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Andaba yo hojeando periódicos por aquí y por allá en la red, cuando me encuentro con la última muestra de arte que parece ser ha enojado al clero. Esta vez se trata de una escultura realizada para la Bienal de Venecia. Según el escultor, Jan Fabre, "La calavera de esta Piedad' es un símbolo del memento mori'"
Pues yo aquí rompo una lanza en favor del clero, comprendiendo su clarísima indignación, pero...¿Es que ya nos atrevemos a todo? ¡Como se le ocurre a este tipo imitar la portada de uno de las mejores novelas gráficas de la Marvel de todos los tiempos! Seguro que encima sale bien parado, habida cuenta de que artistas de verdad, de la talla del grandísimo Jim Starlin no se paran a perder el tiempo hojeando las caricaturas de la Bienal esa...En fin, más vale que no se entere, puesto que de seguro te envía al mismísimo Thanos de Titán a enseñarte a no retratar así como así a su querida Lady Death.
Posiblemente sea una de las Gargantas mas bonitas de la Sierra de Gredos, pude subirla dos veces, pero de lo que estoy seguro es de que no la volveré a subir mas. Es demasiado dura para mis limitaciones físicas.
¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...
Ahora que ya ha pasado la jornada de reflexión, ahora que, oh sorpresa, han pactado tablas Grischuk y Gelfand, ahora que el SuperDepor ha descendido a segunda división, es hora ya de volver a nuestra lucha. O más que volver, darle fin, que hasta a mí empieza a cansarme. Para el discurso de cierre de campaña he elegido al que no podía faltar. Porque hablar de lo que hablamos y que no diga ni mu Don Gustavo y su séquito... no, eso estaría fatal. Os dejo la tesela que dedicó en su día a la aclaración de qué entiende por democracia. Si a alguién le interesa ahondar en esta vía, le recomiendo vivamente la lectura de su Panfleto contra la democracia realmente existente, libro esclarecedor y pertinente como pocos cuya lectura se hace fundamental para entender a fondo lo que viene sucediendo en nuestra queridísima España en los últimos tiempos. Vamos, me parece a mí:La Junta Electoral [Provincial de Madrid] considera, además, que "la petición del voto responsable", a la que hacen referencia los convocantes, "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto".Díario El Mundo, hoy.

Me váis a permitir que dé una vuelta de manivela más a esta fábrica de churros comunitaria que tenemos por blog y que copie-pegue este curioso artículo que he encontrado en el blog Materias grises. Una propuesta un tanto cínica de un tal Roger Senserich que a mí me ha llamado poderosamente la atención sobre todo porque tal vez no le falte su cuota de razón, y porque la mera posibilidad de que esto sea cierto habla mucho de cómo es y cómo funciona este circo sin gracia que es el mundo de la política y su loca carrera en pos de apoyos y adhesiones masivas. Ahora bien, pese a lo que dice el artículo, yo me voy a atraver a hacer una reivindicación concreta: regalo mi voto del próximo día 22 al partido que me explique con todo lujo de detalles como cojones se rellena el Modelo 600, porque resulta que no sólo me obligan a pagarlo si quiero inscribir en el registro de la propieda la vivienda de segunda mano que he adquirido, sino que encima tengo que autoliquidarme yo mismo -hijos de puta, a lo que llegan a forzarnos- y calcular el importe que me corresponde pagar. Eso sí, en el impreso te dan instrucciones tan claras y tan precisas como esta:Ahora que la manifestación del 15 de marzo y las protestas sociales han entrado (por fin) en la agenda política, hay muchas voces aconsejando a #nolesvotes, #democraciarealya y #acampadasol que saquen una lista de medidas concretas (ejemplos aquí, aquí y aquí). La idea, supongo, es que nadie se va a tomar las protestas en serio si los organizadores no incluyen una larga lista de demandas específicas y un plan de acción desarrollado.
Lo siento, pero esto es erróneo. Es una tontería. Y es uno de los motivos por los que la izquierda en España y media Europa no es capaz de llegar nunca a ningún sitio.
Me explico. Echad un vistazo a lo que escribía ayer, sin ir más lejos, o lo que estan diciendo muchas voces en los medios. La primera reacción de muchos ha sido “al fin alguien protesta”; una primera reacción de apoyo implícito. El segundo paso es intentar averiguar qué pide esta gente, leer las medidas en la red de #democraciarealya, y ver una lista de la compra de medidas de izquierda (trasnochada) que automáticamente te hacen perder apoyos. En el momento en que pones un plan de medidas concretas sobre la mesa, el debate deja de ser sobre el objeto de tu protesta y pasa a ser sobre lo que tú estás pidiendo. Y como en este mundo no todos somos de izquierda setentera (afortunadamente), estás tirando casi de inmediato un montón de apoyos potenciales por la ventana.
Sé que sonará cínico, pero un movimiento social efectivo no tiene (casi) nunca propuestas concretas. Cuando estás trabajando para movilizar cantidades ingentes de gente lo último que quieres hacer es meterte en bizantinas discusiones sobre reformas del mercado laboral o leyes electorales; lo que quieres es apelar a un motivo para movilizarse (las cosas van fatal) y un grito de guerra sencillo, directo y fácil (las cosas tienen que cambiar) y dejar que sea el público el que rellene los huecos.
¿Recordáis eso que decía no hace demasiado que un candidato genérico (“candidato del PP”) casi siempre tiene más apoyo en las encuestas que uno concreto (“Mariano Rajoy”)? Si el sentimiento detrás del mensaje genérico es compartido, la tendencia natural del que escucha es a darte el beneficio de la duda. Mientras no pidas nada concreto, la gente estará rellenando los espacios que has dejado en blanco con lo que ellos quieren escuchar. Este es uno de los motivos por los que los tea party fueron tan treméndamente efectivos movilizando en un primer momento, y también por qué en los últimos meses han perdido muchísimo gas. Cuando su mensaje principal era cabreo, era fácil tener simpatía por ellos; ahora que (medio)gobiernan y quieren cargarse Medicare han dejado de hacer gracia.
Puede que suene cínico, pero la izquierda cae en esta trampa de autodefinirse en exceso de forma constante. Echad un vistazo a los programas y retórica de los partidos de derechas en Europa; las quejas y principios van primero, las medidas concretas van (mucho) después. Los socialistas europeos tienen esta extraña obsesión con hablar, ante todo, de programa, programa, programa. Cualquiera que haya hablado de política en un bar puede decirte que emocionar a alguien a grito de “reparto del trabajo a base de contratos a tiempo parcial hasta conseguir pleno empleo” (medida estúpida donde las haya, pero ese es otro tema) no te va a llevar a ninguna parte moviendo a las masas. Al contrario, hará que yo deje de escucharte, y no seré el único.
Protestar así ciertamente abre la puerta a la gente muy seria y muy educada en la radio y prensa a decir que no sabes lo que quieres, por descontado, pero esto no es un problema, es una ventaja. El problema en España es que la gente muy seria y muy educada ha fracasado estrepitosamente y aquí no ha pasado nada; la crítica es el mejor de los halagos posibles. Y por descontado, el trabajo de un manifestante no es gobernar, es exigir que los que gobiernan sean competentes y sigan sus principios (¿cuáles? ¿para qué contestar?), en vez de perder el tiempo con política gallinácea.
Si queremos que las protestas sigan (y creedme, me haría muy feliz que lo hicieran) el mensaje no tiene que ser concreto, tiene que ser genérico. Pedir una refundación de los partidos. No más corrupción. Todos contra el paro. Viva la Pepa. Lo que sea. El foco tiene que ser “aquí hay un problema, y queremos que lo arregléis”, y forzar a los partidos a que se mojen, no lo contrario.
Si queréis un poco más de detalle, tengo una serie de artículos sobre este tema aquí.




