domingo, 10 de marzo de 2013

Ruta de Remjo-Pass a Lukla, por Diego Frías


      “Las chimeneas del techo del mundo”
El día 12 de Abril de 2012, después de haber subido el día anterior Gokio-Ri, (5.360mtrs) y haber dormido la 4ª noche a 4.900mtrs de altitud, nos dirigimos, ya antes de que saliera el sol, hacia un paso de alta montaña, Remjo-Pass (5.340mtrs), por el cual se puede conectar el valle de Gokyo con el inmenso valle del Bhote-Koshi. 

Como la jornada anterior y otras, anteriormente, habían sido duras, el cuerpo lo tenía cansado pero no agotado, esto era ya rutinario y buena señal para mi aclimatamiento, pues cada día que pasaba adquiría más resistencia a los elementos con los que me tenía que enfrentar. Pero los comienzos son duros, sobre todo antes del desayuno que consistió en una tortilla francesa, una torta de pan tibetano, un té y dos pequeñas manzanas estando alrededor de una estufa alimentada de excrementos secos de yak. Me extrañó, ya hacía algún tiempo, que las manzanas no las comieran, los habitantes de allí, como fruta fresca, sino que las utilizaban únicamente para hacer tartas y zumos. 

Ruta al corazón de los Annapurnas
Recuerdo que la noche anterior y antes de meterme en el saco de dormir, estuve charlando con unos amigos suizos, con los que coincidí en algunas de las etapas del trekking ; observando que el dueño del Lodge tenía un tablero de ajedrez, me acerqué a el y se lo pedí cortésmente porque queríamos jugar una partida entre nosotros, nos lo presto, nos sentamos uno enfrente del otro en una larga mesa, pusimos las piezas en su sitio, sorteamos el color y empezamos la partida; me tocaron blancas e inicié con la apertura española. Después de jugar como una media hora vencí a mi contrincante e inmediatamente me invitó a la revancha, cosa a la que accedí, pues bien, le volvía a ganar;  mientras y sin darme cuenta, por la abstracción con la que jugaba, se fue agrupando gente alrededor nuestra, guías, porteadores, viajeros…en fin compañeros de lodge; después de esto se acercó un guía y me retó a jugar una partida con él , yo no me negué y le invité a sentarse enfrente mía , empezamos a jugar y volví a ganar, que suerte empezar con la “española”.El personal nepalí se tomo como un reto el poder ganarme e inmediatamente tuve otra petición de juego, esta vez de un guía y un porteador que querían jugar contra mí. Miren ustedes, yo me lo estaba pasando muy bien, nunca había ganado tantas partidas jugando al ajedrez, y me divertía tomando las decisiones de mover las piezas a mi libre albedrío y con un plan trazado como me había enseñado mi primo Paco; pues bien dos contra uno y gané ¡Era increíble! . Mientras, y de entre  el corrillo de gente que allí se agrupaba, se acercó a mí un guía bastante tímido y muy  nervioso al que animaban sus compatriotas a jugar conmigo, se acercó y me invitó a jugar una partida con él, yo le sonreí, y apreté su mano en señal de amistad para calmar su nerviosismo, pedimos un té tibetano para cada uno, dimos unos sorbos y empezamos a colocar las piezas en el tablero. La mortecina luz de las lámparas de mantequilla que alumbraba la estancia, las alargadas sombras que proyectaba dicha luz sobre el tablero, y el denso ambiente que allí se respiraba, hacía especialmente dramático el duelo que estaba a punto de comenzar.

        Majestuosa vista del Everest y Lhotse
Me tocaron las piezas negras, más negras que la noche que nos rodeaba, después de la apertura española (mi preferida) y con las tropas situadas en el campo de batalla empezó la estrategia que nos llevaría a la resolución del conflicto; el  olor del humo del tabaco y del rancio de la madera de la mesa, hacía que el tiempo pareciera congelado como en el exterior. Todo transcurría sin sobresaltos sobre el tablero, hasta que un caballo blanco saltó e hizo trizas mi plan de ataque, tuve que reconstruir defensas y tras algunas jugadas logré un ataque  contundente,  apoyado por  afiles y como punta de lanza una torre. Después de largo tira y afloja, perdiendo tropas por ambos bandos, púsose el tablero casi desierto de piezas; mucho espacio y poco poder, es ahí donde el peón se rebela como poderoso, pudiendo atravesar el desértico tablero  y resucitar, después de muchas penalidades, en forma de dama. Pero esto tampoco ocurrió, y después de muchas lides, se llegó a una tregua, pacto o acuerdo por la que quedamos en tablas. ¡Benditas tablas!, que alegría cuando nos dimos la mano, nos reímos y la gente de alrededor empezó hablar, a subir la voz amistosamente, a saludarnos  y comentar la partida. El pueblo nepalí es amante del ajedrez.

  Ejemplar de Thar, ungulado que se puede ver en estas montañas
Cuando me dí cuenta de la hora que era, me eche las manos a la cabeza y me fui directamente a dormir. A las pocas horas de este acontecimiento, al día siguiente, nos levantamos, como ya he dicho, antes de que saliera el sol, montamos las mochilas, desayunamos, aprieto los cordones de las botas, salimos al exterior, saludo al guía con el que había tenido el duelo la noche anterior, intercambio algunas palabras con él enterándome que va en otra dirección con su cliente y nos despedimos con mucha cortesía.
La luna estaba llena, tendiendo a menguar, las estrellas, los planetas más brillantes, que refulgían en mitad de un cielo cada vez mas transparente a la luz del sol nos saludaban. No había presencia de nubes y el viento no tenía prisas, pero el frío a esta primera hora matutina era intenso; con estas condiciones empezamos a andar hasta dar con una pequeña senda que bordeaba la orilla norte del lago Dudh-Pokhari.
    Este yak nos está echando un pulso
Con el pico Cho-Oyu al fondo y haciendo blanquear sus nieves de cumbre a la primera luz del alba, divisamos por el cielo un grupo de gansos de nieve que empezaron a dar vueltas alrededor de la parte fundida del lago y que con gran algarabía aterrizaron en la superficie del agua, parece que nos indicasen el camino a seguir, que nos anunciara la llegada de la primavera por estos indómitos parajes. Seguimos andando siempre cuesta arriba, junto con dos suizos dos guías y un porteador, aparte de uno que les cuenta. Conforme  ascendemos, se van posando,  poco a poco, los primeros rayos solares sobre las cumbres nevadas de los imponentes picos que nos rodean y nos van revelando una naturaleza en estado puro, salvaje y brava, llena de luces cegadoras y vistas panorámicas sobre una gran porción de la cordillera de los Himalayas, destacando en la parte del este esa colosal pirámide que emerge del fondo de los valles adyacentes y que se corona con los cielos donde habitan los feroces vientos y las nubes de día y de noche con estrellas y lunas donde de vez en cuando alguna fugaz estrella pasa rozando por sus laderas; si amigos el Everest. 
  
  Nimá, guía Sherpa, con él compartí muy buenos momentos
Seguimos ascendiendo, el oxígeno del aire va escaseando, el cansancio se hace en tramos abrumador, la respiración se acelera y el sonido de la nieve que se desliza por algunas laderas mas verticales te mantienen alerta ante cualquier imprevisto que pueda ocurrirnos; no obstante hay que hacer de vez en cuando un alto que te obliga a mirar alrededor y entonces descubres bellos parajes de amplias vistas, en esos momentos dejaba la mochila en el suelo y armado de mi cámara fotográfica, me iba a sacar, desde algunos puntos, instantáneas de ese momento y lugar, algunas de las cuales aparecen en esta historia. Recuerdo que en una de esas paradas, me puse a pensar en mi familia, amigos y conocidos, tanto los que no estabais conmigo allí, como los que ya lamentablemente faltan y en conmemoración de aquel pensamiento, les y os dediqué un túmulo de piedras, que yo mismo transporté, en un lugar donde admirar y sentir esa peculiar magia y belleza que aflora en los Himalayas, con los mas altos picos del mundo de vigías.
          Magnífica panorámica de la zona
             
Por aquel recorrido, hemos de pasar muy cerca de pequeñas cubetas glaciares, donde es fácil que se desprendan bloques de hielo y nieve, al lado de esas cimas es donde el viento veloz, arranca hacia el cielo polvo de nieve, formando nubes blancas y frías que se mueven con mucha rapidez. Las paredes de la roca, donde anida el glaciar son muy verticales, grises; sus picachos, se hincan, como colmillos de lobo, en el intenso celeste del cielo.
Makalu, un coloso de 8.463 mtrs. de altura
                      
Un poco mas arriba diviso una ristre de coloristas banderas de oración, ya estoy cerca de Remjo-Pass. En media hora de empinadas cuestas logré llegar al mítico paso, balcón excepcional desde donde poder contemplar las cimas, cielos, nubes, nieves, lagos, glaciares, inmensas rocas, sentir los vientos fríos sobre tu cara, percibir la especial claridad de las montañas, experimentar la respiración propia en mitad de una inmensidad sin nombre y dejarte llevar por el aire, como los mantras inscritos en sus banderas de oración.
Es aquí, en Remjo- Pass desde donde quizás y junto a Gokio-Ri, se tienen las mejores vistas de esa porción de los Himalayas, que abarca el Lhotse, Makalu, Cho-Oyu y Everest, pues desde estos dos puntos, es posible abarcarlos a todos con una mirada y a la suficiente distancia como para poder distinguir todos sus detalles, aparte, como no, de contemplar, junto con ellos, el glaciar mas grande de Nepal, llamado Ngozumpa y a el que tienen que rendir sus hielos otros glaciares adyacentes. También se divisan desde este punto infinidad de picos bellísimos y multitud de prístinos lagos turquesas. Al igual y cuando das media vuelta, se abre, al otro lado del paso, un colosal valle que abarca desde el Tíbet de la China a las pequeñas llanuras de Thame; Vamos, desde este paso se divisa lo mas representativo del Parque Nacional de Sagarmatha… ¡Me rindo a sus encantos!
  Arriba en Remjo-Pass, celebrando el ascenso

         Banderas de oración en este paso

Una vez que nos deleitamos desde el paso con sus soberbias vistas, comenzamos a bajar por una estrecha senda escalonada cubierta enteramente por una gruesa capa de hielo y muy vertical, por lo que tuvimos que tomar medidas de seguridad acorde con el paso, pues cualquier resbalón significaba una falta de equilibrio y su consiguiente riesgo de caída por aquellos imponentes precipicios, esta senda tan peligrosa, había que andarla durante varios kilómetros, hasta que se terminara el hielo.
Enfrente, en la ladera opuesta del valle, se veía, como serpenteaba, por la parte mas baja del valle, otra senda que discurre entre el Tíbet y la población de Nanche Bazar y por donde tradicionalmente transcurren las caravanas de yaks cargadas de mercancías hasta su destino, pasando por un difícil y frío collado a 5.600mtrs de altitud, en la misma frontera entre los dos países (China y Nepal); dicen que por la parte china, se esta construyendo una carretera por la cual se quiere facilitar el intercambio comercial entre estos países, pero mientras tanto, las costumbres de antaño, entre mercaderes, siguen intactas; la verdad es que esta ruta se va quedando obsoleta en beneficio de otras.
      Lago helado al otro lado de Remjo-Pass
Al Norte de este valle, se vislumbran los lejanos picos nevados, ya en el Tíbet y al Sur, un largo, tortuoso y profundo surco hoyado por el río Bhote-Koshi, rodeado de inverosímiles cadenas montañosas, altas y majestuosas.
   Al otro lado de las montañas del fondo, Tíbet (China)
Bajando lentamente, asegurando la pisada y apoyando los bastones adecuadamente, bajamos la empinada escala entre resbalones y sustos; pero cuando te paras y levantas la cabeza te vuelves a admirar, por enésima vez, del panorama que contemplas, quizás como compensación y consuelo, por aquel riesgo que corríamos. Se hizo larga la bajada cuando por fin llegamos a una altitud por donde había desaparecido el hielo; resoplé con alivio y como liberado de una fuerte tensión, lo celebramos Nimá y yo bebiendo un poco de agua, descansando y comiendo alguna galleta que sobró de Remjo-Pass.
 Témpanos de hielo en la bajada a Ludgen
Después de ese ratito de solaz, oigo el retumbar, en la lejanía, de una avalancha y observo como el viento arranca la nieve de las cumbres, formando pequeñas nubes. Enfrente de mí observo un lago glaciar totalmente helado, que me distrae obligándome a parar y plácidamente contemplarlo. Es redondo, la nieve que lo cubre, azulada, está rodeado de laderas muy empinadas, altas y blancas. El cielo tiene un azul profundo inquietante. Andando por el sendero, en un trecho, me rodean estalactitas de hielo que cuelgan de las rocas que nos circundan, lanzando destellos de brillante luz, como chispas, producidas por el paso de algún rayo de sol que se pierde entre su transparente materia. En otro trecho, el ya lejano viento de altura, trae ecos de algún deslizamiento de nieve o el graznido de un cuervo; pero la mayoría de tramos, el silencio se enseñorea por estas vastas extensiones.
  Lagos semihelados


Es largo este sendero, estrecho su margen; invitando a la conversación entre Nimá (mi guía) y yo. Las conversaciones las tenemos en inglés. Me dice que cuando lleguemos a Lukla  me invita a comer a su casa para poder presentarme a su familia, asiento y se lo agradezco, después y en lo que ya va siendo un sendero más accesible, nos vamos  parando más frecuentemente y compartimos agua y algún que otro tentempié (galletas). En una parte del camino paso al lado de dos lagos casi consecutivos que ya no están helados, y a poca distancia de ellos reparo en un lugar que me llamó mucho la atención por la severidad desértica de su paisaje, había pequeñas dunas de arena con rocas diseminadas de mediano tamaño, que se asemejaba a una extensión lunar fuera de sitio, en aquellos parajes. A cierta distancia de esta formación natural y desde un alto, divisamos al lo lejos una aldea, Ludgen, sitio al que llegamos después de una hora de caminata, atravesando algunos corrales de piedras para meter a los Yaks.
      Paisaje lunar en lo alto de las montañas

          Desierto en las alturas

Siguiendo un pequeño surco en el suelo, este surco sirve para la conducción de las aguas, llegamos a unos lodges, para descansar y  cambiarme de ropa, pues la tenía empapada por el sudor, me tomo una sopa calentita y espero a que lleguen los amigos suizos. Mientras entablamos una conversación con la mujer que está al cuidado del lodge en la cocina y sentados sobre unos tablones a ras de suelo donde estamos más calentitos, el suelo de este lodge es el suelo de la montaña pero con la tierra barrida.
Llegan los amigos, nos saludamos, charlamos y pasamos el tiempo hasta que anochece alrededor de la estufa bebiendo té y sopa, ¡qué bien sienta después de una gran caminata!
Al día siguiente, sin prisa, nos ponemos al sol, tenemos un día espléndido, frente a mí unas extensas laderas donde diviso unos puntos que se mueven, cojo los prismáticos y miro a través de ellos, ¡son una manada de Yaks salvajes!, y a primera hora de la mañana.
                 Manada de yaks salvajes

El plan de hoy es llegar a Thame un pueblecito donde se ubica un gran monasterio budista, pero que es mas conocido por ser el sitio donde nació el sherpa Tenzing Norgay que acompañó a Hillary en la primera ascensión al Everest, este hombre es toda una leyenda en Nepal y hay hospitales, depuradoras de agua, asociaciones de ayuda a porteadores, calle, plazas que llevan su nombre y algunas de estas obras, financiadas por su  fundación o por su bolsillo.
                     Camino a Ludgen

               Corrales de yaks en Ludgen

 En Ludgen

El camino que nos lleva a Thame es más cómodo que los anteriores, tardamos unas cuatro horas en recorrerlo, casi todo  el trayecto es llano o cuesta abajo, es decir, fácil; pasamos por un par de aldeas típicas de la cultura sherpa; al borde del sendero y a unas dos horas de Ludgen, se puede visitar una de las stupas mas antiguas que quedan de pie en todo el Nepal, esta stupa está rodeada por chortens (esos muros de estelas pétreas grabados con mantras), ruedas y banderines de oración ,aparte de un monasterio budista que hay en sus alrededores; esta situado en un llano entre montañas con el Bhote-Koshi al fondo y abajo.
              Rumbo a Thame
Después de pasar por este sitio budista vislumbramos el pueblo de Thame, donde directamente nos vamos a un Lodge, donde por fin, después de doce días puedo ducharme con agua calentita en un cuartucho frío y poco acogedor ,pero algo es algo; el agua caliente se obtiene por placas solares que están instaladas en el recinto ,pues en estos sitios ,la energía eléctrica que normalmente  gozamos acá solo se limita a las  grandes ciudades y aún así son frecuentes los cortes de luz de varias horas; recuerdo una vez en Pokhara, la segunda ciudad más poblada de Nepal, después de Katmandú, vi una enorme explosión de un transformador eléctrico en mitad de la noche, esto lo contemplé el 28 de Marzo de 2012 desde un mirador privilegiado, donde se puede observar por una parte la cordillera de los Annapurnas y por otro, la basta alfombra de casas de Pokhara junto a su hermoso lago. Con esto quiero resaltar que no es cómoda la vida para un occidental en las ciudades del Nepal, donde todos los negocios cuenta con pequeños generadores eléctricos de gasoil y gasolina por lo que pueda pasar.
 Una de las stupas budistas mas antiguas de Nepal

 Pinturas hinduistas en un abrigo rocoso
Thame es uno de esos lugares desde donde se ve  como la montaña cae vertical por ambos lados del valle, como su río transcurre por un estrecho surco al fondo de dicho valle, me asombro de lo pequeño que soy. Thame está a unos 3800 mtrs de altitud, posee cosa rara, una depuradora de agua, una fundación de protección medio ambiental y una asociación de ayuda a los porteadores, que como hemos dicho antes lo financia el sherpa más famoso del Nepal y que llegó a hacer fortuna gracia a su audacia y valentía en montañismo. Tiene también este lugar un templo-monasterio budista muy conocido en esta zona sherpa, que esta situado mas arriba del pueblo en una escarpada ladera, al que se accede por un estrecho camino que transcurre en zigzag al borde de la abertura de un valle cuyas paredes son las más verticales que he visto en este recorrido. Este valle llamado Thame-Khola y que siguiendo su profunda cicatriz, te lleva a preciosos lagos glaciares,  más arriba y al paso de Tesi-Lapche-la a 5780mt, por donde se puede acceder a la zona del Langtang, nombre de las cumbres Himalayas que hay entre el Everest  y los Annapurnas. En Thame pasé el año nuevo hinduista ¡Feliz 2057! Fue la noche del 13 al 14 de Abril y lo celebramos con un poco de cerveza Nepalí, hecha artesanalmente y calentita, con  muy poca graduación alcohólica y de un color blanco sin espuma, que pica un poco y esta levemente agria. Nos arrimamos a una de estas estufas, que funcionan quemando excrementos de Yaks secos, 2 guías y un porteador nepalíes, dos viajeros suizos (un padre y su hija) y yo. Nos reímos un poco, charlamos, los guías bailaron, y poco después, al saco, a dormir.                                       
 Chorten y Stupa en el camino a Nanche-Bazar

El día 14 de Abril, por la mañana, ya sin ninguna premura, salimos por un estrecho y cómodo sendero en dirección a Nanche-Bazar después de despedirme de los suizos , que se quedaban, porque a ella (su hija) se le había torcido un píe y decidieron descansar, comenzamos a andar Nimá y yo, este día andamos unas cinco horas y llegamos a Nanche-Bazar; en esta jornada fui consciente que me estaba despidiendo de los Himalayas, mirándolos con cierta nostalgia, pero a la vez dándole las bienvenidas a las cálidas junglas del sur, en la región del Terai donde habita el mítico tigre de bengala. El día 16 de Abril salí de Lukla a Katmandú en avión, me despedí formalmente por última vez de los legendarios Himalayas que tanto me han gustado. ¡Hasta pronto!.

3 comentarios:

  1. No sabes lo que me alegro, que aquellos comentarios que te hice, hace décadas ya, te valiesen para ganar unas pocas partidas de ajedrez.
    La lectura de esta entrada nolleva a engaños, es larga, por que ha de ser así, por que un viaje de tal magnitud no se puede narrar en 5 líneas y estoy seguro que has dejado multitud de anécdotas por el camino, pero has logrado conseguir, que sintiese el frío polar, las rachas de aire, la falta de oxígeno y la fatiga, pero tambien reconozco tú felicidad al estar en el sitio que ansiabas desde joven; también percibo tu impotencia al no poder expresarte bien en inglés y así limitar tu conversación con tú guía, o con los viajeros con los que tropezastes, que podrían contarte mil historias y sin embargo, se quedaron en el candelero...

    Sin embargo, todavía espero ansioso tu experiencia en las selvas, seguro que son igual de apasionantes como las que nos has narrado por las cumbres del Himalaya. Nos seguimos leyendo, Diego.

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  2. ¡Impresionante aventura y magnifico relato,Diego! ¡Que envidia, jeje!

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  3. Graciass,por deleitarnos con gran entusiasmo con tus aventuras.

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