de Bunge acerca de la filosofía y la ciencia no puede tergiversarse en el modo en que lo ha hecho La Mothe refiriéndose al ajedrez. Bunge no desprecia el ajedrez, simplemente indica que es necesario tener claro el ámbito de cada actividad humana. Sobre el ajedrez llega a decir que es "jeux d'esprit". Sencillamente, su discurso procura desenmascarar las imposturas intelectuales (ecos de Sokal) en que incurren científicos y filósofos que pervierten sus respectivas materias. De otro modo habría carta blanca para la divagación y la pedantería. En el vídeo indicado por Alan Moore hay una excelente caracterización sobre esto a propósito de la filosofía de Hegel y Heidegger (tal vez, lo admito, llevando la analogía demasiado lejos). Usted no se preocupe, amigo La Mothe, el ajedrez no sale mal librado desde la perspectiva de Bunge. Y no olvide tampoco que no hay humor que valga sin seriedad que lo acoja.
Por otra parte, amigo davidchip, me sorprende un tanto su ingenuidad, que me recuerda mucho a un cierto ensayo de Luis Racionero que pasó sin pena ni gloria "Del paro al ocio", cuya idea central, por lo demás no es nada nueva: Las máquinas liberarán a la humanidad de la esclavitud del trabajo. Se observa más bien lo contrario, a mi parecer. Cada vez nuestra vida está más controlada y nuestro tiempo libre más alienado. Pero las razones profundas por las que me parece ingenua su intervención tienen como respaldo el intelectualismo moral en el que parece estar inmerso. Mire: la tecnología podría muy tener como objetivo final la aniquilación de nuestra especie. No entiendo por qué descarta usted esta posibilidad, de la que hay inquietantes antecedentes históricos. Otro podría decir que la evolución tecnológica, entre tanto, hará del planeta y de la parte alícuota del universo colonizable un infecto vertedero de basura: Letrina con mayúscula.
Bonaventure de Fourcroy
Ya veo que las provocaciones de Alan Moore siguen siendo tan efectivas como siempre, y es justo caer en la tentación aunque se sepa taimadamente urdida, y más bien no aunque sino precisamente por ello mismo. Por mi parte, lo que interpreto de lo que dice Bunge en el texto (el vídeo no lo he visto, aunque paradójicamente no pueda negar estar de acuerdo con Bonaventure de Fourcroy en su referencia al mismo) es que un entretenimiento inofensivo, puramente especulativo, no puede convertirse en negocio, ni, en consecuencia, tener implicaciones de ninguna índole en el espacio productivo. En todo caso, lo peor de estar prácticas sería, según Bunge, que usurpan el puesto que le corresponde al Arte, que sustituye el puro entretenimiento interesante por una actividad inspiradora a través de la Belleza. De este modo, Bunge considera que el ajedrez ni es ciencia ni es arte, con lo que lo reduce a un mero pasatiempo. Sobre esto último, baste decir al respecto que sólo a un negado para el ajedrez le puede pasar inadvertida su belleza. Bunge se equivoca. Se equivoca La Mothe también en su encendida defensa del ajedrez al pretender hacer del juego la categoría principal del conocimiento humano: No lo es, lo es la supervivencia, y es por ella que le sirve el Juego, no como fin sino como medio. Y se equivoca también Bonaventure con esos ramalazos inequívocos de positivismo melancólico, en donde no sólo es que cada cosa tenga que estar en su sitio, sino que también ha de haber un sitio para cada cosa: referencia del pensamiento caduco, encorsetado y a la postre estéril.
ResponderEliminarPero acierta Davidchip. No ciertamente en vincular evolución tecnológica con mejora de calidad de vida, sino en la identificación de ésta última con la pereza. Y es que el ajedrez es un indicador infalible de pereza, esto es, de calidad de vida: Un lujo que no todos (casi nadie) se puede permitir.
Adolfo
Lo curioso es que en el fondo, y en la superficie, Bunge ni habla de ajedrez ni lo pretende. Tampoco se trata, creo, de poner cada cosa en su sitio, pero sí de darle a cada cual su valor. No todo lo que reluce es ciencia en la física teórica, y por más físicos y científicos que se nombren, guardianes del método, nadie queda a salvo de la tentación del Santo Grial: sacar algo de la nada. O conventir el pensamiento puro o las relaciones esenciales en realidades físicas, sin que medien las correspondientes operaciones corporeas. O como diría el otro, saltarse a la torera las discontinuidades y las inconmensurabilidades de la materia. O dicho de más formas todavía: caer en la comodidad del pensamiento mágico, dejarse llevar por los cantos de sirena del idealismo o arrojarse al abismo de la metafísica. Y además con la buena conciencia de la superioridad gnoseológica.
ResponderEliminarDel paro al ocio, de Luís Racionero, uno de mis libros de cabecera. La tecnología abre caminos y posibilidades, y la voluntad de los hombres -y las mujeres- los cierra. Menos mal que ya me queda poco para recuperar la libertad...
ResponderEliminarTanto rollo patatero que os traéis para decir esto:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=r27lch61iLs
Menuda peña.
Venga, a levitar.
Edmundo Dantés
No por anticuada una idea ("las máquinas liberaran al hombre")ha de ser menos buena. Otra cosa es que la sociedad en general,y el mundo laboral en concreto,no se hallan adaptado todavía a la necesidad de trabajar menos tiempo y con más eficaz. Ignorar los cambios acontecidos en el sistema productivo ( y que últimamente con la introducción de la informatica se han multiplicado) es estar bastante desconectado de la realidad.
ResponderEliminarPerdón por el fallo,quise decir "trabajar menos tiempo y con más eficacia ",es que me cuesta un cojon escribir con el móvil, jiajia!
ResponderEliminarCabrone!!!!! Sus veo!!!!' Endivé!!!!!! Endivé!!!!!!
ResponderEliminarNo creo, david, que Bonaventure esté poniendo en duda la bondad de la idea (las máquinas liberaran al hombre) en virtud de su antiguedad; lo que dice Bonaventure es que la realidad muestra que esa liberación no ha tenido lugar. Es decir, el hecho de que exista la posibilidad no implicaba necesariamente que esta posibilidad fuera a realizarse, porque para ello también se requiere la voluntad. En ese sentido, me parece que el amigo Bonaventure es más bien pesimista, porque la tecnología al fin y al cabo está siempre al servicio de quien la posee, y por lógica quien la posee es el sistema, o el poderoso, o las multinacionales, o el Partido Popular, o el señor Burn, etcetera, etcetera. Cada cual con sus propios intereses particulares.
ResponderEliminarPues yo estoy con David. Siempre tendremos a los agoreros y apocalípticos de turno cantando las miserias de la tecnología y el progreso pero lo cierto es que la humanidad en su conjunto vive mejor que hace milenios. Es mentira que no haya voluntad para aprovecharnos de los avances tecnológicos y facilitarnos la vida, pero las cosas llevan su tiempo. La prueba mayor de que la tecnología nos da libertad es el miedo que los gobiernos tienen a internet, por ahí llegará la gran revolución mundial. Internet nos hará libres.
ResponderEliminarCoincido con anónimo. Puedo acceder a todos mis archivos desde la nube, sin atarme a ningún dispositivo, y es sólo un ejemplo. Internet está cambiando la forma de comunicarnos y las relaciones humanas, acabando con la soledad y el aislamiento, haciéndonos más sociables. Muchas amigas mías las he conocido por internet y también a mi chico, con el que llevo 4 años. Todo depende del uso que se dé a la tecnología, y yo pienso que la gente la tiene como una parte de su vida que ya es irrenunciable. No hay debate, la tecnología ha venido para quedarse.
ResponderEliminarNatalia di Lasso
Sí, pero Scally y Mulder ahora conocen hasta la talla de nuestros calzones. La idea de progreso en buena medida se viene abajo porque todo avance conlleva un retroceso, todo pro una contra. Y eso sin mencionar que en muchos casos ni siquiera es posible asegurar si se está ante algo positivo o algo negativo. ¿Se vive mejor ahora que antes de la era industrial? No lo sé, pero estoy convencido que en algunos aspectos, no.
ResponderEliminarA mi no me importa que se sepa la talla de mi ropa Alan, ni mis gustos literarios, musicales o viajeros, son cosas superficiales. Hay empresas que usan esa información para mejorar sus ventas y hacer negocio pero no encuentro que eso tenga nada que ver con la intimidad de las personas, con la mía desde luego que no. Los sentimientos, emociones, convicciones, experiencias y vivencias se quedan para cada uno. Yo no me siento más manipulada por usar la tecnología que por no usarla, nadie ni nada manda sobre mis sentimientos ni en mis relaciones de amistad y amor. Puede que sea una chica demasiado apasionada pero estoy convencida que mucha gente opina como yo, y eso es lo que cuenta, y lo que da miedo al poder. No seamos pesimistas, aprovechemos las ventajas de internet. (Escribo esto mientras escucho música por spotify:)
ResponderEliminarNatalia di Lasso
En ningún momento he dicho que la humanidad halla aprovechado del todo las ventajas tecnológicas. Re-leeme Alan:
ResponderEliminar"Otra cosa es que la sociedad o el mundo laboral"....etc.
Partes de esa liberación en parte se la humanidad SÍ que han tenido lugar:
La rueda.
La imprenta.
El telégrafo.
La bombilla.
Agua corriente y potable.
El arado.
El tractor.
El ordenador.
La dirección asistida.
EL AIRE ACONDICIONADO Y LA CERVEZA FRESQUITA.......
Sus veo!!!!! Cabrone!!!!!!!
ResponderEliminarA la Natalia esa, dinos la talla de tetas que tienes!!!!!!
Sus veo!!!! Endivé!!!!!!!!!! Endivé!!!!!!!!!!!!!
A Bunge le ha interesado mucho combatir toda forma de superchería, siendo las más peligrosas las que se presentan como ciencia o filosofía. Pero creo que Bunge no está muy afortunado en las comparaciones que acomete en el texto de esta entrada. Lo que dice sobre el ajedrez, por ejemplo, no tiene nombre; y lo que insinúa sobre el arte (lo siento, Adolfo, creo que haces una interpretación demasiado benévola en esto) poco menos que una canallada: malas metáforas, me temo.
ResponderEliminarPrefiero mantener mi anonimato, un saludo para todos.
Besos, Natalia; gracias por comentar y disculpas en nombre de todos por el comentario grosero del "gracioso" que a veces nos interpela.
Del ajedrez sólo dice que es un juego. Igual que la teoría de cuerdas y que la teoría de juegos. Divertimentos. Del arte, que embellece la vida. Y mata de hambre a los artistas... o que los artistas son unos muertos de hambre.
ResponderEliminarNo, hace una comparación deliberadamente despectiva: Ciencias de juguete.
ResponderEliminarCiencias de juguete o juguetes de la ciencia; en la jerga ajedrecistica, juego científico, o juego-ciencia. No hay nada despectivo con el ajedrez.
ResponderEliminar"No está mal: ajedrez y teoría de cuerdas apaleados en un mismo artículo" Así comienza el primer comentario de esta entrada, son sus palabras, Alan Moore. Pero no se preocupe, ya me advirtieron de su gusto por la contradicción.
ResponderEliminarAnónimo
No te tomes demasiado en serio lo que no es sino mera provocación. Quienes conocen la historia subterranea de esta entrada saben que el punto de mira del francotirador está puesto en la teoría de cuerdas y en la veneración acrítica de la ciencia. Y el de Bunge también.
ResponderEliminarMe pierdo un poco en lo que habláis de Bunge pero estoy TOTALMENTE de acuerdo con lo que dice David, sobre todo en lo del aire acondicionado!!.
ResponderEliminarAnónimo, no pasa nada, estoy acostumbrada a estos graciosos como los llamas tú. Dan pena. Gracias, pero sé defenderme sola.
Natalia di Lasso
Bonita estampa:
ResponderEliminarhttp://www.construccion-y-reformas.vilssa.com/uploads/images/refrigerantes_aire_acondicionado.jpg
Reflexión obligatoria:
http://www.construccion-y-reformas.vilssa.com/articulos/los-fluidos-refrigerantes-para-el-aire-acondicionado
Como dijo alguien afinar la tecnología lleva su tiempo pero al final se consigue. Nosotros tenemos aire acondicionado ecológico (http://www.lg.com/ar/aire-acondicionado/lg-TS-H096B8U0-eco-collection) que sustituye a los aparatos y sistemas refrigerantes que enlazas tú. Esas estampas de aparatos que cubrían una fachada entera están hoy prohibidas por la ley -el progreso es lo que tiene-. En poco tiempo se conseguirán explotar fuentes de energía no contaminantes con el planeta y sostenibles, tiempo al tiempo.
ResponderEliminarSaludos desde mi smart tv;-)
Natalia di Lasso
Pensandolo bien,e intentando ser tan contradictorio como nuestro amigo Moore,el medioevo tenía sus ventajas,la mayor, que hubieran quemado por hereje a Alan Moore.
ResponderEliminar"Estamos en un mundo donde gran parte de los científicos se dedican a tareas MILITARES.
ResponderEliminarY por mucho que mole internet,que fue un invento militar,casi que prefiero ver a todos esos geniecillos jugando al ajedrez que inventando nuevas recetas de gas sarin."
Eso también parece contradictorio. Yo lo único que digo, recogiendo lo señalado por Bonaventure, es que la tecnología lo mismo vale para llevarnos al paraíso que para convertir el mundo en un infierno. La tecnología es moralmente neutra; los usos que hacen de ella los hombres -y las mujeres- no.Con ella se puede liberar o se puede esclavizar; se puede crear o se puede destruir; se puede curar o se puede matar, etc, etc. Estar contra la tecnología sin más, en abstracto, es tan ridículo y gratuíto como hacer lo contrario. Y a eso me atengo yo: ni la ataco ni la defiendo.
¿Se vive mejor ahora que antes de la era industrial aunque Mulder y Scully sepan lo que digo o escribo públicamente?
ResponderEliminar¿Hemos retrocedido un paso por otro de avance ? Bueno,conviene leerse a Victor Hugo o a Dickens.
Puede que halla mas espionaje en la actualidad,pero en la antiguedad no le llegaba información a la plebe,y nuestros pensamientos estarían plagados de oscurantismo y supercheria.
La miseria de la sociedad victoriana que retrataba Dickens en sus novelas era hija de la revolución industrial. El Manchester que relata Marx en el tomo primero del capital, con trabajadores encadenados a las máquinas, obligados a comer, a dormir y a malvivir a su lado, no era posible en el sistema de producción preindustrial: lo hizo posible la máquina de vapor. O sea, el avance tecnológico. Y con esto, me repito, ni defiendo el antiguo régimen, ni estoy en contra de la tecnología, cuyo avance, por otra parte, no tiene vuelta de hoja.
ResponderEliminarPor cierto, un ejemplo reciente, para que se vea lo libres que, en algunos caso, somos en la actualidad:
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/21/economia/1377067079.html
72 horas sin descanso. No está mal, ese es el camino, pensará Rosell.
Hábil argumentación donde la halla, pardiez. Comenzaré por el final argumentando sobre la libertad de aquel pobre becario: Cómo no serán los salarios de los "veteranos" de ese banco, que el becario cobraba 3.ooo dólares al mes. ¿Explotación? Ese tipo era un trepa, eso es lo que era, un tipo que quería ser un tiburón, y acabó siendo mordido, y si mis palabras suenan duras pues lo siendo, pero el niñato no se cayó de un andamio ni tuvo un accidente de tráfico, si hubiera estado a lo suyo, no le hubiera pasado nada. Además, como alemán que era, no conocía el noble arte español del escaqueo, vamos, que yo, entre cafelitos, cigarritos y siestas, rindo menos en esas 72 horas que en una media jornada habitual, eso te lo aseguro.
ResponderEliminarVolviendo al tema de la tecnología, y buscando antecedentes históricos, sigo en mis trece, pues continúo manteniendo que, bien llevada y adaptada a la sociedad, es sumamente beneficiosa. Verás, recientes hallazgos han determinado que uno de los factores determinantes de la supremacía de los homo sapiens sobre el neanderthal fue la tecnología, en forma esta vez de flechas más eficientes, cuerdas , ropaje hecho a partir de fibras vegetales y un invento que permitió al homo sapiens emigrar hacia prácticamente cualquier lugar del planeta: El Saco.
ResponderEliminarCon sacos podían llevar comida y útiles encima multiplicando la capacidad de carga, ese factor fue determinante en la expansión de la raza humana por el orbe.
Eso sí, seguro que habría algún que otro homo sapiens reacio que diría aquello de "a tomar por saco" o "que inventen ellos"
Pues parece que seamos almas gemelas David, porque escribes cosas que yo misma estaba a punto de colgar -eso me ahorra el esfuerzo, jeje-. COMPLETAMENTE de acuerdo en todo. Lo del saco me ha parecido una idea superingeniosa, no tenía ni idea de la importancia de eso, GENIAL.
ResponderEliminarAlan Moore, yo no estoy muy puesta en Marx pero mi chico es filósofo y me ha contado que los datos que manejó Marx para escribir el Capital eran de la era preindustrial y los tergiversó (viene explicado en 'Los intelectuales' de Paul Johnson). O sea, que la mala fama que tiene la revolución industrial es un mito. Lo que no es un mito es que gracias al desarrollo de la industria hoy disfrutamos de la tecnología e internet. Y una cosa el chico de la noticia nos llama la atención no por ser norma sino excepción.
Lo resumo diciendo que lo siento si molesto a alguien pero estoy demasiado encariñada con mi ipad, para mi es IMPRESCINDIBLE. Oye, pero que no le deseo a nadie la hoguera medieval, eh?, jajaja
Natalia di Lasso
Gracias Natalia por el apoyo! No obstante no estaria de "Marx"(chistaco malo,cuidado!)que nos esclarecieras vía nueva entrada,o como prefieras tú, claro está, ese tema de los datos preindustriales con los que contó Marx,suena muy interesante.
ResponderEliminar¡Y nunca descartes el valor de una buena fofata!
Fogata!
ResponderEliminarVaya, pensé que te referías a una buena azafata. En todo caso haré yo de azafata -o azafato, para que los masculinistas no se me quejen de que el lenguaje del matriarcado hace invisible a los hombres-:
ResponderEliminarhttp://es.scribd.com/doc/7385313/Paul-Johnson-Intelectuales
Desconozco el contenido del libro, así que no sé que tiene el Johnson este que decir al respecto, pero hasta donde yo sé, o sabía, Marx redacta el tomo primero del Capital en tierras británicas, y conoce de primera mano la situación de la sociedad victoriana.
Teniendo en cuenta que U.K es el primer país que practica la Revolucion Industrial,y que Marx escribió gran parte de su obra en la biblioteca de Londres,algo tendría que saber del tema,sí. Bueno,habrá que leerlo.
ResponderEliminarEse parece ser el problema, que Marx vivió siempre como un acomodado burgués subvencionado por Engels, y que no conoció otra realidad que la de los libros de la biblioteca.
ResponderEliminarEstá muy bien traída la referencia al libro de Johnson. Este blog mola.
Un anónimo que quiere seguir siéndolo.
(Natalia, no pretendía parecer protector o machista, doy por hecho que sabes defenderte sola. Pero espero que no tengas nada en contra de la cortesía...o no.)
Ozú, como deja Johnson a Marx. Y Eangels. No sólo porque no pisa una fábrica en su vida, sino porque se dedica a manipular, falsear, alterar y distorsionar los datos que encuentra en informes y libros. Paul lo dice claro: propaganda y no ciencia.
ResponderEliminarYo también querría ser anónimo, amigo anónimo, pero ya es demasiado tarde: he escrito demasiadas obras maestras del ccómic.
David, ¡ni loca!, eso lo dejamos para mi chico pero en vacaciones se pasa el día escuchando música y no me hace ni caso. A mi no me van mucho los politiqueos, me importan más los pequeños problemas cotidianos y la relación con la gente de mi entorno, ¡una no da para más!, es lo que hay.
ResponderEliminarAnónimo que quiere seguir siéndolo (qué largo), por eso te di las gracias, ya capté la cortesía, no soy tan tonta. Gracias otra vez, fumemos la pipa de la paz.
Natalia di Lasso
Venga, Nati, que ya sabemos que lo de la paz no es más que una excusa para seguir dándole a la pipa: Las chicas son guerreras y a ti te va la marcha, se te ve a la legua.
ResponderEliminarEdmundo Dantés