sábado, 9 de julio de 2011

Mulholland Drive, de David Lynch: no todas las rubias son iguales

Acabo de volver de mi segundo viaje lisérgico en poco menos de veinte horas y aun no tengo del todo claro qué es lo que he soñado. Creo tener fijada con cierta solvencia la trama principal, pero todavía me flotan como fogonazos deslumbrantes algunas imágenes inconexas que no acabo de encajar en la totalidad del puzle. Lo cual me lleva a plantearme la pregunta que supongo se habrá planteado cualquiera que haya visto la película más de una vez –lo dudo de quienes la hayan visto tan sólo una o ninguna- : ¿hay en ella algo más allá del juego de apariencias y misterios? Porque es indudable que Mulholland drive funciona perfectamente como enigma que desafía la inteligencia y la atención del espectador, pero que una vez resuelto, si bien no del todo, cosa que parece prácticamente imposible, si al menos de forma medianamente satisfactoria, deja cierta sensación de vacío. En mi caso no me avergüenza reconocer que he disfrutado muchísimo con los dos pases privados que me he concedido, abandonándome a la atmosfera casi pesadillezca de la película en el primero y entreteniéndome en recomponer las piezas hasta donde me ha sido posible en el segundo. Pero reconozco también que no es esta la forma de cine que más me atrae. Trataré de explicar porqué.

Qué duda cabe que a todos nos gusta que nos sorprendan, que nos sacudan, que nos saquen de la monotonía, incluso que de vez en cuando, o de cuando en cuando, o de vez en vez, nos den gato por liebre. Para ello el director aspirante a tahur tiene principalmente dos alternativas a su disposición: idear un argumento ingenioso y sorprendente que consiga ir siempre un paso por delante del espectador (es el caso, por ejemplo, de La huella de Mankiewicz o El golpe de Hill) o envolver la anécdota en un envase revolucionario y seductor (como el Ciudadano Kane de Welles o el Pulp Fiction de Tarantino). En otros tiempos me entusiasmaba fundamentalmente lo segundo: me encantaba el juego de una trama hecha añicos que el espectador debe rehacer. Aun hoy me sigue gustando, pero con condiciones: esta es una forma de novedad que deja de sorprender pronto y de la que uno no tarda en desengañarse si la fragmentación del relato no viene justificada por el propio argumento, si no persigue realzar y potenciar determinados matices de la historia, si en vez de servir de caja de resonancia para el contenido amenaza con ahorgarlo, es decir, si lo único que oculta tras los artificios pirotécnicos es su propia trivialidad. Hoy por hoy la forma sin contenido, por más majestuosa que sea, ya no me llega. Y esto es lo que me pasa en gran medida con Mulholland drive: no veo claro que Lynch haya buscado la mejor forma de contar su historia; más bien todo lo contrario, se las ha ingeniado para des-contarla. En vez de mostrárnosla, nos la ha ocultado; en vez de servírnosla con su mejor cubertería, nos la ha escamoteado , nos ha arrojado una migajas y nos ha dicho, no seáis ansiosos; esto es todo cuanto tendréis para llevaros a la boca. Y encima espera que le demos propina. Muy amable, hombre.

Para que veais que no hablo por hablar voy a tratar de demostrar que esto es así: voy a explicar qué he entendido yo tras verla dos veces. Lo que provocará –estoy convencido- que más de uno, o de una, se horrorice ante una interpretación tan retorcida y equivocada de la película. Vamos allá:



Diane y Camille son dos actrices que comparten algo más que oficio. O dicho en lenguaje poético, son amantes. Pero Camille se enamora –o no- del director de su última película y está dispuesta a dejar en la estacada a Diane. Cosa que Diane no se toma mal del todo: apenas contrata a un matón para que liquide a Camille. Pero una vez ejecutada su venganza Diane, que en el fondo es buena gente, no puede asumir las consecuencias de sus actos y en un delirio autoinducido –o tal vez el café lleve algo más que cafeína- reelabora en su mente los hechos intentando desesperadamente borrar todo lo sucedido. Así en la nueva versión Camille se salva de la muerte gracias a un oportuno accidente de tráfico. Eso sí, al precio de perder la memoria. Además Diane ya no se llama Diane, sino que en un ingenioso intercambio de personalidades con la camarera del Winkies ahora se llama Bettie y es una inocente y pueblerina atriz canadiense recién llegada a Hollywood en busca de su oportunidad. La nueva Bettie se alojará en la casa de su tía Ruth, que en la verdad verdadera está muerta, pero en la fantasía de Diane ha viajado a Canadá para rodar un film. El caso es que aprovechando la pérdida de memoria de Camille, ahora llamada Rita (en la alucinación Camille es otra actriz con muy buenos padrinos), las dos ex-amantes se dedicarán a emular a Phillip Marlowe o a Sam Spade y de paso a revivir momentos de dicha compartida, mientras la mente de Diane va mezclando todo un batiburrillo de referencias de la realidad, como por ejemplo la trama del director Adam Kesher. Que es, además, la parte más floja de la película; el señuelo que usa Lynch para confundir al espectador en el fondo aporta poquito a la historia central del film, es decir la relación entre Camille y Diane y la forma en que esta última reelabora a su gusto todo lo sucedido.

…Y después está la caja azul. Pero eso lo contaré otro día. Son ya demasiadas emociones para una sola jornada.

Madre mía, lo que me ha costado escribir esta birria de reseña. Eso sí, he conseguido concluírla sin una sola mención a las escenas lésbicas. Menos mal que a partir de ahora, cual vulgar Diane, comenzaré mi proceso de reescritura…


7 comentarios:

  1. No la vi, me he leído solo la mitad de tu entrada para no destriparme la peli.

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  2. Bueno, si te va el reto, no leas el resto de la reseña, pero eso sí, ten encuenta que así de primeras la película puede resultar un poco indigesta. Si no te va la indigestión, te recomiendo que leas primero mi versión, así por lo menos podrás tener una idea aproximada de lo que pasa en todo momento en la película. O sino, mira, ni la veas ni la leas. Que le den al Lynch.

    Un peine de canela.

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  3. Luego de leer, y bueno, ya sé que NO tengo que mirar. Ahora, imagino que la caja azul viene con sorpresa.

    Saludos muchos, Alan.

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  4. Prácticamente opino lo mismo que tú. Este tipo es un estafador que juega con el espectador cual tahúr de feria ganadera.(Sí, existe ese oficio, lo ví en Galicia). Se cree el sastre del emperador desnudo, puesto que espera que la peña piense:
    -¡Oh!No la he entendido, me he perdido algo, pero no diré nada para no quedar mal, puesto que la ha dirigido Lynch.
    ¡A la mierda con el tipo! La primera vez que ví la película fue proyectándola en el cine (¿qué tiempos,eh,Krugius?), y me prometí verla una segunda vez para "aclarar dudas". Años más tarde, gracias a la mula, intenté verla entera de nuevo y no pude, sin la magia del cine ni de la "novedad", el producto huele que atufa. Total, a este tipo habría que Lynch-arlo,juas.

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  5. La verdad que es muy irritante el David Lynch este, sobre todo cuando va de artita. Eso sí, hay que reconocerle que El hombre elefante y Una historia verdadera son tan buenas que sólo con ellas tendría ya justificado su hueco en la historia del cine, pero joder, entre esta y Twin Peack no es haya que lincharlo -no soy partidario de la violencia extrema-, pero cortarle las pelotas y hacerselas tragar...

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  6. La grandeza de esta película ( a mi parecer una genialidad) reside en hacer sentir al espectador, lo mismo que siente un enfermo de esquizofrenia. Es decir, una percepción errónea de la realidad.
    Que es la realidad, es tema para otro debate.
    Esa sensación de vacío de la que hablas, no es más que la misma que siente un enfermo de esquizofrenia cuando se debate en un momento de lucidez, entre lo real e imaginario. Momento en que, muchos de ellos, optan por el suicidio. Y no lo digo yo, sino las estadísticas.
    Además la película está plagada de "atajos" y "pistas" que solo te conducen a un solo lugar: La locura. Incluso hay un "atajo" real en el momento en que Diane se detiene en el mismo punto de Mulholland Drive donde al principio de la película debían asesinar a su amante. Esta la saca de la mano de la limusina y la conduce por un "atajo" hacia la fiesta, donde desgraciadamente Diane se dará de frente con la realidad, momento en el que planea matar a su amante, Camille.
    Además fíjate que en ese momento, re aparece el "cow boy" otra pista fundamental ya que es la segunda vez que lo vemos y él mismo advierte que -me verás una vez más si haces las cosas bien y dos si las haces mal-
    Bien, llegados a este punto hay que rebobinar, pues el montaje es no lineal y esto supone que hay que montar el puzzle.
    Primera pista:
    Tras los títulos de crédito de la coronación del baile (donde ya se está dando información pues aparecen los dos ancianos que la atormentan) Diane duerme en la misma cama y habitación donde posteriormente se vuela la cabeza. La misma habitación donde por primera vez aparece el cow boy y dice muy claramente "hora de levantarse, muñeca" Es decir, ha estado soñando o por lo menos dormida.

    ¿Por cierto? ¿Te has planteado que sucede en realidad con Camille. Pues si no logran matarla y queda amnesica, y como yo entiendo la película, eso sucede después de que Diane se suicide, aunque se cuente al principio; ¿podrá recordar quien es ella en realidad? o podría haberse convertido en la vagabunda que habita en las inmediaciones del restaurante wipie que sostiene la misma caja azul qué le cae de sus manos al regresar del club silencio?...
    Esta es mi visión personal del film.
    para mi, uno de los dramas más acertados de los últimos 20 años junto a las horas.
    Y esa sensación de vacío al oír la última palabra del film me dejó petrificado.
    Silencio...

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  7. Lynch es un maestro, gran película la que ha creado, en todo su esplandor. Creo que ha sido la mejor que he visto de él. Es un concepto diferente al que estamos acostumbrados pero no por eso deja de ser buena. La actuación de Justin Theroux me ha parecido a la altura de Lynch y su trama, actualmente el actor está en The Leflovers una serie de HBO que tiene un trama genial, nuevo y diferente.

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Como no me copies te pego

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