Una vez más, "er Deivid", "er JL", "er Alan" y este guía cronista salimos al campo a hacer una ruta por los campos extremeños, en esta ocasión nos fuímos a la localidad fornacense, dónde íbamos a hacer una rutita suave para que estos mendrugos no se rajen el próximo año.
Y digo, que hacía un frío de narices, la temperatura estaba en negativo y el menda esperando puntualmente a que me recogiesen, con la nariz helada... Paramos a echar un poco de combustible y de allí nos fuímos a Ribera del Fresno, por que según la leyenda urbana de Deivid, ponían unos desayunos cojonudos, pero es lo que ocurre con las leyendas, que al final son cuentos que uno se cree o no, pero cuando entramos en el bar y estaban todavía 4 viejos tomándose cubalibres, en fin, no le dimos al Deivid con el taburete por que alguien nos tenía que traer de vuelta. Allí nos pusieron 4 medios molletes y en plan self service a prepararnos la tostá, menos mal que el café estaba cojonudo, pero tiene pinta de que eso fue una casualidad... Y como fue un desayuno un poco cutre, y para desquitarse se puso a buscar a la churrera de Ribera, que no tienen tanta fama como las turroneras de Castuera, pero nos quedamos con las ganas también.
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Seguimos nuestra ascensión por dentro de un alcornocal, la senda se estrechó debido a la vegetación típica de estos montes, donde JL se quejaba de que se mojaba, ya que el resencio de la mañana había dejado humedecido el terreno, por lo visto también era culpable de eso yo, y es que acostumbrados a andar por avenidas, y calles bien asfaltadas, entiendo que el cambio es demasiado radical para esos pies aburguesados.. Llegamos a un rellano donde "er Deivid" sacó un té verde, pero no trajo bollas... Ahí descansamos en un lugar perfecto. Estábamos rodeados de setas, pero no eran muy fiables.
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Como el ritmo era lento para mis piernas, propuse la ascensión a las ruinas del castillo, me eché incluso una carrerita para que subiesen mis pulsaciones, y desde allí disfruté de una gran vista del horizonte, la pena es que la niebla cubriese todo el llano. 10 minutos después llegaron mis compañeros jezando, ay, ay... jeje.
Después de las fotos de rigor iniciamos el descenso y visitamos la fuente de los cristianos que tiene un agua exquisita, allí tomamos el bocadillo y regresamos al pueblo por la carretera de Palomas, donde notamos la espesura de la niebla. Para no irnos así a palo seco, nos fuímos a un bar y después de las cervezas pasamos a tomarnos unos Carlos Plaza joven, y que cada vez están mejor, eso sí, Carlos hace unos vinos de p... madre, pero yo sigo jugando mejor al ajedrez que él..., y que Adolfo, por supuesto.
Bueno, eso de que juegas al ajedrez por supuesto mejor que yo habrá que verlo. Con buen vino, que no te quitaré en esto la razón.
ResponderEliminarEspero que para navidades hagáis otra ruta; me apunto, fijo.
La crónica me ha gustado una 'jartá'.
Vaya,vaya,un tipo curtido como usted quejandose de tener que untar una tostada,al menos veo que echasteis de menos un cacho bizcocho casero,otra vez será,que todavía queda invierno.
ResponderEliminarTampoco fue manco el bar elegido al final,con esos torreznos calentitos....
¡Ah,y fuimos al campo a andar,que se me olvidaba!
Yo es que para desayunar soy de tostá más que de mollete...
EliminarA ver, el día 26 vamos a ir Diego y yo a la sierra de Torremejías, quién mas se apunta.