Siguiendo las recomendaciones del omnisciente Filmaffinity, y de algún que otro letrino, no menos omnisciente, me he lanzado este fin de semana, ya me iba tocando, a la aventura de ver las dos partes del Iván el Terrible de Eisenstein, película grandilocuente y afectada como pocas, plena de sufridas miradas que se extravían en el infinito, de ampulosos gestos teatrales más dignos de la época muda que del sonoro y, por si no fuera suficiente, rebosante de peroratas sublimes en donde uno no puede dejar de sentirse invadido por la molesta impresión de que es el mismísimo Stalin quien trata de justificar su labor, malditos cabrones, yo intentando crear una nación grande, unida y fuerte, y ellos vengas conspirar contra mí, pues ahora voy a ser más cruel todavía... Y con eso y con todo, no se puede negar la magestuosidad de las imágenes de Eisenstein, la tremenda fuerza de esos rostros en primerísimos planos, de esas sombras y esos espacios colosales que hasta logran la no desdeñable proeza de hacer que las figuras amaneradas de los actores produzcan arrobo en lugar de vergüenza ajena, pero sobre todo me quedo con la grandiosa banda sonora de Prokofiev, la guinda musical perfecta para un espectáculo audiovisual fascinante.
Como me da miedo cumplir con el reto de Loly y encontrar sin proponérmelo la peor versión posible del tema principal, me curo en salud y coloco aquí la de la propia película, que no tengo ni idea de quién la interpreta ni na de na, pero oye, es magnífica:
La escena que más me gusta es cuando los boyardos se presentan en la cámara real, con Iván agonizante, y no juran por su hijo Dimitri. El juego de miradas entre Anastasía y Efrosinia mientras suenan los acordes de un violonchelo. La zarina toma en brazos al crío y les pide el juramento mientras llora el niño. Un poco después, cuando las dos mujeres escrutan el comportamiento de Alexei (creo que se llama así) y él calla para poco después jurar por Dimitri al enterarse que vive Iván. Y la frase que le dirige la zarina: ¡Júzguete el cielo! Una pasada, tú. La música de Prokofiev es maravillosa. No sé qué versión es la que aparece en la peli, yo tengo una con Rostropovich dirigiendo al coro y la orquesta de Londres, con Tamara Sinyavskaya y Sergei Leiferkus, y con Christopher Plummer como narrador. Es la versión de Michael Lankester. La caja trae además otro cd con la cantata op. 78, más conocida como "Alexander Nevsky", y con Dolora Zajick. Si te interesa, cuando vaya al pueblo me la llevo y te la grabas. Y gracias por ocuparte de Prokofiev, uno menos al que atender, porque la selección está siendo complicada.
ResponderEliminarSí, es un momento dramático muy intenso, aunque sigo prefiriendo por encima de todo la concepción visual de la película. Está llena de planos, de gestos, de angulos, de juegos de luces y sombras que parecen imposibles de utilizar en el cine actual, como si fueran excesivamente evidentes o remarcados o afectados o manieristas o lo que sea, pero no sé, en las manos de Eisenstein demuestran un vigor, y casi diría que una vigencia, que no deja de asombrar. ¿Se puede hacer un plano como este en el cine actual? http://1.bp.blogspot.com/_S2oXAxDX2Tk/TIdv8QFq_XI/AAAAAAAAAfI/VL7NkZYckcU/s1600/Iván.jpg Así de entrada diría que no.
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