Portilla Crampón |
A los ya habituales: Juan, Diego, Roberto, Juanfran y Míkel, se nos ha unido Luis, (buen amigo) y Mateusz, (antiguo conocido pornosequé...), mas el menda lerenda, ya éramos ocho.
Luis, Juan y yo fuímos en un coche, en el otro los más jóvenes; Juan nos dió un pequeño sustillo, una pitada del coche de atrás y a seguir el camino para contar una anécdota en el futuro. Mientrás Diego tendría que recoger a Roberto en Arenas de San Pedro. Llegamos al camping de Hoyos del Espino y allí almorzamos, también se nos unieron unos arrendajos, que venían a que les diésemos algo de comer.
Los montañeros |
Fuímos a la Plataforma finalmente, y allí llegaron Diego y Roberto e hicimos las presentaciones de los que no se conocían todavía. Nos pusimos las mochilas y a llevar nuestra pesada carga hasta Laguna Grande, como salimos a las 17.45 estábamos un poco justo para llegar con luz al sitio donde queríamos acampar. La primera subida, siempre cuesta un poquito, Juan y yo fuímos de menos a mas e íbamos recogiendo a los rezagados, Luis, Roberto... Recuperamos fuerzas con el agua fresca de una fuente e iniciamos el descenso a la laguna. Son 200 metros de desnivel, que después hay que volver a subir.
Un alto en el camino, mientras recuerdo el viaje, me pongo de fondo a Miles Davis y John Coltrane, en el Teatro Olimpia de París, 1960. Una delicia.
Había un poco de luz, cada uno de nosotros fue buscando un sitio, donde protegerse del viento, y que no tuviese mucha caída. A mí me tocó en suerte estar al lado de Diego. Para cenar nos pusimos juntos para hacer una pequeña reunión de amigos y saber como iba la experiencia para los nuevos; Mateusz y Luis.
Una de las cosas mas llamativas en la montaña, es que cuando se hace de noche, lo mejor y más práctico es echarte en el saco de dormir, y desde allí ponerte a hablar, u oir la naturaleza. Cuando te tiras tanto tiempo sin ver a los compañeros (un año justo), siempre hay cosas de las que hablar. La primera noche siempre es incómoda, no estás habituado, pasas frío, y por otro lado están las constelaciones, ahí arriba, pidiendo que las desentrañes, y si encima Diego, se pone a hablarte de Mitología, entonces ya flipas y sin alucinógenos. Cignus, Casiopea, Áquila, Lacerta, la Estrella Polar, mas tarde las Pleyades, Tauro, Géminis y la espectacular Orión, y para rematar la faena Sirius, una de las estrellas mas brillantes del firmamento.
Laguna grande, la niebla acechando |
Así, se fue pasando la noche y la mañana ya estaba allí, con los mirlos acuáticos zambulliéndose en el agua desde 1ª hora, cerca los colirrojos tizones, y los tan abundantes acentores comunes. Un pequeño desayuno tomé, los otros lo hicieron más abundante, y después de dejar la mochilacas cerca del Refugio Elola, nos pusimos a la tarea de la ascensión al Pico Almanzor.
Teníamos la intención de coger la portilla Bermeja, que nos deja más bajo, y desde allí ir a la portilla del Crampón, pero no sé porqué, acabamos arrastrados por lo que hacía toda la gente, que era tomar directamente hacia la derecha y ascender la durísima portilla del Crampón. La primera parte de la ascensión era demasiado fácil, ya en la 2ª parte empezaron a aparecer unas enormes moles de piedra que había que trepar con las cuatro extremidades. Y finalmente la portilla del Crampón, que cada tres pasos superabas un metro de desnivel.
El grupo de ocho se fue disgregando, y cada uno fue a su ritmo, Diego el primero, Juanfran iba detrás de él, Míkel y yo después, Roberto y Juan más atrás, para terminar Luis y Mateusz.
Juanfran paró en un lugar, allí tomé agua y unos frutos secos que me dieron mucha fuerza y ánimos para seguir, por que lo estaba pasando mal... Míkel me marcaba el ritmo, y poco a poco seguíamos ascendiendo. A esa hora ya había grupos numerosos que hacían el descenso, y nos cruzábamos con ellos. Nos daban más ánimos, (la verdad que el compañerismo que hay en la montaña, no se ve en muchos sitios...) y poco a poco se veía que la portilla se iba estrechando. El efecto de los frutos secos se me iba pasando, ya estaba casi arriba de la portilla, pero en un grupo de tres montañeros, me preguntaron que como iba, le dije que regular, entonces me comentaron que todavía quedaba una parte muy dura, y que no tenía que demostrar nada a nadie, y que tomase una decisión... El consejo me vino bien, descansé un poco, y le comenté a Míkel que siguiese él hacia arriba.
Al llegar Juanfran, le pedí mi botella de agua, (no llevaba mochila) y le dije que empezaba poco a poco el descenso. Que no estaba seguro al 100% de mis fuerzas y me quedaba un largo trayecto de vuelta. Roberto habló conmigo y otros montañeros me decían, ¡si estás a 10` del Almanzor! Pero ya había tomado una decisión.
Los cinco cumbreros |
Diego ya hacía tiempo que había hecho cumbre, bajó y en ese momento llegaron Míkel, Juanfran y Roberto, por lo que Diego ayudó a los amigos a hacer la parte de la canal que es más técnica, después llegó Juan, que ya había hecho esta ascensión en el año 1987. He de decir que no me asustaba tanto el ascenso, como el descenso, donde ya tuve la desgracia de romperme el radio en una caída, así que como eso no paraba de darme vueltas a la cabeza, el descenso me lo tomé con una calma extrema, pero finalmente llegué abajo sin percance, ni susto alguno, ni yo, ni ninguno de mis compañeros de aventuras.
Luis bajando Portilla Crampón |
Ya acabando el descenso me encontré con Mateusz y Luis, que tampoco hicieron cumbre, pero tanto el uno como el otro estaban contentos de hasta donde habían llegado, a pesar de su inexperiencia en la alta montaña y ya les digo yo, que llegar a 2400 msnm, es mucha altitud, mi enhorabuena por ello.
Juanfran hizo un descenso rapidísimo, y llegamos los dos juntos al refugio, para poner las mochilas en un lugar con sombra y ponernos a comer para recuperar fuerzas, una hora más tarde llegaron Juan y Roberto, ellos no sabían que había pasado con Diego y Míkel, media hora más tarde llegaron, por lo visto, Diego decidió darse un baño en el charco Esmeralda, (mi experiencia allí data del año 1995, todavía había neveros en Agosto en aquél año, ¡y el agua estaba heladísima!), y después ya nos reunimos todos al lado del refugio.
Algunos queríamos dormir una siesta, pero los nervios y la emoción del ascenso al Almanzor, hizo que el silencio fuera imposible, así que decidimos algunos ir a tomar un café decente al Refugio, allí coincidimos con un montañero, (Enrique) con el que todos paramos en algún momento a hablar en el ascenso. Muy buena persona, que nos comentó que bajó por la Portilla de los Machos, con unos precipicios, que hacen honor a su nombre...
Ya solo nos quedaba buscar un lugar donde hubiese esta noche un poco de tranquilidad, por que al lado de Laguna Grande, se iban a quedar un montón de chavales, boys scouts, y la noche prometía ser muy larga. Preferimos ir a un lugar, donde la vista panorámica es mucho mayor, para ver estrellas es genial, pero al estar mas abierta, siempre hace más aire. Pero por la experiencia en años anteriores, sabemos que el viento siempre para en algún momento. Y así a las 22.30 horas, ya no quedaba ni rastro de ello. Lo malo, es que las temperaturas empezaron a bajar y nos cayó una helada tremenda, posiblemente por debajo de 0º, las mochilas amanecieron con escarcha, las botellas de agua medio congeladas.
Mateusz, Míkel y Juanfran |
Aunque nos despertamos a las 8.00 h, preferimos esperar a ver si llegaba el sol a calentar y templar nuestros cuerpos. Un detalle importante, es que el suelo estaba con hierba mullida, muy bien, gracias a las lluvias durante la semana, y los arroyos llevaban todos agua transparente.
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