martes, 10 de abril de 2012

La Aventura de los Letrineros

 Por fin conseguí que algunos Letrineros viniesen conmigo al campo y por petición propia fuimos a la Sierra Grande de Hornachos e hicimos un poco del camino de la umbría, tan solo un poco por que no estamos en forma como para meternos 9 horas de caminatas, eso sí, 7:30 h de cine con Bela Tarr sin problemas, pero andar es demasiada fatiga. Salimos desde Almendralejo Adolfo, Pedro y yo a las 8:00 de la mañana, nos quedaba unos 40 minutos de viaje, pero fueron de charla amena y agradable, atravesamos Villafranca de los Barros, Ribera del Fresno y Puebla del Prior, para dejar la localidad de Hornachos para atrás y meternos en el camino de la Umbría.

Parecía que la mañana era buena, por que algún vecino de la localidad también se les veía andando haciendo una ruta parecida a la nuestra, pero yo no tenía gana de más compañía que la de los dos amigos y a los que tenía que mostrar varias cosas, algunos secretos de la sierra y bosques escondidos que son una pequeña maravilla. Empezamos a andar a las 9:00 h y ya apretaba el sol, las flores de la jara pringosa empezaban a desplegar sus hojas y el aire empezaba a calentarse por lo que los Buitres Leonados (que vuelven  a anidar en la Sierra después de muchos años sin hacerlo) dejaban los farallones rocosos para echar el vuelo y coger las ondas térmicas que les hace tomar altitud y desde allí desplazarse a los comederos.
 Íbamos haciendo el trayecto muy cómodamente (la ida es prácticamente llana o en descenso) y por lo tanto Adolfo y Pedro seguían el ritmo fácilmente. Se veían aves pasar por nuestro lado, algunas como el Alcaudón común, que tras posarse en una encina y en posición de ataque, o sea, poniendo su parte ventral cara al sol y así su presa (en este caso el verdecillo, pariente de los canarios) pasó por allí  y tuvo que eludir el ataque del predador.

Tras llegar a una alambrada, torcimos a la derecha y nos dirigimos a un lugar donde hay un auténtico bosque de alcornoques, tan bien conservado, que en el suelo no hay ningún tipo de arbusto, ya que la cobertura vegetal del alcornoque impide la entrada del sol y así evita que se reproduzcan jaras o retamas, tan comunes en el resto de la sierra. Por esa zona todavía quedan algunos Castaños, plantados de épocas anteriores en la que todavía el hombre vivía en esta sierra. Como podemos comprobar que hay alguna alberca vieja, pero reformada no hace mucho. No pensaba alargar mucho más la ruta, pero tanto Pedro como Adolfo tenían ganas de más marcha, así que buscamos una vieja vereda transitada por los jabalíes y al final nos tuvimos que poner a gatear por entre las peñas. A Pedro ya no le hacía tanta gracia la Naturaleza, "me cago en su puta madre" le oíamos Adolfo y yo continuamente, hasta que me dijo que él no subía mas y se buscó una sombra donde comerse su bocadillo e incluso ponerse a leer un libro. El Águila Real ya salió del nido para buscar algún conejo, esta rapaz lleva colonizando esta sierra desde mucho antes de empezar yo a andar por ellas, siempre la he visto y nunca me decepcionó su magnífica silueta. Adolfo y yo ya en el 1er tramo de la sierra que subimos y tras echar las fotos de rigor, dimos buena cuenta del bocata, más alguna pieza de fruta y agua fresca para mitigar el calor.


Comenzamos el descenso, que preocupaba a Adolfo, ya que sus zapatillas no eran muy adecuadas para trasegar  por entre esas piedras. Recuperamos a Pedro de entre las sombras de una Coscoja y encontramos el camino  original, que nos dio de narices con unos Madroños y Enebros, árboles muy bien representados en la Sierra Grande. Ya solo quedaba el retorno hacia el coche, pero lo que en la ida era todo descenso, ahora era ascenso, y con el Sol en todo lo alto dándonos en la cocorota. Ya las aves eran mas raras de ver, pues en ese horario suelen estar en el nido. Adolfo sentía cada piedra del camino y perjuraba que nada más llegar a la ciudad se compraría unas botas "como dios manda" para andar placenteramente por el campo.

Pedro seguía preguntándose qué hacía él allí, en ese camino, pasando calor y pensando en una cerveza fresca (muy fresca) que seguro que le aliviaría todos los males, que iba pasando. Yo, disfrutaba echando fotos y parando para disfrutar del paisaje y de algún avión roquero, o de aquellos ánades reales que sin duda salían de una charca perdida por el monte. También gozábamos de los olores de las lavandas, y viendo como las abejas libaban entre las flores de las distintas especies de jaras.
En esta ocasión no pudimos disfrutar de las joyas arquitectónicas del pueblo de Hornachos, por ejemplo la Iglesia Mudéjar o el Pósito Mudéjar. Pero es que esta población da para muchas rutas, y todas muy interesantes, descubrirla es un placer que se debe degustar en pequeños sorbos, entonces uno se da cuenta de que  apenas a media hora de Almendralejo, tiene un paraíso natural que merece la pena desplazarse y buscar por entre los rincones de la sierra esas pinturas rupestres, o simplemente pasear por sus calles.


 Espero que en la próxima ocasión, nos acompañen más aventureros, escriban o lean en Letrinas, y ampliar así los conocimientos de nuestra tierra, y ver algo más que las fronteras naturales que suponen para nuestra vista las paredes de nuestro hogar.

8 comentarios:

  1. Anda... y yo por tierras extremeñas el pasado fin de semana y sin enterarme. De haber sido así lo mismo me habría animado a la excursión, que anda que no es bonita vuestra tierra y más en esta época.

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  2. Debemos de llamarnos mas, Pachi. y sobre todo cuando tú andas por estos lares. Te habría gustado la caminata, pero habrías llegado con agujetas. Después del paseo te pones el Conference of Birds de Dave Holland y alucinas, tío.

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  3. Lo niego todo. Jamás renegué de nuestra entrañable madre naturaleza, nunca desfallecí a mitad de la ascensión, y menos me tiré a la sombra de unos matorrales a leer un libro (joe, que a gusto se estaba allí). Y tampoco me batió el Adolfete en un vergonzante sprint final en el que a pesar de los muchos aspavientos apenas nos movíamos del sitio.

    Por cierto Pachi, si te has quedado con las ganas, tu desquite es la segunda quincena de agosto. Una fecha en la que merece estar por aquí. Que te cuente Paco el alucinante programa de actos que estamos preparando...

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  4. Pueas sí.. me quedo con las ganas esta semana santa, pero si se puede hacer algo para desquitarme en la primera mitad de la segunda quincena de agosto, me quedo tranquilo. Ya iremos hablando.

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  5. Me alegro de la excursión mas la envidia me corroe. En fin, ya sabéis que mis horarios son así, espero que se repita. ¿Y se sabe algo de Juanlu? La última vez se le veía bastante animado.
    P.D; Cuando vaya, llevar cerveza fresca me parece un poco inviable por lo de la temperatura, pero tengo una bota de vino que te quita las penas...

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  6. Que envidia, como me gustaría haber estado.Espero poder, ahora que estoy parado me podeis llamar, que tengo tiempo.Os voy a dejar aqui el relato que hace el amigo Marcos Pandereta de la ruta que hicimos nosotros aqui en Huertas el pasado Viernes Santo.A ver si un dia os apetece hacerme una visita y os apuntais a una ruta con nosotros.

    http://fontadehuertas.blogspot.com.es/2012/04/capitulo-275-tercera-ruta-completada.html

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  7. Pues nada, tenemos que quedar todos la próxima vez. Me lo pasé muy bien. Paco es un guía magnífico. Espero que nos veamos en la primera semana de la segunda quincena de agosto, o en otra fecha en la que podamos coincidir, Pachi. Me gustaría hacerte una propuesta que estoy madurando, ya te contaré. Y cuento con todos vosotros, joíos.

    Adolfo

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    Respuestas
    1. Hacho,Adolfo, no seas "exagerao" que tampoco es para tanto... Lo que pasa que es un sitio que me trae muchos y bonitos recuerdos y me enrollo más de la cuenta, también es cierto que me apasiona, así que no es de extrañar que dé rienda suelta a todo lo que aprendí durante todos mis años de Rutas por la vieja Extremadura. En Agosto será duro hacer una ruta por la Sierra, tiene su encanto también, pero a lo mejor hay que buscar otro sitio menos estival, déjame que piense en ello y os propongo otro sitio, sobre todo para no matar las ilusiones a los acompañantes.

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