Los que vivimos en Almendralejo y nos desplazamos varias veces al año a Mérida solemos cruzar esta pequeña sierra, situada a medio camino entre ambas poblaciones, sin apenas reparar en la riqueza de su vida natural (o tal vez debería hablar en pasado...), limitándonos únicamente a ir directos a nuestros destinos específicos. Sin embargo, alguien que sienta un poco de interés por la naturaleza extremeña se dará cuenta enseguida de que allí hay algo especial, de que el semi-abandono en el que ha permanecido durante décadas le ha valido para mantenerse prácticamente intacta. A ello ha contribuido también su poca altitud, que no llama la atención de los aventureros escaladores y el hecho de que los naturalistas suelan preferir sitios más ocultos, donde no pase una carretera nacional, hoy autovía, que pueda dificultar la aparición de animales.
Lo sorprendente es que hasta 1996 se tenía constancia de la presencia de una familia de Linces ibéricos en esa sierra; de que Jabalíes, Ginetas, Zorros, Conejos, Liebres y gran cantidad de mamíferos pululaban por allí. No es menos interesante la cantidad de rapaces diurnas y nocturnas que trasiegan el lugar: águilas reales, águilas perdiceras y hasta águilas imperiales jóvenes pueden observarse con frecuencia. Búhos reales, mochuelos y autillos suenan todas las noches, y en cada primavera suele nidificar una pareja de alimoches. Los buitres negros y leonados no nidifican, pero sí que tienen este lugar como descansadero y se suelen ver de forma habitual. La flora es la típica de las serranías extremeñas, encinas, alcornoques, madroños, enebros, lentiscos, y multitud de plantas del matorral mediterráneo. Sólo por esa flora y fauna ya cabría preguntarse ¿qué figura de protección tiene ese lugar paradisiaco? Lamentablemente ninguna.
Es cierto que hasta el 96, más o menos, los militares solían hacer maniobras un par de veces al año, lo que venía a significar que aquellos terrenos eran de su propiedad y por tanto poca gente se arriesgaba a entrar, o si se atrevían, lo hacían siempre con mucho cuidado de no ser descubiertos. Ese miedo se reveló como una forma eficaz de proteger el paraje, tal vez no la ideal, pero en este caso sí que fue muy efectiva. No recuerdo en qué año, los terrenos se vendieron y la Junta de Extremadura y su Consejería de Medio Ambiente no anduvieron muy espabiladas o acaso tendrían que hacer caja, ya que enfrente mismo de donde anida el águila perdicera (especie en regresión y protegida por las leyes) fueron a ubicar una Bodega, quitando para ello un montón de encinas y plantando unos bonitos viñedos con espalderas. No era suficiente tamaña agresión, que la misma Consejería de Medio Ambiente puso unos metros más adentro un Centro de tratamiento de residuos sólidos urbanos (anda que no habrá lugares degradados o con poco interés para ubicar ese centro). Para eso era necesario también hacer una carretera desde la autovía al centro RSU, que llevara camiones de la basura de Mérida, Almendralejo y otras localidades de menor entidad, lo que se tradujo en más agresiones todavía al lugar.
Después nos preguntamos por qué desaparecen en Extremadura ciertas especies protegidas. Recuerdo haber mirado un mapa de Extremadura del año 1989 con las poblaciones de Lince ibérico, y bueno, veía como estaban Monfragüe, Sierra de Gata, Las Hurdes, Las Villuercas, Sierra de San Pedro, Las sierras centrales de Badajoz (o sea, Hornachos y otras más pequeñas) y la reserva de caza del Cíjara. Hoy, si vuelves a mirar el mapa, puedes comprobar que está completamente vacío. Por lo visto la especie ha desaparecido de Extremadura en apenas dos décadas, y ésto no es alarmismo, es la cruda realidad.
Ahora que en el blog se habla tanto de economía, siempre me he preguntado qué tipo de propuesta queremos para nuestra región, ¿queremos ser industriales? o ¿queremos vender nuestro turismo ecológico? Nos debemos de decidir ya, porque si seguimos navegando entre dos aguas puede que acabemos ahogándonos. Si hacemos lo primero, ya deberían de estar hechas la Refinería, las Térmicas y cualquier tipo de industria contaminante que nos pongan y sin llorar. Es cierto, nadie lo niega, va a generar empleo, y la densidad de parados por lo tanto bajará, también necesitaremos más médicos, pero no importa, en pos del progreso y de nuestra salud económica cualquier sacrificio es poco. Los paisajes se verán tiznados, lloverá menos y sin embargo la lluvia ácida será común; el cielo azul, del que tanto disfrutamos, se verá tras una nube negra continua desde las chimeneas de las industrias... El panorama, creo que no es muy alentador.
Si apostamos por lo segundo, debemos de olvidarnos de zarandajas y tirar para adelante con lo que tenemos, con lo que somos y de la manera en la que disfrutamos de algo que es envidia de toda Europa. El eco-turismo europeo vendría en tropel a ver la flora y fauna extremeña, sus paisajes y sus gentes, su arquitectura tradicional (la que aun resiste en las poblaciones) los restos arqueológicos, y miles de cosas más que me dejo en el tintero. Todavía podemos reaccionar y cambiar el triste destino que nos aguarda... Esta sería una apuesta de la que sentirnos orgullosos, porque además es una iniciativa original. Y quizás, quién sabe, el Lince ibérico vuelva a poblar las serranías extremeñas, incluida la modesta Sierra de la Grajera, ubicada entre los términos de Calamonte, Arroyo de San Serván y Torremejía. La próxima vez que pasen a su lado, piensen en ella, tal vez paren y la observen con otros ojos. Ojalá, porque así este escrito habrá valido para algo.
Muy buena la entrada, Paco.Pero pienso que no hace falta el turismo para dar valor a la naturaleza, que lo tiene de por si y hay que protegerla sin mirar en intereses, solo porque es lo correcto.¿No te parece?.
ResponderEliminarCon todos nuestros inconvenientes, creo que la calidad de vida de Extremadura es superior a la de cualquier urbe hipersupermegaindustrializada. Es cierto que nos faltan cosas, que si se quiere hacer "carrera" no nos queda más remedio que salir fuera, pero me parece que los beneficios compensan sobradamente. O por los pelos, si se quiere, pero compensan.
ResponderEliminarEstupenda entrada. Y te lo dice alguien que no está especialmente sensibilizado con estos temas.
enhorabuena por tu blog y por esta entrada. Hace poco pasé por primera vez por esta carretera, y coincido contigo, "huelen" a bicho... se me iban los ojos cuando me cruzé con esta y otras pequeñas serrezuelas olvidadas. Qué tristeza, qué rabia ver en foto aérea las agresiones que comentas. Es deprimente y desesperante ver cómo se siguen destrozando lugares incomparables, que podrían generar muchos ingresos con ese turismo responsable y equilibrado del que hablas. Podríamos ser un paraíso, una Tanzania en Europa, con espacios protegidos rebosantes de fauna y rentables con el turismo, y tenemos un país y unas autonomías de mierda gobernadas por subnormales caraduras que no ven más allá de sus narices y de sus bolsillos.
ResponderEliminarYa desde el 96 no he visto un lugar tan plagado de latas de todo tipo como en esa sierra, la impresión que me causó ver miles de latas esparcidas por los márgenes de la sierra fue de lo más decpcionante, todavía pienso de vez en cuando en aquella imagen desoladora, pero mi paso por alguna asociación acologista me defraudó todavía más...
ResponderEliminarTodavía dudo de los beneficios de una refinería, sé también que no es tan perjudicial como nos la ponen, y creo que si hay que agredir el medio ambiente de alguna manera tiene que ser mínima y tan solo para obtener un gran bien colectivo, así que estoy de acuerdo contigo con cosas como el horror que representa la bodega esa que dices.¡Por Dios,si parece el Chateau de un narcotraficante!
ResponderEliminarClaro que sí, amigo Antonio, la naturaleza es un valor por si mismo, pero de lo que se trata es de buscar una alternativa económica, teniendo como protagonista a la naturaleza extremeña.
ResponderEliminarGracias a Alan Moore y al Anónimo por la enhorabuena, ya hace tiempo que quería escribir de cosas de nuestra comarca y que no fuese una de mis aventuras/desventuras, y si consideráis que me ha salido bien, estoy mas feliz por ello.
Sé David, que le tienes un odio patológico al Chateau que linda con la autovía, pero a mi me puede mas los "olores" que llegan del R.S.U. no es de extrañar que los animales se vayan de allí, aunque tengas excedentes de comida humana. No creo que compense una cosa a la otra. Qué lastima y encima dirán que es todo muy verde y ecológico, y lo peor, que la gente se lo crea.
Jesús, lo de los ecologistas de Almendralejo es muy lamentable, solo hay que ver como Pepe "el de los pajaritos" explota a los voluntarios que llegan de Europa. Habla con ellos, verás la de cosas que salen de su boca después de estar el año con semejante personaje.
Saludos,
Yo estuve haciendo la prestación social allí y sé de lo que hablo.
ResponderEliminarQue cosas..., y yo que la hice en la cruz roja..., y no me puedo quejar, porque aprendí un montón de cosas y ayudé a gente, o sea la experiencia me valió para algo.
ResponderEliminarPero también para dominar el billar americano, el tenis de mesa, e infinidad de juegos de cartas. Como al ajedrez no tenía rival, pues me pase a las damas, pero también me aburrí. De cualquier manera, hice bastante mas que Juanlu que es la deshonra de la famila de Letrinas, en todos los ámbitos...
Por aquella época (por no desviarme del tema) era muy común que la gente fuese al campo los domingos a hacer la barbacoa y tomarse las cervezas y los vinos, pero era a la entrada de la sierra, en cuanto profundizas unos km's no atisbas nada de esa basura, hasta hace unos años, que nos la han inundado de ella.
Genial entrada. A tiro de piedra tenemos maravillas que descubrir aún ( o yo me incluyo al menos ). La Sierra de Arroyo ya me la voy conociendo y quiero ampliar a esa Sierra por que esconde bastantes historias antiguas.
ResponderEliminarDesde luego que sí Roberto, tiene unos bosquecillos en la umbría que son alucinantes, con una humedad sorprendente.
EliminarLas pinturas rupestres son merecedoras de ser protegidas, y no hay mejor lugar en nuestra comarca, que ponerse en lo alto de la sierra, mirar hacia Almendralejo y ver el ocaso del día.