Este domingo fuimos Daniel Prunescu y este cronista a Moraleja a disputar ese torneo que ya lleva 24 años disputándose y yo todavía no tuve la oportunidad de jugarlo.
Nos levantamos temprano, quedamos para desayunar unos churros y un café, preparamos un poco el coche para hacer el viaje de forma cómoda y nos pusimos en marcha. Tuvimos un despiste y es que no tomamos referencia del nombre de la sala de juego, así que 5 minutos antes de llegar a Moraleja, el amigo buendía (Germán para los amigos) me llamó y me dijo: ¡El hotel el Volante!
Allí estaban la mayoría de los jugadores apuntados y donde destacaban muchos jugadores del Santa Isabel, del Peón-Aislado, del Ateneo de Cáceres, de La Galería y el Magic, y de la cercana Coria que hace tiempo que no tiene equipo, pero sí aficionados al ajedrez.
La 1ª ronda nos tocaron a Daniel y a mi dos chavalines que apenas nos sirvieron para calentar nuestras neuronas. Sí hubo sorpresas, la derrota de Eduardo Escobar y las tablas de Alberto Cerezo frente a Alejandro Fernández.
En la 2ª ronda Daniel pasó el corte y le tocó uno relativamente sencillo, y venció. A mi me tocó en suerte Chema García, fue una partida curiosa en la que perdí un peón pero encontré una buena situación para mi caballo y subí una torre a 7ª, pero pifié al mover esa torre en vez de la que tenía en mi terreno y que posiblemente me hubiese dado algunas opciones de luchar por las tablas.
Daniel en la 3ª partida venció a Benjamín García, un resultado realmente meritorio, y que ponía a mi compañero en una situación envidiable, sin duda fue su mejor partida del torneo. Yo tuve "suerte" de nuevo y me tocó el jugador del Peón Aislado: Quique Gallardo. No recuerdo haberle ganado nunca, sí he empatado en varias ocasiones con él. Me dejó entrar en la defensa Benoni, y estaba contento, pues jugaba al toque, invertía menos tiempo que él y en estas partidas de media hora, ese factor es importante. Hasta que hice un Ab7 horripilante que él me refutó en el tablero; ahí tuvo la partida Quique, pero no terminó de encauzarla y un sacrificio en f7 que se veía a la legua, él lo obvió. Así que fui remontando y en el sprint final se dejó dar un doble de caballo realmente estúpido. Aún así, ya tenía yo un sano peón de ventaja, pero no sé si me valía para ganar.
¿Aún no te has aburrido lo suficiente?...