El jueves 10 de noviembre se nos fue Ángel García Cintas, nuestro amigo, compañero en el programa de radio La Casa del Mundo.
Como todo en esta vida, fue una casualidad haber conocido a Ángel. Lo llevó a la sede de la Fundación Ruy López su amigo Juan García Salazar, allí le daba unas pequeñas clases de informática a Juan, y como Ángel quería aprender a usar el ordenador y curiosear por internet, pues también se inscribió a las clases.
En una de esas clases, Ángel, provocado por Juan, se puso a cantar, y me flipó que alguien tan delgaíno tuviera tanto aguante, y lo colorao que se me ponía. Pero no destacaba tanto en el cante, como en los conocimientos de flamenco que tenía, a mí me abrió un mundo nuevo que apenas conocía. Ángel, como su compañero Miguel Castillo, apenas pisaron la escuela, ya que había mucha necesidad y tenían que salir a trabajar para ayudar a la familia.
Eso, claramente se notaba a la hora de expresarse, él tenía muchísima información, pero necesitaba de la ayuda de Pedro Arroyo y Joaquín Macías para no dispersarse, por que podía empezar a hablar de Juan Breva y terminar por El Pericón de Cadiz o los cantes de ida y vuelta, o los jaleos extremeños y uno no sabía cual era la idea final que quería expresar. Pero fue aprendiendo con las temporadas de radio, a ser más breve y más concreto.
Después del programa, nos íbamos a tomar una cerveza los que habíamos participado de una manera u otra en el programa, y era un momento de diversión, de reirnos de nuestros fallos, y también de lo que estábamos consiguiendo, que se hablase de Flamenco en un programa de radio a nivel local y eso a él le satisfacía mucho y le subía mucho el ánimo ya que estábamos hablando de unos años en los que había una gran crisis en el mundo de la construcción, así que la radio le servía de distracción y con el pase de los programas, fue mostrándonos una variedad de cantes y estilos que para un neófito como yo, era increíble, qué diversidad había y eso que sólamente era una exquisita selección de temas.
Creo que uno de los momentos más fantásticos de Ángel es cuando en las entrevista que le hacemos a Martirio, él le recomienda unos Romances del Perú, tal y como iba la conversación con los cantes de Ida y vuelta. Ni él ni Miguel se podían creer que podían estar hablando con tan fantástica artista.
Al final, el programa se terminó, y el contacto fue más esporádico, supe que se centró en crear una peña flamenca en Almendralejo: iba casa a casa convenciendo a la gente que él conocía que le gustaba el flamenco para que se hiciesen socios, y con constancia, lo consiguió, también le cedieron un local y allí él se iba a cantar con sus compañeros y disfrutar del cante. Creo que fueron buenos años para Ángel.
La pandemia le cogió como a todos, un poco a pie cambiado, de casualidad, le vi un día cerca del Estadio de fútbol, curioso que no me reconociese, el caso es que iba pensando en lo suyo, pero enseguida me pidió disculpas por el despiste y estuvimos un buen rato de charla, curiosamente no sobre flamenco, ya que en ese tiempo de pandemia, se había interesado por la Historia, ahora manejaba muy bien las búsquedas por internet, me alegré mucho por él, por que no se quedó encasquillado en una cosa, sino que fue investigando y siendo cada vez más curioso. Lo que no estudió de niño, lo estaba haciendo de mayor y por puro placer.
Un hombre sencillo, que adoraba la cultura y el saber; humilde, pero también orgulloso de lo que estaba consiguiendo estos últimos años. Él nos daba las gracias por haberle dado la oportunidad de hacerse oír por la radio, de haber aprendido tantas cosas con nosotros, y yo se las devolvía por que él también me ayudó en otras tareas y momentos puntuales. Las buenas personas no nos pasamos facturas, simplemente nos ayudamos cuando nos hacía falta, una llamada por teléfono y estaba en su casa al ratito, y él lo mismo.
Le echaremos de menos, aunque al menos podremos ver algunos vídeos suyos cantando en las redes sociales, o buscando en iVoox los programas de radio de la casa del mundo, de las temporadas 2010 al 2013.
Gracias, Ángel...
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