En agosto de 1966 se enfrentaron dos posibles aspirantes al título mundial de ajedrez: Fischer y Spassky. Por aquel entonces reinaba Petrossian pero en el torneo celebrado en Santa Mónica se quedó sin opciones. De hecho, en la penúltima ronda se jugó la partida decisiva entre Fischer y Spassky, en la que Fischer tenía que ganar a toda costa porque en la ronda final jugaría con negras contra el campeón mundial y eso hacía previsible que el resultado fuera de tablas. Sin embargo, Spassky se enfrentaría a Donner con blancas y sus posibilidades de vencer eran muy altas. Así las cosas, Fischer salió con e4 y Spassky le planteó el ataque Marshall. La posición crítica se alcanzó en la jugada 15, cuando el negro jugó correctamente c5, lo que dejaba a las blancas sin chances de victoria. Os dejo aquí la partida:
En la última ronda se cumplieron los pronósticos y Spassky se proclamó campeón del II Torneo Internacional Piatigorsky. Seis años después, en Reykjavik, volvieron a enfrentarse pero esta vez para disputar el título mundial, que, hasta ese momento, estaba en poder de Spassky. Parece que Fischer aprendió mucho de sus experiencias en aquel torneo del 66 porque arrasó a su rival partiendo de situaciones rocambolescas de desventaja ajenas al propio ajedrez: Anécdotas y circunstancias que algunos letrinos conocen muy bien.
En la última ronda se cumplieron los pronósticos y Spassky se proclamó campeón del II Torneo Internacional Piatigorsky. Seis años después, en Reykjavik, volvieron a enfrentarse pero esta vez para disputar el título mundial, que, hasta ese momento, estaba en poder de Spassky. Parece que Fischer aprendió mucho de sus experiencias en aquel torneo del 66 porque arrasó a su rival partiendo de situaciones rocambolescas de desventaja ajenas al propio ajedrez: Anécdotas y circunstancias que algunos letrinos conocen muy bien.
(De izquierda a derecha: Spassky, Sr. y Sra. Piatigorski y Fischer)
Lo que tal vez ya no sea tan conocido es que aquel torneo decisivo, que tanto habría de influir en el destino de ambos jugadores -y en la historia del ajedrez, realmente-, estuvo organizado, promovido y costeado por una mujer singular, de nombre Jacqueline. Jacqueline Piatigorsky estaba casada con uno de los violonchelistas más famosos de aquel entonces: Gregor Piatigorsky. Piatigorsky solía tocar con Heifetz, el mítico violinista lituano que es considerado por muchos como el maestro de los violinistas modernos. De aquel concilio esplendoroso son a destacar los registros que ambos hicieron de la música de cámara de Antonín Dvorak. A ellos les escucharemos tocar los 4 primeros de los 6 movimientos que integran el famoso trío para piano, violín y violonchelo nº 4, en Re menor, Op. 90 "Dumky" (no encontré los otros dos que faltan con estos intérpretes). Para la ocasión, les acompaña Jacob Lateiner al piano.
Dumky es plural de Dumka, que en checo es algo así como una melodía traída por la nostalgia y el desenfado. Ciertamente, la variedad de motivos y temas que se suceden a lo largo de la obra son impresionantes y de rico colorido e inspiración popular; nos confirman que estamos ante un autor que en su producción para pocos instrumentos está a la altura de nada menos que Brahms. Ahí es nada. Como siempre, espero que lo disfrutéis.
Buenas noches y aires alegres.
Dumky es plural de Dumka, que en checo es algo así como una melodía traída por la nostalgia y el desenfado. Ciertamente, la variedad de motivos y temas que se suceden a lo largo de la obra son impresionantes y de rico colorido e inspiración popular; nos confirman que estamos ante un autor que en su producción para pocos instrumentos está a la altura de nada menos que Brahms. Ahí es nada. Como siempre, espero que lo disfrutéis.
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Un placer para los sentidos.
ResponderEliminarNo conocía a este maestro. Pero bueno, siempre se aprende.
Saludos muchos.
Hola Luna. Me alegra saber que te ha gustado.
ResponderEliminarSaludos de ultramar,
Adolfo
En esta ocasión me gustó mas la selección musical que la partida de ajedrez, aunque se la recomendaria a Kin, para que la próxima vez que juegue el Ataque Marshall, no se quede perdido a las veinti-pocas jugadas.
ResponderEliminarNo sé si fue en este torneo, o en otro, en el que Spassky le jugó a Fischer un gambito de rey, o sea, la re-hostia del romanticismo pero en pleno siglo XX, y si mal no recuerdo le venció el bueno de Boris. Buscaré la partida para compartirla con ustedes...
La partida no parece que tenga mucha historia en sí misma, pero sólo es apariencia. El momento en que Spassky juega 15.., c5 es muy importante porque permite una gran simplificación en la que el blanco se queda con peón de más. Que a pesar de ello el final sea tablas es algo que sólo un tipo llamado a ser campeón del mundo es capaz de vislumbrar. Hoy no nos parece que haya mucho misterio en esto pero sólo es así porque esta gran idea de Spassky ya ha sido asimilada por la moderna teoría de aperturas. A Kin le va a gustar esta partida. De hecho, el inventó una variante que es pura dinamita (él con negras), en la que se juega Cf4(¿!!?)a g3. Se la vi jugar en un importante torneo en Marchena y su adversario no se atrevió a tomar el caballo. Sé que luego estudió la línea aunque no sé a qué conclusiones llegó. A ver si pones ese gambito de rey, tengo curiosidad. Y me alegra que te gustara la recomendación de Dvorak, su música es alegre y conciliadora. A pasarlo bien.
ResponderEliminarAdolfo
http://www.abc.es/blogs/poker-ajedrez/public/post/muere-a-los-100-anos-jacqueline-piatigorsky-la-gran-benefactora-del-ajedrez-13180.asp
ResponderEliminarIn memoriam
Adolfo
La ha matado la crisis. O eso o ha ido a ver la última de Batman.
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