Sería difícil imaginar cómo habría podido evolucionar la ópera en la manera en que lo ha hecho sin la figura de Alessandro Scarlatti, padre de Domenico. La propuesta de hoy es un Oratorio por el que siento especial debilidad: Sedecia, Re di Gerusalemme. Existe una versión íntegra en el Tubo, pero, a mi juicio, lo único que se salva es la presencia del contratenor Jaroussky, quien, obligado es decirlo, firma un más que digno Caldo sangue, el aria que enseguida vamos a escuchar. He escogido la voz de la soprano lírica Tebaldi por ser una de las más bellas que se hayan conocido y porque se adapta al papel en perfecto encaje. Muy conocida fue la rivalidad de Callas con la Tebaldi, que durante años mantuvo la incertidumbre acerca de a quién le correspondía la supremacía del canto. Aunque la disputa fuera absurda, por ser ambas sopranos incomparables -lírica la Tebaldi, dramática Callas-, lo cierto es que escuchándola en este recital, interpretando a Scarlatti, uno comprende que la voz de Tebaldi es otra cosa; de pureza incomparable, al decir de Toscanini. Que lo paséis bien.
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