domingo, 28 de diciembre de 2014

Letrineros buscando antepasados

Detalle de pintura
Parece que los letrineros le están cogiendo el gusto a esto del senderismo, el viernes 26 de diciembre y después de comer, a la puñetera hora de la siesta quedamos para ir a la sierra de Torremejía a ver las pinturas rupestres esquemáticas en esta ocasión contábamos con la ayuda logística de Diego Frías, ese loco apasionado de las montañas que rememoró sus aventuras en esta pequeña sierra del centro de Badajoz.

No contamos con la presencia de David, así que el grupo se formó con JL, Pedro, Adolfo, Diego y el menda; llegaríamos sobre las 15.30 al desvío de la sierra, pero Diego en su clásico estilo de "es por aquí", equivocó el camino, a pesar de que yo lo miré por el sigpac y sabía que era por otro lado..., así que a los 300 metros de coche, tuvimos que aparcar y ponernos a andar.

La primera zona es una reforestación de eucaliptus, así que poca chicha tenía en cuanto a lo medioambiental, pero como era llano, venía bien para calentar las piernas, aunque he de decir que hacía un extraño calor para la época del año en que estamos. Después pasamos a la zona auténtica de sierra con un poco de dehesa en el lado de la solana y por allí nos salió una pareja de águilas reales adultas.

Pinturas esquemáticas
La charla era amena, y las plantas empezaron a salir al camino, allí los olores de las jaras, tomillos, cantuesos hacían muy agradable el paseo, también vimos sorprendentes lentiscos, torviscos, madroños... Así que los letrineros avanzaban en todos los sentidos, ya que aumentaban los conocimientos de botánica y progresábamos en busca de las pinturas.

Hubo un momento en el que debíamos de desviarnos, y lo hicimos antes de tiempo (hacía varios años que no íbamos a este lugar), por lo que Diego y yo tuvimos que ir limpiando un poco el camino de jaras secas para que nuestros compañeros no tuviesen más dificultades de la cuenta. Las jaras a veces cerraban por completo la senda y eso me hizo despojarme de toda la ropa por que el calor era asfixiante. El tramo no era muy largo en línea recta, pero con tanto arbusto mediterráneo de por medio, se hace tremendamente largo. Pero por fin pudimos llegar al abrigo de la roca donde estaban las pinturas rupestres, pero, por desgracia un tal Nito, le ha dado su toque personal, y en ciertos lugares ha dejado pequeños escritos. Tal vez si desde la Junta de Extremadura supiesen que hay muchas pinturas de hace miles de años en esta sierra, se protegerían de actos vandálicos como este, pero no parece haber mucho interés por proteger las artes pictóricas de nuestros antepasados.

Ocaso en la sierra de Torremejía
Allí al lado de las pinturas y filosofando sobre ellas, vimos como el sol iba cayendo, con la ilusión de ver tal vez un mítico rayo verde, no fue el caso, pero el ocaso nuevamente fue alucinante, y es lo bonito de vivir en un llano como la comarca de Tierra de Barros, donde se ven unos atardeceres que no envidian a ninguno en cualquier lugar del mundo.

1 comentario:

Como no me copies te pego

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