lunes, 8 de agosto de 2011

Por las dehesas extremeñas

Al principio de la década de los noventa conseguí un amigo que estaba tan apasionado como yo por visitar rincones naturales de Extremadura y de España, con él hice miles de kilómetros en su R4, descubrimos lugares insospechados que tenían una riqueza vegetal y faunística impensable, y a pocos minutos de donde yo vivo, me parecía poco menos que un milagro.

Las ganas que le poníamos a cada viaje, cada ruta, cada paseo, todavía me emociona recordarlo, por que todo lo que aprendí son recursos que perduran en mí y puedo vislumbrar la silueta de una rapaz y al instante saber que especie es. Rozar una planta aromática y distinguirla de las demás. Alcanzar a saber que tipo de árboles y arbustos nos rodeaban entre tantas es verdaderamente complicado, y al final, conseguí un control fantástico del que estoy muy contento de haberlo aprendido (quién sabe cuando serán necesarios usar esos conocimientos...).

También aprendí a relacionar estas especies de árboles, arbustos y plantas con la fauna que nos rodea. Por ejemplo: es imposible que haya avutardas en un monte fragoso y lleno de jaras; esta ave estará en las zonas de estepa, rodeado de campos de cereales.

Mi compañero de viaje era una persona con una amplia experiencia y me enseñó muchísimas cosas mas, pero lo bonito fue lo que aprendimos los dos a la vez, como aquella ocasión que nos fuimos a la Sierra de San Pedro (Badajoz) y nos metimos por enormes fincas privadas (en alguna de ellas se rodaron escenas de la película Los Santos Inocentes) hasta que decidimos parar en una de ellas. Allí, estaba una familia: padre, madre e hijo que eran los que cuidaban la finca a los dueños; estas personas se quedaban alucinadas de que dos personas de Almendralejo pudieran venir la mañana de un domingo de primavera a ver esa dehesa, que ya ellos, acostumbrados sus ojos a verla, no le encontraban nada de especial, y nosotros le decíamos (con mucha envidia) que era un sitio maravilloso.

Al poco de dejar a estas personas, nos sobresaltó un sonido, y a mi me pareció que sonó "croc", después de mas de 2 horas de viaje en coche, el objetivo de nuestro viaje había finalizado a los 10 minutos de llegar, pues el Águila imperial ibérica nos estaba dando la bienvenida y nosotros pensábamos que con suerte, la veríamos tras horas y horas de búsqueda. A pocos metros de nosotros y por encima de nuestras cabezas, sobrevolaba el águila, dio varias vueltas intentando tal vez reconocernos y después desapareció tal como apareció, emitiendo un sonido gutural. No vimos muchos mas anímales ese día, pero sí en otras ocasiones, ya que es un lugar muy alejado del ser humano, hay gran tranquilidad (sobre todo los días de entre semana) y las especies procrean bien.

Siempre me sorprendió que le dieran a Monfragüe la figura de protección de Parque Nacional y sin embargo La sierra de San Pedro solo esté protegida como espacio ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) y es que hay muchos intereses en las fincas cinegéticas que pululan por las 100.000 hectáreas de San Pedro y la Junta no ha querido enfadar a los dueños de esas fincas, que "protegen" la naturaleza de ese lugar. Eso sí, los ciervos campan a sus anchas, estando ya prácticamente domesticados. Sin embargo, los pocos lobos que quedaban (unos 20), desaparecieron misteriosamente en un par de años, no fuese a ser que las alimañas se vayan a comer lo que he ido criando con mi dinero, y cuando llegue el otoño y la época de monterías, los mejores venados los vayan a coger los lobos y no el marqués de no sé cuanto o el banquero de no sé quién. Claro, que es una estupidez, por que sabemos que una manada de lobos solamente ataca a venados débiles y enfermos, pues jamás se atreverían con un venado sano que con los cuernos o las patas le podría infringir una grave lesión.

Pero está claro que el dueño de la finca no quiere competencia ninguna y menos de alimañas como los lobos.

Recuerdo que una vez tuvimos la osadía de entrar en una de esas enormes fincas, había muchas personas en la carretera con teleobjetivos y prismáticos viendo algo, tomamos ese camino, y pronto nos dimos de frente con unos 300 ciervos, estos en celo, y al atardecer estaban algunos venados machos peleando entre ellos, pero no pudimos fotografiar nada por que vino el dueño de la finca a pedirnos explicaciones de qué hacíamos allí, nosotros intentamos explicarle a él, que no éramos cazadores, y que solo haríamos alguna foto y nos iríamos de allí. El hombre, que venía con un niño (sería su nieto, digo yo) nos pidió dinero por echar las fotos a "sus" venados, nosotros no le hicimos caso, cogimos el coche y nos pusimos en dirección a la salida de la finca. El dueño nos siguió y nos pasó con su todoterreno, nos bloqueó y quiso que nos quedásemos allí hasta que viniese la Guardia Civil, mientras tanto sacó una libreta para apuntar la matrícula de nuestro coche. Nosostros, aprovechando que salió del vehículo y sin querer mas trifulca nos fuimos y jamás supimos de semejante personaje o de multa ninguna; pero después sí entendí por que había tanta gente fuera de la finca en la carretera... Me sirvió esa experiencia para ver otra especie animal, estúpida, grosera y maleducada, prepotente y arrogante, y es una vergüenza para los extremeños, que estos seres extraños, que solo vienen aquí en época de caza o de vacaciones, sean dueños de la Naturaleza de los extremeños y que no podamos pasear por el campo, porque le molestamos, y yo me quedo indignado al ver que lo que es de todos, ahora lo tienen solo unos pocos.

¡Sierra de San Pedro Parque Nacional Ya!

2 comentarios:

  1. Aparte del grandísimo viaje que tenemos proyectado para el año que viene (y del que no conviene hablar, que si no, no sale -y no porque sea supersticioso, sino porque está comprobadísimo que hacerlo trae mala suerte-), tenemos que irnos al Valle de Ambroz un fin de semana, con la peña languideciente letrinera. Venga, a ver si es verdad.

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  2. Yo seguro que iré a Gredos en la 2ª quincena de spetiembre, (el fin de semana), así que si alguien se apunta... Iros haciéndoos unos paseillos, por que sino la montaña pasa factura y entonces no disfrutarás de ella.

    PD.- Del otro viaje todavía no hablamos.

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