Sí, qué le vamos a hacer, el título suena horrible. Pero no os fiéis de las apariencias, la película es una más que digna actualización a los tiempos que corren de la Madame Bovary de Flaubert. Y fue precisamente Flaubert quien en carta a Colet dijo aquello de que "las mujeres tienen la mala costumbre de confundir el corazón con el coño". Teniendo eso en mente, ya no suena tan mal el título... Esa es la clave de bóveda -o de Bovary- que sostiene la película, y la que explica y justifica la escena central del film, la que os dejo más abajo.
Emilia-Emma está de bronca con su hija a cuento de su negligente labor de madre. Reproches, tensión, malas caras, y entonces, arrebatada del mismo impulso que obligara a Lady MacBeth a lavarse las manos una y otra vez, Emilia-Emma corre a la cocina y allí barre con todas las miserias familiares que le corroen por dentro y se limpia y se vacía el corazón de tanto rencor y de tanta frustración, para ya con el corazón limpio como una patena reconciliarse con su hija y terminar fundiéndose con ella en un abrazo emocionado:
Sublime.
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